Les dejamos el último párrafo del capítulo anterior para dar paso a un nuevo capítulo:
En total sumando los tres años de Marqueting en la Universidad (si lo consigo) serán cinco los años que habré de estudiar. No soy consciente en ese momento, de lo duros que van a ser esos cinco años, muy duros, mis horas de sueño van a quedar reducidas a cuatro por noche y solo en alguna ocasión y por agotamiento prolongo mi descanso una hora más. Si no fuera por el compromiso que he adquirido con mi jefe, en más de una ocasión estaré tentado de abandonar.
En el mes de diciembre de 1961 nace mi hija Eva en el British Bedford Hospital de Levallois-Perret. Se trata de un pequeño pero lujoso hospital ingles concertado con la Seguridad Social francesa. El trato que recibimos es impecable en todos los aspectos. Hasta me han permitido que entre a saludar a la famosa cantante inglesa Petula Clarck que acaba de dar a luz a una niña.
Como regalo por el nacimiento de mi hija, mi jefe me ha proporcionado un bonito piso de alquiler en un edificio de su propiedad por el simbólico precio de 1 franco al mes. Se trata de una planta baja con un amplio y bien cuidado jardín trasero del barrio de Vincennes a escasos metros del castillo del mismo nombre donde fue fusilada durante la 1ª guerra mundial la espía Matahari y a diez minutos caminando del extenso y bonito bosque de Vincennes. Es decir, que he pasado de la humilde habitación de un hotel a un piso con jardín algo inalcanzable para la mayoría de parisinos. En el primer piso del edificio habita junto a su segundo marido la madre de mi jefe, ambos son ya muy mayores, ella es muy reservada, él en cambio es un anciano extrovertido.
Con aquel buen hombre mantengo a menudo conversaciones, en realidad es él quien más habla contándome curiosas vivencias como aquella en la que fue fusilado por los alemanes en el mes de junio de 1944, cuando las tropas alemanas destruían todo lo que encontraban a su paso. Él y algunos compañeros más, todos pertenecientes a la resistencia fueron apresados y fusilados de inmediato. Fue cuando los habitantes del pequeño pueblo que habían salvado sus vidas decidieron dar sepultura al grupo de fusilados, cuando repararon en que uno de ellos daba señales de vida. Afortunadamente las tropas aliadas en su avance no tardaron en llegar y sus médicos lograron el milagro de salvarle la vida, me explica que fueron dos proyectiles que le alcanzaron aunque ninguno de ellos llegase a ser mortal.
Aquel admirable hombre falleció algunos años después de haberle yo conocido, se produjo en el año 1964, es decir que aún sobrevivió veinte años a su fusilamiento. De aquella persona guardo un buen recuerdo y los dos periódicos que me regaló, uno fechado el día del desembarco de Normandía y el otro anunciando el fin de la guerra.
A pesar del esfuerzo que requiere combinar trabajo y estudios y soportar alguna que otra noche los lloros de mi hija que me impiden dormir mis cuatro horas habituales, cada vez estoy más integrado en una ciudad donde me encuentro muy a gusto. Vivir en París es un privilegio.
Llevo cuatro años con los estudios y estoy en el segundo año de Marqueting con buenas notas. Es el año 1964 y nace mi segundo hijo al que ponemos de nombre Alain. Cada vez me siento más francés que español, en mi país todo fueron problemas y trabas y aquí todo son oportunidades, eso sí, absténganse los alérgicos al trabajo.
En junio de 1965 termino mis estudios con una nota global de 17.5 sobre 20, es decir, un magnífico resultado como me comentan mis profesores.
He subido de categoría profesional en la empresa de Mr. Moreau, el cual me confiesa sentirse orgulloso de mí y ello se nota con el aumento de mi salario.
Ahora viajo por toda Francia visitando clientes pero siempre acompañado de Pierrot que habla poco pero que impone con su presencia debido a los elegantes trajes que luce y las comidas que ofrece en los mejores restaurantes de cada ciudad. Ignoro si Pierrot nació tonto, se volvió tonto por el camino o adoptó el papel de tonto por conveniencia, pero lo cierto es, que es un refinado “gourmet” y que conduce muy bien el Citroën D.S.21 con el que nos desplazamos.
Pierrot y yo hemos permanecido inmovilizados los días que han durado las algaradas juveniles del mes de mayo que si bien la actividad en la ciudad continuaba inalterable, los disturbios han creado un clima de intranquilidad al percatarse los ciudadanos de que lo que había comenzado como una protesta estudiantil iba adquiriendo proporciones alarmantes, a los estudiantes del principio se habían unido jóvenes de todas las condiciones sociales y como suele ocurrir, algunos elementos que no persiguen ideal político alguno y solo les lleva a participar en actos de violencia y deseos de enfrentarse a las fuerzas de orden público. Prueba de ello es que lo que empezó como una protesta legítima de una juventud desencantada fue convirtiéndose en una especie de guerra de guerrillas en la que se hizo uso de cocteles Molotov y se llegó a usar con fines agresivos los adoquines que se arrancaban de las calles, quedando algunas de ellas totalmente desprovistas de su adoquinado.
Lo que se pretendía con aquella protesta que dio la vuelta al mundo era ni más ni menos que eso, cambiar el mundo y solo se consiguió la dimisión de algunos políticos y poca cosa más. Los lemas que se defendían como “prohibido prohibir” y otros de menor resonancia solo sirvieron en el futuro para que todo siguiese igual. Los de arriba mandan y los de abajo, a callar.
Llevo diecisiete años residiendo en Francia, es diciembre de 1970. He vivido momentos muy duros pero ha valido la pena. Mis esfuerzos han sido siempre compensados y en la empresa de Mr. Moreau ocupo un cargo envidiable (envidiado por buena parte del personal).
He viajado por el país y también por el extranjero: Italia, Alemania, Suiza son algunos de los países que más he frecuentado con mi compañero Pierrot y mi cuenta corriente en el banco Credit Lyonnais me permite dar a mi familia todo lo necesario, además de bonitas vacaciones en la Côte d’Azur, la Bretagne francesa, Chamonix en el Montblanc, Ginebra y Montreaux en Suiza, San Remo en Italia o Gran Bretaña. Han sido años muy felices, solo ensombrecidos por la enfermedad degenerativa que le han detectado a mi esposa.
Y de pronto, llegado el otoño me asalta un pensamiento desafortunado, regresar a Barcelona donde mi buena madre podrá ocuparse de mis hijos, cosa que mi esposa ya es incapaz de hacer debido a su cruel enfermedad. Funesta decisión de la que durante muchos años me arrepentiré.
El adiós con mi empresario y amigo Mr. Moreau es muy emotivo, a ambos se nos humedecen los ojos, han sido muchos años de trabajo en equipo durante los cuales se ha formado una simbiosis perfecta.
…CONTINUARÁ…
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En fin amigo, pasas muy rápido las páginas pero te comprendo.
Hola
Acabo de leer en Le Monde diplomatique 5 de marzo de 2014 un dato que corrobora que estudiaras en la universidad. Se habla de las acciones, en Francia, que se estan llevando a cabo contra el desmantelamiento de la escuela pública.
«Hasta los años 1960, los padres obreros que deseaban la continuación de la escolaridad de sus hijos después del graduado social era una minoría. En 1962, solo el 15% de los alumnos llegaba hasta el bachillerato…»