*Nota: este artículo fue publicado originalmente en Alborada Otoño-Invierno nº 35 de 1988.
A la hora de volver en mi investigación (1) a una época, ya pasada como fue la de los años 1936-1939, no me ha guiado el ánimo masoquista de reabrir heridas, ciertamente cicatrizadas, sino el hecho, para mí indudable, de que la Guerra Civil, a pesar de su especificidad y temporalidad, constituye un momento clave de nuestra historia más reciente, y, aunque sea una realidad pasada, no por ello debe ser relegada al olvido, como algunos pretenden o desean. ¿Por qué? Por dos sencillas razones: porque es una parte de nuestro pasado, que debemos asumir con todo lo que conlleve de acierto y de error, de progreso o de estancamiento, de dolor o de esperanza, y, en segundo lugar, por lo que implica de lección histórica para el presente y para el futuro, aunque se vivan momentos históricos diferentes.
Y he querido analizar el papel de una institución, como es un Ayuntamiento, porque la vida municipal, por su cercanía al ciudadano, ha sido y es decisiva en el devenir histórico de los pueblos. Baste echar una mirada a la historia de España para percatarse de ello.
En el transcurso de la historia municipal española ha habido coyunturas excepcionales e investigar la labor de los Ayuntamientos en esos momentos difíciles puede constituir una tarea ilusionante por las enseñanzas que, en uno u otro sentido, puedan sacarse de tal investigación.
Una de esas situaciones de singularidad histórica fueron, ciertamente, los años comprendidos entre julio de 1936 y abril de 39, marco temporal de la conocida como «Guerra Civil», y uno de los muchos Ayuntamientos que, en aquel momento, cubría la faz de esa España doliente era el de Elda. Sobre la política municipal eldense en tales circunstancias va a versar este trabajo (2). Para su realización he tenido que basarme en la escasa documentación oficial de que se dispone -actas de sesiones, telegramas, cartas, declaraciones, solicitudes, algo de prensa- (3) echando en falta otras fuentes que pudieran mostrar cómo era valorada y considerada esa política municipal del Ayuntamiento de Elda en el ánimo de los propios ciudadanos eldenses. Apenas hay documentos que lo traten, por lo cual este trabajo de investigación está concebido fundamentalmente desde la visión que aportan las fuentes oficiales emanadas de la misma Administración local.
Apoyándome en el hecho, por todos reconocido, de que la labor principal de un Ayuntamiento, cualquiera que sea su ubicación histórica, geográfica o ideológica, debe tender a procurar satisfacer las necesidades sociales básicas de los ciudadanos (desarrollo económico, trabajo, alimentación, sanidad, cultura, educación, etc.), voy a dirigir mi investigación a analizar la actuación del Ayuntamiento de Elda durante la Guerra Civil en dos aspectos, para mí fundamentales, a saber: política económica y política social.
HISTORIA
I. POLÍTICA ECONÓMICA MUNICIPAL (4)
Aún siendo la economía competencia básica y fundamental de las instituciones estatales, los Ayuntamientos siempre han sido, y continúan siéndolo, auxiliares eficaces del Gobierno Central a la hora de estructurar y articular la política económica a nivel municipal. Si esto es aplicable a toda circunstancia histórica, con mayor razón lo es en momentos de especial tensión y urgente gravedad, como se da cuando existe por en medio una guerra civil. En los años 36 al 39, España está inmersa en una contienda civil, situación que puede justificar o explicar una determinada manera de orientar y dirigir la economía por parte del Gobierno Republicano. En este contexto histórico, difícil y complejo, hay que situar la acción del Ayuntamiento de Elda en materia tan importante como es la economía municipal eldense. Estos fueron los ejes sobre los que giró la política económica municipal.
1.1. Coordinar y controlar la economía local (5)
El inicio de la guerra y el desarrollo de la misma, desfavorable a la España republicana, zona en la que se halla Elda, obligan al Gobierno Central a imponer a las autoridades provinciales y municipales la obligación de ejercer un fuerte control sobre la economía de sus respectivas zonas de influencia a fin de que la política económica se orientara a lograr los objetivos básicos -ganar la guerra y hacer la revolución-, predominando uno u otro según se tratase de anarquistas o comunistas.
La política centralizadora llevada a cabo por el Consejo Municipal -Ayuntamiento- de Elda, con predominio de ideología anarquista, en este campo económico, se va a orientar en dos direcciones, a saber:
A) Planificación y control, dentro del ámbito local, de la producción y comercialización de aquellos bienes y servicios que resultan básicos o de primera necesidad. Baste recordar, al respecto, a título de ejemplo, algunas órdenes, normas o decretos municipales que lo puedan confirmar. Así tenemos:
• 19-julio-1936: Telegrama del Gobernador por el que se dispone que cuantos medios de transporte haya en la localidad, necesitarán para su circulación pasar por el previo control de las alcaldías (6).
• 12-febrero-1936: Decreto de la Jefatura de la Sección Agronómica Provincial por el que se insta a los Alcaldes a controlar toda la producción de trigo de su municipio a través de las declaraciones juradas que, obligatoriamente, han de hacer los productores trigueros en el Consejo Municipal (7).
•7-marzo-1937: Telegrama del Gobernador obligando al Ayuntamiento a llevar un control sobre la producción de patatas y a la necesidad de la autorización municipal, por parte de los cosecheros, para poder disponer de su producto (8).
• 15-junio-1937: Telegrama del Consejero Provincial de Abastos en el que se alude a la necesidad de que el Ayuntamiento controle, a través de la Comisión Local de Abastecimiento, la circulación y comercialización de los artículos de primera necesidad (9).
Estas medidas de planificación, centralización y control de la economía municipal por parte del Ayuntamiento se fueron ampliando e intensificando a medida que iban transcurriendo los años y los efectos de la guerra se dejaban sentir más hondamente.
B) Dirección y planificación del proceso incautador de la economía en el ámbito del municipio.
Iniciada la guerra civil se dio en la España republicana un proceso de socialización de la economía, que, según predominase la orientación anarquista o comunista, se revestía de carácter colectivizador o nacionalizador -estatalizador- (propiedad de los obreros o propiedad del Estado). En efecto. En Elda cundió también el ansia incautadora (10), -fábricas, almacenes, fincas, profesiones-, explicable por su mayor influencia anarquista. El Ayuntamiento eldense no se inhibió con relación a este proceso incautador, sino que se implicó en él en un doble sentido:
DIRIGIÉNDOLO, pues, aún siendo cierto históricamente que no siempre pudo y supo controlarlo, sobre todo al principio, dada la autonomía con que actuaban las Centrales Sindicales -C.N.T. y U.G.T.- al gozar de la autoridad que le confería al respecto la ley (el decreto del Gobierno de la República de fecha 2 de agosto de 1936 delimitaba la actuación oficial en materia de incautación de industria), poco a poco el Ayuntamiento de Elda asumió la tarea y responsabilidad de intentar coordinarlo. Sólo desde esa lógica se pueden entender las incautaciones que hizo el mismo Ayuntamiento -aguas del pantano, almacenes, fincas-rústicas (11), la obligación de informar puntualmente sobre el número, características y funcionamiento de las incautaciones realizadas en el ámbito municipal (12), o bien el hecho de ser el mismo Ayuntamiento a quien se solicitase la aprobación o el visto bueno de cuantas solicitudes o actas de incautación se realizaran, bien por, la Comisión Local de incautaciones (13), bien directamente por los mismos trabajadores, caso de los peluqueros (14).
ORDENÁNDOLO Y CORRIGIÉNDOLO en el caso de posibles abusos o extralimitaciones legales, como sucedió con el asunto del Balneario «Lido». Dicha institución fue incautada y colectivizada por las Juventudes Socialistas Unificadas, pero, más tarde, fue devuelta a sus dueños en base a una orden recibida de la Delegación de Hacienda en la que se comunicaba al Sr. Alcalde que «siendo el citado balneario propiedad de la S.A. «La Alumbradora», compuesta por accionistas extranjeros, no procede la incautación, sino que, por el contrario, debe ese Consejo Municipal hacerse cargo del Balneario de referencia y ponerlo a disposición de la empresa propietaria» (15). Dicha orden se llevó a la práctica posteriormente.
1.2. Promover el desarrollo de la economía tanto industrial como agrícola.
En lo tocante a la INDUSTRIA es de hacer notar que, aunque estaba dirigida por la S.LC.E.P. (Sindicato de la Industria del Calzado de Elda) -especie de consorcio sindical-, el Ayuntamiento colaboró, en la medida de sus posibilidades, en impulsar el desarrollo industrial de la localidad, bien solicitando del Gobierno, llegado el momento, medidas concretas para resolver el problema de la escasez de materias primas o de falta de mercados (16), bien favoreciendo la creación de centro de Formación Profesional en la rama de la piel y el calzado como fue el caso de la «Escuela Profesional de la Industria del Calzado y Derivados de la Piel», popularmente conocida como Escuela de Artes y Oficios, en la que se enseñaban especialidades propias del calzado (17).