La conversión de José Luis

He tenido que recurrir a internet para tener una idea de qué es eso del “Desayuno Nacional de Oración”.  En síntesis es un acto religioso de políticos y capitalistas de alto copete, cristianos, que se celebra todos los años el primer jueves de febrero, que en nombre del Congreso de los Estados Unidos de América organiza la fundación cristiano-conservadora “La Familia”, (que los medios de comunicación no se arredran en calificar de integrista, radical, ultra, etc.) y al que asiste todo dios invitado –nunca mejor dicho- que se precie. Siempre hay dos very importants que son los que oran, el resto de los asistentes escuchan la oración, y amen, pero ha de gustarles lo que diga el orante que si no, mal asunto. Este año, los VIP serán Obama y Rodríguez Zapatero, ¿se lo imaginan dirigiendo la oración a tres mil o más fieles?, para que luego digan que Política no es el arte de cómo tragarse sapos sin que se te revuelva la conciencia. Yo estaré muy atento a la oración del diácono José Luis, quiero saber cómo elevará al Altísimo sus súplicas para que la familia cristiana que él tanto denosta continúe perseverándose, para que los Estados Unidos de América, símbolo mundial del capitalismo, sigan siendo el faro y el guía de nuestra Sociedad.

Esa izquierda anticristiana y antiamericana, tan boba y manipulable  que tanto abunda en España, que tan certeramente ha utilizado ZP a la hora del voto y que lo ha tenido como paladín de su trasnochado progresismo, ¿qué dirá?, ¿apretará sus dedos pulgar e índice situados  sobre  su ojo izquierdo en señal de identidad con su Jefe Ideológico hasta taparlo para no verlo?… o mejor cegarlo, ya que, para lo que les va a servir a partir del primer jueves del próximo febrero…

Al margen de ironías, porque no es que me parezca ni bien ni mal que nuestro presidente sea honrado con tales honores, lo que choca, lo que escandaliza es la incoherencia, personal e ideológica del individuo: del viva el ateísmo pasa a la devota oración; de salir corriendo de Iraq a duplicar nuestras tropas en Afganistán; de no saber qué significado tiene el término Nación y no rendir los honores protocolarios a la bandera USA, a rezar devotamente por la Nación Americana con la flor y nata del yankismo más tradicionalista; de negarse por razones ideológicas al pacto con Rajoy para aliviar el paro de los españoles a saltárselas por un plato de lentejas publicitarias.

Hasta Jesucristo tendrá que reconocer que su conversión de Pablo no es comparable con la de José Luis por San Obama. Resulta patético.

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