Les dejamos el último párrafo del capítulo anterior para dar paso a un nuevo capítulo:
En la empresa de Mr. Moreau acabo de iniciar un largo recorrido que durará diecisiete años, durante los cuales ascenderé a jefe de taller y llegaré a convertirme en el hombre de confianza del “gran patrón” como llaman ellos al mandamás, algo por otra parte poco habitual en un extranjero. Mi influencia en la empresa me permite dar trabajo a españoles dentro del cupo que permite la ley. Por allí pasan jóvenes de Madrid, de Valladolid, de Murcia, Valencia o de Lugo, pero curiosamente ningún catalán. Todos ellos me hacen quedar muy bien, trabajadores y cumplidores, llegan a merecer el respeto de los compañeros franceses, porque curiosamente, hasta los andaluces que en España son considerados poco trabajadores, allí destacan por su capacidad de trabajo que en ocasiones supera al de los propios franceses. Es curioso comprobarlo.
Y se van sucediendo mis años de estancia sin nada especial que remarcar. Del trabajo a casa y viceversa a excepción de los días festivos que aprovecho para recorrer esta monumental ciudad que es París: El Louvre, Los Inválidos donde reposa Napoleón, sus puentes, en especial el de Alejandro III, sus avenidas y boulevares, los ríos Sena y Marne, y como no, la colosal Torre Eiffel, en fin, toda una maravilla que me seducirá el resto de mi vida, aunque mis lugares preferidos y que frecuento a menudo son La Place du Tertre en Montmartre donde pintores de todo el planeta se juntan exhibiendo sus obras en un ambiente bohemio delicioso. Otro lugar muy especial para mí, es el Boulevard St. Germain en el Quartier Latín, con los bistrots y la abundancia de estudiantes de todos los colores y países.
El cielo de París suele ser gris pero la policromía de sus calles compensa sobradamente.
La oferta: la pregunta sería ¿Qué es lo que puedes encontrar en París? Escaparates repletos de ropas y objetos aún desconocidos en España, como televisores, frigoríficos, joyas, automóviles y todo lo que se pueda desear pero con precios al alcance de casi todos.
En algún viaje a Barcelona han quedado boquiabiertos con objetos que les he llevado, molinillos eléctricos para el café, magnetófonos (grabadoras), relojes de pulsera con despertador etc. Sinceramente, Barcelona y supongo que España entera parecen como de otro planeta. Da un poco de pena comprobarlo porque al fin y al cabo son mi país.
En el mes de octubre de 1959, da comienzo para mí una nueva vida. Me he casado en Barcelona con una joven de la ciudad, que ha aceptado venir a vivir conmigo a París.
Los primeros tiempos han sido sorprendentes para ella, al ir constatando la grandiosidad de la urbe y la riqueza que se observa por doquier, aunque el hecho de desconocer el idioma le ha resultado bastante frustrante, lo cual es comprensible.
Continuamos viviendo en el hotel de Levallois y pocos meses después de su llegada a París se produce un hecho insólito. Un tal general Salan, jefe supremo del ejército que combate en Argelia (ya hace algunos años que Francia y Argelia están en guerra) ha amenazado al General De Gaulle, actual presidente de la República, que de no desistir en su empeño de conceder la independencia que reclaman los argelinos y así dar fin a la guerra, él se proclama rebelde con la intención de ocupar París. El general Salan dispone en Argel de un poderoso ejército pero en especial de un numeroso cuerpo de élite admirado por todos los franceses que son los paracaidistas (les Parás) con los que piensa invadir la metrópoli por el aire. Como ninguno de los dos Salan- De Gaulle dan su brazo a torcer, la cosa se complica en pocas horas y la radio y televisión anuncian la posible llegada por el aire en la mañana del día siguiente de los temibles Parás. La televisión ofrece imágenes del operativo que se está preparando en la ciudad.
Se han utilizado todos los autobuses urbanos para bloquear los puentes, camiones del ejército cortan las principales arterias, en ciertos puntos clave se han instalado armas antiaéreas y toda la ciudad está prácticamente copada por la policía local (gardiens de la paix).
Los C.R.S. (Corps Republicains de Securité) llegados del extrarradio y la Gendarmerie, es decir las calles están en ebullición. Se dan consignas a los ciudadanos: en todos aquellos edificios que posean balcones, cerrar bien las ventanas y asegurarlas en el interior con muebles que dificulten la entrada, que todo el mundo permanezca en sus casas, salvo aquellos que pertenecen a la reserva del ejército a los que se abastecerá de armas en los ayuntamientos previa acreditación . Y transcurren las horas con una gran tensión por parte de todos. La llegada de la noche aporta un respiro.
A la mañana siguiente las alarmas se disparan, se anuncia la llegada de las tropas invasoras para antes del mediodía, algo más tarde se desmiente la noticia, la verdad es que no se está seguro de nada, pero la intranquilidad se ha apoderado de todos, autoridades y población.
Afortunadamente en Argel, el general Salan y otros altos mandos que le secundan deciden abortar la arriesgada operación. No hay que olvidar que una mayoría de los ciudadanos simpatizan con el general rebelde y aquello podría haberse convertido en un baño de sangre.
Posteriormente el general Salan y su estado mayor fueron depuestos y encarcelados. Aproximadamente un año más tarde el general De Gaulle firmó con Argelia la independencia provocando un éxodo masivo de franceses afincados en Argelia desde hacia generaciones, conocidos como «Pieds Noirs» que se vieron acosados y perseguidos. Pero hasta la declaración de independencia la guerra en Argelia seguía su curso, así como los atentados terroristas en París por parte del F.L. N. (Frente de Liberación Nacional).
Monsieur Moreau, mi empresario esta demostrándome bastante aprecio y tiene sus razones, en primer lugar, mi comportamiento ejemplar en el trabajo y en segundo lugar, mi relación con su hijo.
Mr. Moreau adora a su hijo, parece ser que de niño perdió a su madre y éste hecho dramático lo traumatizó profundamente, hasta tal punto que nunca despertaron su interés, ni los estudios y mucho menos aún el mundo laboral, donde en la industria de su padre hubiese podido desempeñar algún cargo. El muchacho de nombre Pierre, pero que todos conocen con el nombre de Pierrot, es de mi misma edad, está casado con una bellísima pelirroja de nombre Nicole, que vive como una reina, aunque físicamente no es feo, es tan inactivo que debe ser muy tedioso para la bella esposa, soportarlo todo el día deambulando por la casa o echado en el sofá.
Naturalmente el enlace Nicole-Pierrot solo es explicable por el dinero de él o mejor dicho por el de su suegro que es quien los mantiene y bien, cada vez que llega a la empresa de su padre y es casi todos los días, saluda a su padre y de inmediato viene en mi busca. Se ha empeñado en que le enseñe español y que le hable de mi país, que sabe que es España pero que él la sitúa en Méjico por ignorancia supina o porque tiene mucho interés en parecer tonto. Además está convencido o al menos eso dice, de que algo tengo que ver con el famoso cantante mejicano Jorge Negrete, el cual conoce por haber visto su cara en la carátula de un viejo disco de su padre. No hay en todo ello nada de cierto como es obvio, pero yo lo dejo fantasear. En cuanto a enseñarle español es una labor imposible, su pereza mental no se lo permite, aunque eso sí, continúa insistiendo e interesándose por cosas de mi país España/Méjico, como pueden ser las corridas de toros o bien de cómo capturar un toro con el lazo subido a un caballo. Como yo no tengo ni idea ni de esas ni de muchas otras de sus preguntas, me veo obligado a improvisar para que él disfrute con mis novelescas historias. Su padre, mi jefe, está encantado con esta relación.
Me han avisado para que suba al despacho de Mr. Moreau. Me explica que un día él morirá (eso es de suponer) y que la empresa quedará en manos de su hijo, el cual precisará a su lado a alguien de entera confianza, que por mi buena relación con él, puedo ser yo. Es necesario pues que yo me ponga de inmediato a estudiar Marqueting, ya que la empresa lo requiere y se compromete a financiarlos. Falte yo al trabajo, debido a mis estudios, ya sean horas o días, seguiré cobrando la totalidad de mi salario. No me parece mal la propuesta y acepto gustosamente.
He dado comienzo a mis estudios. Para poder acceder a la Universidad, precisaré dos años de preparación, no soy analfabeto, pero tampoco he tenido nunca ocasión de obtener en mi país título alguno.
En total sumando los tres años de Marqueting en la Universidad (si lo consigo) serán cinco los años que habré de estudiar. No soy consciente en ese momento, de lo duros que van a ser esos cinco años, muy duros, mis horas de sueño van a quedar reducidas a cuatro por noche y solo en alguna ocasión y por agotamiento prolongo mi descanso una hora más. Si no fuera por el compromiso que he adquirido con mi jefe, en más de una ocasión estaré tentado de abandonar.
…CONTINUARÁ…
Hola Mayo;
Me encanta tu relato, te entiendo mucho mejor ahora.
Un saludo
Armando,si con mis historias consigo
que por un momento te olvides de los problemas, que en este momento
nos afectan a todos, me doy por satisfecho.
Gracias por leerme.
Mayo