426 euros
«…No tenía de donde recortar gastos porque, claro, a los políticos no podía reducirles sus prebendas y enchufes, eso no sería social; a los gais de no sé cuántos países tenía que continuar ayudándoles, ¿qué sería de los pobrecitos sin las ayudas de Zapatero?; a las vampíricas ongs que viven de la sopa boba (o no tan boba) de las subvenciones estatales…»