Ha sido un año maravilloso en lo referente a las lluvias, propiciando un año exuberante de flora y fauna que ha tenido su colofón en el rebrote, un cuarto de siglo después, de la Mina de Puça, todavía activa. El calor, no obstante, ha llegado finalmente, y los animales, como los arruís del vídeo, abandonan el resguardo de los barrancos y las zonas más espesas de follaje para internarse en los bancales cercanos. El rebaño, compuesto por dos machos y una docena de hembras y crías, busca alimento en los cultivos; incluso los vemos estirarse («ramonear») para alcanzar las primeras hojas de los almendros. Fue al amanecer de uno de estos últimos días de agosto.
Puede comprobarse la paz con la que comen los mamíferos y lo poco intimidados que se sienten por la presencia humana. Las grabaciones han sido realizadas apenas a veinte metros e incluso se les llama la atención, y no es fácil echarlos. En la finca de L’Avaiol, por ejemplo, sus propietarios han tenido que vallar toda la huerta en previsión de lo que sucedió el año pasado, en la que los arruís la arrasaron en unas horas.