Calificar a este Gobierno que nos desgobierna de ineficaz, torpe y mentiroso, sin que tales epítetos pierdan un ápice de verdad, no pasa de ser reacción de impotencia personal chocando contra el muro de insensibilidad social y política de quienes lo sustentan.

De entre sus múltiples torticeros, falsos e hipócritas slogans con que nos ha vendido su ineptitud a lo largo de seis años, el más sobresaliente ha sido “LO SOCIAL”, sus políticas siempre serían de un profundo contenido social. Pues toma jarabe “social”: a los que están al borde del precipicio de la miseria, seiscientas mil personas según CCOO, que percibían 426 euros por parados de larga duración, a partir de febrero 2011, los va a enviar de la miseria a la desesperación. Deprimente.

No tenía de donde recortar gastos porque, claro, a los políticos no podía reducirles sus prebendas y enchufes, eso no sería social; a los gais de no sé cuántos países tenía que continuar ayudándoles, ¿qué sería de los pobrecitos sin las ayudas de Zapatero?; a las vampíricas ongs que viven de la sopa boba (o no tan boba) de las subvenciones estatales, no se les podía dejar sin sustento, tampoco sería social;… por no ser cansinos: cuando uno lee todas las subvenciones; que son algunos miles de millones de euros derrochados por todo el mundo; con objetivos más que secundarios innecesarios, que suman bastante más que supone la eliminación de este subsidio a los parados de larga duración… qué puede pensar uno, qué puede sentir ante tanta desfachatez, frivolidad, e insensibilidad social. No tenían suficiente con el millón de familias españolas que han condenado a la pura miseria que con la frialdad de los tiranos envían a la desesperación a seiscientos mil españoles más. Inhumano.

Claro, que siempre tendrán a mano para justificar su mentira e inmoralidad la burbuja inmobiliaria, el capitalismo salvaje, los bancos, Busch, Aznar… y la madre que les parió.

Recuerdo un artículo del socialista Vicent Brotóns en este medio calificando a los votantes del PP, “desde [su] honestidad ciudadana más absoluta” de “gentes sin hígado ni vergüenza” si después del caso Gürtel continuaban votándole. Si siguiéramos su consejo, ¿cómo tendríamos que calificar, desde la honestidad ciudadana más absoluta, me pregunto a la vista de estas conductas, a los votantes de los “paladines del progresismo” léase la izquierda que nos gobierna?