«Atención, herbicida» es el mensaje que pueden leerse en tres carteles, colocados en la última semana, en la cuneta de la carretera que une Petrer y el Xorret de Catí. La inquietante advertencia está colocada al inicio de la subida del citado camino, enfrente del garrofero del Barranc Fort y también a la altura de la Pepiosa, en terreno del término municipal perteneciente a la Diputación de Alicante. Además, los vecinos han visto por la zona estos últimos días un tractor con un dispositivo semejante a los que cortan la hierba de las cunetas, que iba tirando a presión el herbicida por las cunetas.

El cartel no hace mención a qué entidad ha ordenado esos trabajos, ni sobre la clase de herbicida que se está usando ni en qué cantidad , ni la extensión de terreno que afecta, ni ha habido ningún tipo de comunicación o explicación oficial, meramente los carteles. Las preguntas, pues, se disparan, y los mismos vecinos (más de 40 casas de campo en la Pepiosa) nos han hecho llegar sus temores.

Pues bien, tras investigar, ofrecemos respuestas desde este medio. El herbicida se ha usado en un tramo de tres kilómetros y medio, exactamente en la cuneta y ambos márgenes de la carretera que une Petrer con el Xorret de Catí, desde la salida en Carrefour hasta justamente el garrofero del Barranc Fort. La actuación la ha ordenado la Diputación de Alicante, propietaria de la carretera, cuya área Vías y Obras lleva la gestión del mantenimiento de los accesos -información oficial facilitada por la concejalía de Medio Ambiente de Petrer, tras consulta, según nos contaron, con la Diputación-. El herbicida usado es glifosato 35%, básicamente una concentración de sales que absorben las hojas -y no la raíz- de las plantas (es de amplio espectro, no selectivo), y que afectan a sus procesos metabólicos, impidiendo la captación correcta de nutrientes y matándolas.

El glifosato, siempre envuelto en polémica

El glifosato es el herbicida más usado en el mundo y es innegable que su descubrimiento y aplicación ha tenido un importante impacto en las prácticas agrícolas internacionales. Fue descubierto en 1970 y años más tarde la empresa Monsanto explotaría su uso, que ha seguido cada vez a mayor escala durante cuarenta años. Cuatro décadas de permanentes polémicas, también en nuestros días, con centenares de investigaciones científicas encontradas y hasta divergentes, en permanente discusión y revisión.

La mayoría de organismos oficiales internacionales consideran que  el producto no causa efectos adversos en humanos ni animales, opinión que no comparten centenares de asociaciones agrarias, alimentarias, ambientales y en defensa del medio ambiente, como Ecologistas en Acción, por citar una. Sí parece haber más consenso en que no nos encontramos ante un producto biodegradable, pudiendo llegar a los ecosistemas por escorrentía superficial y/o dañar el suelo y contaminar a nivel freático, y siendo especialmente dañino para la fauna acuática.

Tras años de uso, y ante la creciente alarma de numerosos estudios, la Unión Europea, en 2009, en una directiva marco para un uso sostenible de los plaguicidas, instaba a las distintas administraciones «a que velen porque se minimice o prohíba el uso de plaguicidas en las siguientes zonas específicas: a lo largo de las carreteras […], en los espacios utilizados por el público en general, o por grupos vulnerables, como los parques, jardines públicos, campos de deportes y áreas de recreo, recintos escolares y campos de juego y los espacios cercanos a los centros de asistencia sanitaria». No sólo Europa, en prácticamente toda América (del Sur y del Norte) miles de activistas mantienen viva con campañas periódicas la petición de prohibición para su venta.

 Paisaje Protegido

Dejando a un lado esta polémica, lo cierto es que contrasta poderosamente ver, a cinco metros de distancia, dos carteles, uno diciendo «Espacio Natural Protegido»  y otro «Atención, herbicida». Verdaderamente, la zona es de gran importancia ambiental, reconocida como Paisaje Protegido Maigmó-Sit  y como Zona Zepa, siendo además una zona muy frecuentada por la población, por senderistas, por ciclistas, por vecinos que pasean con los perros por la zona, o que recogen caracoles (o «llinsones») en las cunetas. Además, junto a la carretera, metros por debajo, corre el agua de la revivida Mina de Puça, y hay pozos de recogida de aguas. Con todo esto en perspectiva, ¿es la metodología idónea el uso de herbicida para impedir el crecimiento excesivo de las hierbas en las cunetas del camino de Petrer a Xorret de Catí?

Le preguntamos al ingeniero de montes y extécnico del Paisaje Protegido Ramón García Pereira, una de las autoridades en la cuestión, como demostró en la guía de fauna vertebrada de la zona, correalizada con la Asociación de Amigos de L’Avaiol y ampliamente ensalzada. En opinión de Ramón: «Me parece muy poco profesional por parte de la Diputación de Alicante que utilicen herbicidas en una zona junto al Paisaje Protegido y tan frecuentada por vecinos con sus perros. Además no utilizan una señalítica reglamentaria ni indican el producto utilizado cuando en la zona existen al menos 3 pequeños colmenares a los que puede afectarles gravemente el uso herbicidas. Más si cabe en un año tan poco lluvioso como este y en el que las abejas van a la desesperada en busca de las  flores que crecen  junto a las cunetas de caminos y carreteras, que son precisamente los lugares más húmedos y con más flores.

«También es una zona bastante frecuentada por anfibios, que aprovechan las primeras lluvias primaverales para buscar pequeñas acumulaciones de agua como las de las cunetas para salir a aparearse y depositar sus huevos. Su piel es altamente sensible a estos productos químicos y puede ocasionarles la muerte fácilmente».

«Para la próxima ocasión creo que sería más recomendable contratar a una brigada con motodesbrozadoras o utilizar un simple tractor con el apero adecuado».

De hecho, sobre el cartel Espacio Natural Protegido, que se estrenaron en 2013, la propia Diputación explicó el por qué de realizarlos -lo hizo al diario Información-: «La razón de las señales es informar a las brigadas de mantenimiento de carreteras de la necesidad de actuar con especial cuidado en esas zonas al tratarse de suelo forestal. En tales casos no pueden emplear herbicidas para eliminar la vegetación que crece junto a los márgenes y deben limitarse a desbrozarla».

El caso del tarayal del Vinalopó,  y otros negativos precedentes

Otra de las voces más expertas en el valle para hablarnos de esta cuestión es el presidente del colectivo Encuentros del Vinalopó, Javier Martínez, que de hecho ya levantó hace un par de años la voz para alertar sobre el uso de herbicidas, por parte de empresas subsidiarias a Renfe, en zonas muy próximas al pantano y al humedal de Elda, y que estaban afectando al ecosistema y al hábitat del entorno, en opinión del activista. La queja la formuló oficialmente la concejalía de Medio Ambiente de Elda y Renfe se comprometió a no volver a usar herbicidas.

«También lo propusimos en el Consejo de Medio Ambiente de Petrer, porque no es la primera vez que la Diputación usa herbicidas, pero la propuesta no llegó a buen puerto y eso que ya hay en la localidad precedentes de daños ambientales por uso de herbicida». En efecto, Javier Martínez refiere el funesto destino que tuvo una arboleda de pinos hace unos años, en el Polígono de Salinetas, repoblada un Día del Árbol. Tiempo después, estos pinos, muy próximos a la autovía, comenzaron a enfermar e incluso a morirse. La situación desconcertó a técnicos y naturalistas hasta que unos análisis -por ‘vta’, un sistema visual- cerraron el misterio: envenenados por herbicidas que se usaron en la fumigación de la autovía.

Más recientemente, la cosecha de uva de mesa del año pasado se vio afectada en Monforte por una fumigación realizada en la autovía Alicante-Madrid que los estudios han demostrado que se fue de las manos y acabó llegando a los viñedos. La actuación lo realizó el Ministerio de Fomento, al que ahora el sindicato Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) reclama 10.000 euros.