El conde de Puñoenrostro naturalmente se consideraba perjudicado en sus derechos sobre las regalías, por lo que a través de su procurador, D. Pascual Fito, inicia un pleito contra D. Gabriel Pérez Sarrió por la construcción de dicho horno. Tras varios años de litigio entre ambas partes, finalmente, en 1769, el procurador patrimonial dictamina que los derechos heredados de los antecesores del conde sólo le reconocían como señor de los hornos, molinos, almazaras, tiendas y carnicerías que habían en la villa después de la expulsión de los moriscos, no de los que podían construirse con posterioridad, ya que no se podía privar a los vecinos de Id libertad de poder usar la almazara, molinos o cocer el pan en establecimientos distintos a los propia¬mente señoriales. Por lo tanto, en nombre de su majestad, concede permiso a Gabriel Pérez Sarrio para que construya en la calle de las Cuatro Esquinas un horno de pan cocer, bajo la condición de los siguientes capítulos:
1.- Se le da el dominio útil del horno y olla, reservándose su majestad el dominio mayor y directo, con derecho de luismo y fading.
2.- Se pagarán 10 libras de canon con quinquenio, siempre que la referida gracia y olla del horno se agregue a mayorazgo, o se ponga en manos muertas eclesiásticas
3.- Ni él ni sus herederos podrán vender ni enajenar sin el permiso y licencia del señor inten-dente.
4.- Que se haga escritura de su concesión y uso.
Documento por el que quedaba definitivamente zanjado el asunto de la construcción del horno nuevo, situado en las cuatro esquinas, aunque éste ya llevaba varios años funcionando.
Tras el fallecimiento en 1822 de D. Gabriel Pérez Sarrio, la propiedad del horno junto con otros bienes pasó a su hijo Gabriel Pérez Gisbert, al haber quedado sujeto a mayorazgo, a pesar de que éstos fueron derogados en 1820, reponiéndose nuevamente en 1824, tras el trienio liberal, para quedar definitivamente abolidos el 26 de agosto de 1837.
Horno que, transmitiéndose a través de varias generaciones, pero siempre vinculado a familias de ricos terratenientes, nos ha permitido llegar a conocer a los que creemos fueron los últimos panaderos que, en régimen de arrendamiento, explotaron en las primeras décadas del siglo XX el establecimiento. Éstos fueron: Vicenta Bernabeu, la tía Vicenteta y Salvador Rico, Saoro, quienes pagaban el arriendo a la señora Carmen, más conocida como la tía escribana y vivía como la mayoría «deis senyoretes de Petrer» en la Placa de Baix, concretamente en la casa que había al lado del Ayuntamiento y que se derruyó para abrir la calle Constitución, aunque también tenemos referencias de esta señora ocupando una casa en la calle de Gabriel Brotons a la altura de la «placita de Vera».
Entendimiento conocido como horno de Peret, hoy guardería de Ana y Victoria Esther, creemos que éste era el horno más antiguo de Petrer, correspondiendo al denominado horno de arriba, propiedad del conde de Cervellón, hasta el segundo tercio del siglo XIX, en que fueron subastados gran parte de sus bienes, pudiendo ser comprado por D. Enrique Amat Maestre, pues sabemos que una de sus hijas Josefa Amat Pérez, recibía la cantidad de 45 pesetas en duros de plata, en concepto de arrendamiento, cuando en el horno estaban Gabriel González y Dolores Beneit, la tía Doloretes, matrimonio que estuvo en el horno en dos etapas diferentes, la primera a mediados de los años veinte, la segunda entre 1934-1940, poco más o menos, pasando finalmente a ser ocupado por Pedro Amat y su mujer Herminia, hasta que se trasladaron a un nuevo horno construido en la calle País Valencia.
Entre 1919-1924, el horno fue ocupado por Evaristo Pía y Rafaela Peral, la rollera, quienes más tarde compraron una casa en la calle San Rafael en donde construyeron un nuevo horno de mayores dimensiones. Uno de sus hijos, Evaristo Pía Peral, se independizó y puso su propio horno en la calle Nueva.
Otras familias que estuvieron en este horno entre finales del siglo XIX y principios del XX fueron Tomás Máñez Arques, la familia del tío Alba, cuyos familiares sólo conservan vagos recuerdos y Vicenta Bernabeu, la tía Vicenteta, entre algunos otros.
El horno denominado de abajo, el segundo nombrado como propiedad del conde, hemos llegado a la conclusión de que se encontraba situado en la actual calle Pedro Requena, n.° 18. Horno que la gente recuerda como de pequeñas dimensiones, con suelo hundido, es decir, se bajaban dos o tres peldaños, por las explicaciones identificándose la estructura de un horno típicamente morisco.Lamentablemente, fue destruido al construirse la casa de Antoñita la confitera.
Las familias que llevaban el arriendo del horno son prácticamente descornadas, sólo sabemos que en 1690 Gabriel Bernabéu pagó 17 libras por el arrendamiento al colector del conde. En las primeras décadas de nuestro siglo estuvo José María Alba Andreu, el tío Alba, pero los pocos recuerdos de sus familiares nos impiden poder aportar mis datos. Otras referencias recogidas nos hablan de la actividad del homo con otras familias pero sin la suficiente claridad para poder ser expuestas.
Sin embargo, en cuanto a su ubicación, tenemos dos o tres datos de interés que pensamos dan luz al tema que venimos tratando. El decreto de abolición de los mayorazgos, promulgado en 1820, permitía a los cabezas de familia desvincular del mayorazgo, que correspondía siempre al primer hijo varón, la mitad de los bienes que quedaban a su libre disposición. En un expediente fechado el 11 de junio de 1821 en el que se referencia la partición de bienes nos encontramos con las siguientes anotaciones:
«…Es cúmulo otra casa en el mismo poblado y calle nombrada de Heras, lindante con dicha calle, horno del conde de Cervellón llamado de abajo.»
«… Es cúmulo un corral de ganado con su medianico y hera de trillar. Lindante con horno llamado de abajo, José Payá Ruiz, piedras del fossar y camino de los pasos…».
En otro expediente con fecha de 22 de abril de 1824 leemos:
«… Se da una casa habitación… sita en la población… en la calle de las Eras, con homo de abajo, con un cubo lindante por Levante con otra calle por medio día con horno de pan cocer del señor de dicha viña y con casa de José Sarria, por poniente con las Heras y por tramontana con casa de Don Manuel Oyos…».
Ateniéndonos a los linderos referidos en dichos documentos y conociendo por otras referencias documentales que la calle Pedro Requena en 1843 era denominada calle de Hoyo, que allí vivía una importante familia con estos apellidos, que por dicha calle pasaba a finales del siglo XVIII el Vía Crucis o camino de los pasos y que en la Explanada tenemos localizado un cementerio morisco, Pedro Requena, era electivamente el denominado homo de abajo.