Ahora bien, este es un retrato simbolista, con objetos o imágenes que acompañan al retratado y aportan más información sobre el mismo. En el lado izquierdo de la composición vemos el Cid y la Cruz de Mollá. El por qué de ambos elementos es obvio para aquellos que conocieron al poeta.
A través de una neblina o tormenta aparece en la esquina superior izquierda el Cid, lugar importante para Francisco Mollá puesto que era un amante de la naturaleza desde su infancia. Para él, la montaña representaba un espacio de evasión, de soledad intimista donde encontrarse consigo mismo y con su Dios. Además, la atracción que despertaba en él este monte fue compartida por su amigo Poveda, cuyas cenizas descansan allí mismo.
Por otro lado, la cruz de término conocida como «de Mollá» está intrínsecamente ligada a la familia del poeta, pues como contaba él mismo en un articulo en El Carrer en junio de 1986, fue un familiar suyo quien pagó su primitiva construcción a finales del siglo XVIII en agradecimiento por haber recuperado una bolsa con monedas dejadas en una olivera que allí se encontraba por temor a que se la requisasen tropas francesas. Según algunos dibujos que hemos consultado, la que muestra Poveda en el retrato es la dibujada por Francisco Bernabeu y que servía de reproducción al artículo de Francisco Mollá (6).

«Al buen amigo y mejor poeta Francisco Mollá / G.P.L» es la dedicatoria y firma que se encuentra en la esquina inferior derecha. Desde luego, sabemos que la relación que sostuvieron ambos fue estrecha, pues Francisco Mollá escribió varios poemas a su amigo:
El pintor es el alma que en sí siente
ese real prodigio permanente
con todas sus constantes mutaciones…
De tanto penetrar en la Belleza,
le penetra… y sus manifestaciones
se confunden con él en su grandeza (7).
Todos los retratos nombrados se encuentran a día de hoy en la sede de la Fundación Cultural Poeta Francisco Mollá Montesinos. Sin embargo, el cuarto de los retratos que son propiedad municipal está en el salón de plenos del Ayuntamiento de Petrer.
Es un dibujo de 1996 a plumilla del burgalés Alberto Ibáñez Juanes, reconocido dibujante autodidacta. Ibáñez llegó a Petrer en 1952 y desde el primer momento sus ansias por convertirse en un buen pintor le indujeron a presentarse en el estudio del alicantino Gastón Castelló para aprender de su arte. Consiguió no sólo su objetivo inicial, sino también conocer a diversos artistas del panorama provincial y nacional.

Su gusto y facilidad por el dibujo, y más concretamente el dibujo humorístico, se ha visto recompensado con colaboraciones en La Codorniz, Blanco y Negro o La Estafeta Literaria, y en diarios como Información o La Verdad. Pero si bien es cierto que es bastante conocido por sus dibujos, también lo es que en sus pinturas ha adquirido un estilo colorista fácilmente reconocible, y éste es el mejor de los «piropos» para un artista.
El busto orlado del poeta que donó al Ayuntamiento parece una imitación de los antiguos retratos laudatorios del siglo XVII con el nombre del retratado debajo. Como amigo y admirador de la poesía de Paco Mollá, es posible que su intención fuese la de otorgarle un reconocimiento ilustre al representarlo de este modo como un homenaje póstumo.
Al igual que en el dibujo de Amparo Montesinos, se nos muestra aquí a un hombre feliz, de amplia sonrisa, que ha sabido superar las grandes penas de su existencia. Pero no sólo delata esa actitud la sonrisa, sino también unos pequeños ojos que expresan agradecimiento a pesar de todo.
Con líneas nerviosas pero decididas Ibáñez creó efectos lumínicos, los volúmenes del rostro y las huellas que el tiempo dejó en él. El pintor dejó aquí de lado a sus famosos personajes etéreos, estilizados y dulces para reconstruir una fisonomía fácilmente reconocible de su amigo, pero también su particular visión del espíritu de Francisco Mollá.

Existen más retratos del poeta petrerense, pero no se encuentran en posesión del Ayuntamiento de Petrer. Un caso singular es el de la reproducción fotográfica de un óleo de José María Requena que aquellos que hayan acudido a la Biblioteca Paco Mollá habrán podido observar en su vestíbulo. El original es de un propietario particular y la fotografía fue tomada por la fotógrafa Amparo Montesinos durante la exposición retrospectiva que se le realizó al pintor tras su fallecimiento.
Estos ejemplos y tantos otros que la historia del arte nos ha dejado, ayudan a afirmar que sin duda un buen retrato revela el carácter del retratado, se asoma a su alma y nos devuelve una imagen nítida de sus alegrías, penas, miedos… En el caso que nos ocupa, todos los mencionados nos hablan de un hombre humilde, afable, cercano, dolorido unas veces, feliz otras, pero siempre poeta.
NOTAS
(1) G. C. Aymar, The Art of Portrait Paintlng, Chilton Book Co., Filadelfia, 1967, p. 94.
(2) http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=retrato on line 01/06/2009.
(3) Francisco Mollá Montesinos, «No concibo la vida sin tu amor», en La región del silencio, p. 109-110, Fundación Cultural Poeta Francisco Mollá Montesinos, Petrer, 2002.
(4) José Ramón Martínez Maestre, «Amparo Montesinos Beltrán: entre luces y sombras», Festa 2001, Ayuntamiento de Petrer, Petrer, 2001.
(5) Según Amparo Montesinos puede que la amistad surgiese durante la afiliación de ambos a las Juventudes Socialistas.
(6) Son varias las reproducciones que se han hecho de la Cruz, en fechas distintas, por lo que presentan variaciones. No olvidemos que el monumento no es actualmente como lo fue en sus inicios.
(7) Poesía de Paco Mollá a Gabriel Poveda escrita en 1988 con el titulo «El sol genera lodos los colores».
BIBLIOGRAFÍA
AA.VV. (2004): Homenaje a Gabriel Poveda, catálogo exposición del 5 al 25 de marzo de 2004, Concejalía de Cultura, Ayuntamiento de Elda, Elda.
GarcIa Llobregat, E. (1974): «G. Poveda Leirbag», Alborada, n.° 20, Ayuntamiento de Elda, Elda.
Gómez Soria, R. (1991): «Alberto Ibáñez Juanes. Una sinfonía de color», Festa 1991, Ayuntamiento de Petrer, Petrer.
Ibáñez Juanes, A. (2003): Humor libre, CoI·Iecció Mosaic, n.» 8, Ayuntamiento de Petrer, Petrer.
Martínez López, M. J. (1995): «La creu de Molla», Festa, Ayuntamiento de Petrer, Petrer, pp. 54-60.
Martínez Maestre, J.R. (2001 ): «Amparo Montesinos Beltrán: entre luces y sombras». Festa, Ayuntamiento de Petrer, Petrer, pp. 152-167.
Mollá Montesinos, F. (1988): Canciones del camino, edición de Salvador Pavía Pavía, Ayuntamiento de Petrer, Petrer.
—La región del silencio (2002), selección, introducción y notas de José Ramón Martínez Maestre, Fundación Cultural Poeta Francisco Mollá Montesinos, Petrer, 2002.
Navarro Poveda, C. y Rico Navakro, M.’ C. (1991): «Alberto Ibáñez Juanes. Un artista tenaz», Festa. Ayuntamiento de Petrer, Petrer.
Pavía Pavía, S. (2002): «Paco Mollá. Nuevos documentos de estudio», Festa. Ayuntamiento de Petrer, Petrer, pp. 149-155.
Rico Navarro, M. C. (1990): «Gabriel Povetla Rico, el artista infatigable», Festa, Ayuntamiento de Petrer, Petrer.