La romanización de las tierras de Petrer

Villa Petraria

Los restos aparecidos hasta ahora de esta lujosa e importante villa han sido numerosos y significativos. Entre 1975 y 1990 han aparecido mosaicos, termas, acueducto, estancias, y un mausoleo, que junto al instrumentum domesticum evidencian la existencia, en la plaza del Ayuntamiento y alrededores, de una villa romana con edificios complejos y lujosos, con obras de envergadura que solamente una rica aristocrática familia podría costearse. Pasemos revista brevemente a los principales elementos aparecidos de la misma.

Mosaicos tardorromanos de Petraria.

Los dos mosaicos policromos, de pura decoración geométrica, hallados en la calle Constitución, a cincuenta metros del Ayuntamiento, son los restos más espectaculares del arte romano en Petrer, que aunque han originado una larga lista de citas o notas (7), no han tenido todavía un estudio profundo como se merecen. Uno de los mosaicos presenta un gran dibujo formado por octógonos entrelazados, constituidos por cuatro hexágonos que flanquean un cuadrado que queda como centro. Estas figuras presentaban en su interior otras iguales, pero más pequeñas lógicamente, y cambiando el color de la tesella. El mosaico estaba enmarcado por una cenefa de triángulos isósceles, y otra de trenza. Las líneas delimitadoras eran de tesellas negras, el fondo general de blancas, y las figuras eran amarillas o rojas. El otro mosaico se disponía junto al anterior, con iguales colores pero con un dibujo distinto, formado por círculos entrelazados, dividido cada uno en cuatro husos y un rombo de lados cóncavos en el centro.

Mosaicos tardorromanos de Petraria.

Estos pavimentos musivarios tienen una disposición y desarrollo muy particular, pues parecen girar creando un ángulo de unos ciento cincuenta grados, y el dibujo para adaptarse al giro alargaba progresivamente las figuras con algún ingenioso “arreglo» (8). Esta circunstancia hace pensar a L. Abad que estamos ante un magnífico ejemplo de cómo el operario romano tuvo que realizar, sobre la marcha, una readaptación del esquema compositivo para adaptarlo a una superficie poligonal, que parece tener más de cuatro lados(9), por eso se tuvieron que forzar los octógonos, componiendo unos con partes correspondientes a otros. Todo ello muestra, por tanto, la habilidad del operario, que ha tomado soluciones raramente utilizadas en el Imperio Romano, adaptando el mosaico a una estancia absidal, muy tardía, bajoimperial.

La cronología de estos mosaicos ha sido propuesta de forma muy imprecisa. J. Mª Soler dio preliminarmente una datación entre el s. I a. E. y el II d. E.(10); E. A. Llobreqat ha opinado indistintamente fechándolos entre últimos del s. II y mediados del III (11), s. II d. E.(12), siglo III d. E. (13), y últimamente, en una misma publicación, se decanta por el III y el lV (14); por su parte, L. Abad los data en fecha tardía, dentro del Bajo Imperio (15), en época severiana (16) , bien avanzado el s. II d. E (17). Nosotros, en el apartado que dedicamos al Petrer romano en nuestra tesis doctoral, planteamos que pueden ser mosaicos del s. IV, encontrándoles claros paralelos en otros idénticos de la villa de Daragoleja (Granada), junto al río Genil, fechada en los siglos IV y IV d. E. (18), lo cual sería coincidente con una de las dataciones propuestas por Llobregat.

Respecto al tipo de estructura al que pertenecían, puede ser una estancia absidada, poligonal, de una villa tardía (19), y que estaría junto a unas termas, de las que apareció su hipocaustrum (20), incluso serían los pavimentos del tepidarium de las mismas (21). Estos baños y sus pavimentos pudieron continuar en uso con los árabes, que copiaron sus decoraciones como se observa en algunas yeserías islámicas de Petrer, y se sabe que el clérigo erudito Montesinos, a mediados del siglo XVIII , todavía pudo ver restos de los mosaicos (22).

Restos de sillares horadados que formaban parte de un acueducto subterráneo, aparecido en el Alto de la Iglesia-Casa Ferreira, y relacionado con Villa Petraria.

Toda villa romana tiene unas grandes necesidades de agua, que se acrecientan si dispone de termas, como en el caso de Petraria. De aquí su ubicación cercana a la rambla de Puça, pero lo que es más importante, que dispusiera de una importante obra hidráulica, un acueducto romano subterráneo, que pudo continuarse en algunos puntos con un tramo aéreo, por tanto con arcos. Curiosamente nadie se ha referido a tan especial construcción, que nosotros sepamos, solamente conocemos una fotografía aparecida en el boletín municipal El Carrer, de enero de 1986, pero sin identificar lo que ilustra. La magnitud de este hallazgo es grande, pues son raros los acueductos de este tipo aparecidos, y todavía más escasos los publicados. Nosotros podemos plantear su mejor paralelo en otro idéntico al de Petrer, publicado por A. Balil y procedente de Cádiz (23). El acueducto está formado como éste, es decir, por grandes sillares paralelepípedos horadados, y machiembrados, de manera que formaban una tubería continua de gran resistencia a la presión del agua. Una obra de esta envergadura, obviamente, solamente la costearía una rica familia hispanorromana. Ella sería la misma que edificó un magnífico mausoleo familiar, con estancia especial para sus niños, que apareció recientemente hacia la parte este de la villa, y que ha sido excavado por el arqueólogo M. Benito (24), quien lo databa en los siglos II-IV d. E. Se trata de una construcción de paredes de adobe y techumbre de tejas planas (tegula) y curvas (imbrice), y en su interior han aparecido, junto a los restos humanos, gran cantidad de fragmentos de objetos cerámicos y huesos de animales, lo que delata que como era habitual entre los romanos, se realizaron allí los típicos banquetes funerarios, ritual en honor del difunto a inhumar. Este panteón debía ser parte principal de la necrópolis existente en ese lugar, y seguramente los relieves o fragmentos de sarcófago (25), recientemente aparecidos en las cercanías, en el solar del castillo de Petrer, puedan proceder de aquel lugar. Nos referimos a un par de fragmentos de piedra, donde se han labrado unos personajes togados, de los que solamente se han conservado sus partes inferiores, donde se observan unos pliegues en sus ropas que datarían la pieza en los siglos II y III d. E.

Restos de sillares horadados que formaban parte de un acueducto subterráneo, aparecido en el Alto de la Iglesia-Casa Ferreira, y relacionado con Villa Petraria.

La extensión de la villa no la sabemos exactamente, pero al menos ocuparía el espacio existente entre la Iglesia de S, Bartolomé, la Plaça del Derrocat y la de Dalt, y el colegio Miguel Amat.  Los principales restos aparecen en las calles de la Iglesia Mayor, Miguel Amat, Constitución y Cánovas del Castillo.

De la última se tenían noticias orales de la aparición antigua de columnas y arcos romanos (26), lo cierto es que recientemente se ha comprobado que también en esa calle hay restos de la villa, que además precisan su fecha fundacional. Las excavaciones de urgencia realizadas por C. Navarro (27) evidenciaron la presencia de muros asentados directamente sobre un estrato de arena estéril, por lo que serían los fundacionales. En los tres cortes abiertos (A, B, C) se pudieron asociar a esos muros un buen lote de materiales muy fragmentados: cerámicas comunes de cocina y almacenamiento, cazuelas, tapaderas, paredes finas, olpes pintados de tradición ibérica, ánforas Dressel 2-4, sigillata sugdálica, formas Drag. 24/25, 27, 29 y 37, sigillata hispánica Drag. 18, ARS tipos Clara A y C, Hayes 20, 23, 50 y 135, lucernas de volutas Dressel 14-15, tegulas, y restos óseos de fauna. Este conjunto sumado al hallado en los otros puntos de la villa : sigillatas, Claras A, C y D, cerámicas comunes, dolia, ánforas, vidrios , tejas planas y curvas, ladrillos, dos monedas inidentificables, una de Augusto, y otra de Constancio II, etc., nos permiten datar la villa entre el primer cuarto del s. I d. E. y el paso del IV al V. Ella pudo fundarse con el asentamiento de algún romano vinculado a Ello (El Monastil), y contaría con un cierto número de indígenas, iberos esclavos a su servicio, que eran la mano de obra y población predominante, y a los cuales pertenecerían objetos todavía ibéricos, como esas cerámicas aparecidas en las villas que hemos estudiado del Alto y Medio Vinalopo (28), y que han hecho suponer en ocasiones, en hallazgos del casco urbana actual de Petrer, que estábamoos ante asentamientos de la cultura ibérica (29), lo cual es hoy por hoy muy aventurado y, al menos con lo aparecido hasta ahora, sumamente insostenible.

Trabajos de excavación arqueológica del mausoleo romano de Petraria.

La aparición de ARS tipo Clara D en la explanada frente al castillo (30), podría interpretarse como que en la fase final de la villa, ss. IV-V d.E., debió estar defendida y controlada desde allí, constituyendo pues un típico asentamiento de altura en función del poblamiento preexistente.

La evidencia de un fuerte incendio en la zona de los mosaicos de la villa, donde aparece una clara capa de ceniza y tierra muy negras, el que aparezcan tesellas realmente “tostadas”, y parte del mosaico algo abombado o levantado, efectos del calor, nos plantea una posible causa de la destrucción de una parte de la villa, o de toda.

Con todo lo aquí expuesto queda evidenciada la importancia socioeconómica y artística  que Villa Petraria adquirió en el interior del Vinalopó, siendo en el valle medio la más rica villa romana junto con la de Las Agualejas (Elda).  Su relevancia fue tal que en su desarrollo histórico daría nombre a la población surgida en sus tierras, en el paso del mundo romano al árabe, y que ha llegado a nuestros días: PETRARIA- BITRIR-PETRER. Tal es la explicación del origen y evolución del topónimo, según mantuvo siempre E.A. Llobregat (31), del que todos han tomado la idea aclarativa del nombre Petrer y su origen romano, sin reconocerlo en muchas ocasiones.

NOTAS

1 A. M. Poveda Navarro. El poblado iberorromano de El Monastil (Elda). Introducción histórico-arqueológica. Alicante. 1988.

2 A. M, Poveda Navarro. “Transformación y Romanización del hábitat ibérico contestano de las Cuencas Alta y Media del Vinalopó (Alicante)». I Jomadas Internacionales de Arqueología Romana, Granollers, 1987,

3 G. Ponce Herrero. “Residuos de catastro romano en Sax». Investigaciones Geográficas, 1. Universidad de Alicante, 1983, pp. 199-208.

J. M. Paya Poveda. “Posibles orígenes romanos del catastro petrerense”. Festa, Petrer, 1990, s/f.

4 G. Ponce Herrero, “Posibles restos de la Via Augusta entre Sax y Petrel”. Moras y Cristianos, Sax, 1986, s/f.

5 H. Navarro. “Por caminos y veredas”. El Carrer, Petrer, abril 1991. pp. 13-15.

6. A. M. Poveda Navarro. “La creación de la Sede de Elo en la expansión toledana de finales del s, VI en el sudeste hispánico”. Congreso Intemacional del XIV Centenario del Concilio III de Toledo. Toledo, mayo

1989 (en prensa).

“La creación de la Sede Episcopal de Elo en la frontera visigodo-bizantina”. Jomadas Intemacionales la Sede de Elo. 1400 años de su fundación. Elda, abril 1991 (en prensa).

7 M. B.  “Arqueología”. Petrel. Petrel, 1975, s/f.

H. Navarro Villaplana. ”Un hallazgo para la historia de Petrel”, Petrel. 1975, s/f.

“Antecedentes romanos en la villa de Petrel”, Petrel, Petrel, 1976.

La fiesta de Moras y Cristianos de Petrel. Petrel, 1982, pp. 20-21.

Memoria de la gestión municipal. 1979- 1983. Petrel.

M. de Epalza-Mª Jesús Rubiera. “El mosaico romano de Petrel y la existencia de unos posibles baños árabes”. Moros y Cristianos, Petrel, 1984, s/f.

L. Abad Casal y otros. Historia de la Provincia de Alicante, II, Murcia, 1985, pp. 326-327.

L. Abad Casal. “De nuevo sobre los restos romanos de Petrel». Festa, Petrel, 1985, s/f.

L. Abad y otros. Historia del Arte Valenciano, 1. Valencia, 1986, p. 189.

H. Navarro Villaplana. “El mosaico», Festa, Petrel. 1988, s/f.

8 H. Navarro Villaplana. “Antecedentes romanos…”

9 L. Abad. “De nuevo sobre los restos…”

L. Abad y otros. Historia de la Provincia…, p. 326.

L. Abad y otros. Historia del Arte Valenciano. p. 189,

10 M. B. “Arqueología».

11. H. Navarro Villaplana. “Un hallazgo importante…”

12 E. A. Llobregat Conesa. Nuestra historia, II. Valencia, 1980, p. 133.

13 H. Navarro Villaplana. “Antecedentes romanos…”.

14 E. A. Llobregat Conesa. Història de l’Art al País Valencià, I. Valencia, 1986, pp. 55 y 67.

15 L Abad. “De nuevo sobre los restos…”

16 L Abad y otros. Historia de la Provincia…, p. 326.

17 L. Abad y otros. Historia del Arte…, p. 189.

18. A. M. Poveda. La Romanización y el Comercio de la Terra Sigillata de la provincia de Alicante durante el Alto Imperio.

Varios. Historia de España, III. España Visigoda. Ed. Espasa-Calpe. Madrid, 1940, p. 461, fig. 144.

19 L. Abad. “De nuevo sobre los restos…”.

L. Abad y otros. Historia del Arte…, p. 189.

20 H. Navarro. La Fiesta de moros…, p. 23.

21 M. de Epalza-Mª Jesús Rubiera. “El mosaico romano de Petrel…”.

22 H. Navarro Villaplana.  “El mosaico”.

23 A. Balil. “Cádiz. Sobre el acueducto romano”. A. Esp. A., 44, 1971, pp. 137-141.

24 Diario INFORMACIÓN de Alicante, días 7 y 17 de septiembre de 1990, pp. 17 y 14, respectivamente.

25 L. Abad Casal. “Arqueología romana del País Valenciano”, en Arqueología del País Valenciano: panorama y perspectivas. Universidad de Alicante, 1985, p. 367.

L. Abad y otros. Historia de la Provincia…, p. 314.

26 H. Navarro Villaplana. Antecedentes romanos…”

27 C. Navarro Poveda, “Excavación de urgencia realizada en la C/ Cánovas del Castillo de Petrer”, Moros y Cristianos, Petrer, 1986, s/f.

“C/ Cánovas del Castillo, 5. Petrer”, en Excavaciones arqueológicas de salvamento en la Comunidad Valenciana. 1984-1988. I. Intervenciones urbanas. Valencia, 1990, pp. 58-60.

28 A. M. Poveda Navarro. La Terra Sigillata de Elda. Memoria de Licenciatura, Universidad de Alicante. 1984. Inédita.

“Contribución a la economía de época romana en el Valle de Elda (Alicante). Las importaciones de terra sigillata”. Alborada, 31, Elda, 1985, pp. 85-92.

“La romanización del territorio de Villena (materiales para su estudio)”, en Ayudas a la Investigación. 1986-1987. III. Inst.° Juan Gil-Albert. Alicante, 1990, pp. 159-175.

29 C. Navarro Poveda,. “Restos de cultura material ibérica hallados en el casco urbano de la villa de Petrer”, Festa, Petrer, 1990, s/f.

30 H. Navarro Villaplana. La Fiesta de moros…, p. 25.

3 1 Afirmaciones de Llobregat recogidas en H. Navarro. “Un hallazgo importante…”. E.A. Llobregat. Nuestra Historia, p. 113.

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