La Mina de Puça, que recobró su natural actividad este marzo tras 20 años de sequía, ha sido la atracción del verano: su rambla, regada diariamente con un caudal de más de 20 litros por segundo, ha visto más visitantes que nunca; sus saltos de agua, uno de ellos aprovechados por un grupo de jóvenes para levantar un embalse artificial, se ha convertido en un punto de baño y esparcimiento en lo indómito del paisaje. La noticia del año, sin embargo, ha comenzado ya a declinar, y aunque todavía exhibe un sano caudal, este ya ha comenzado a menguar.
Era algo inevitable, pues son varias las partidas de campo de la población -repletas de vecinos este verano- que este verano han comenzado a hacer uso de su agua. La partida del Esquinal lo lleva haciendo desde que comenzará el estío y desde hace unas semanas también está disfrutando de ella las casas de los Aiguarrius, por lo que el caudal que se está vertiendo a la rambla es aproximadamente la mitad del original.
No obstante, y teniendo en cuenta las fechas en las que estamos, es prácticamente seguro que el agua de la Mina de Puça sobrevivirá al verano y no se secará. De hecho, el semestre que lleva en activo ya ha sobrepasado las expectativas iniciales. Seguiremos atentos a todo lo que dé de sí el rebrote del histórico caudal, como venimos haciendo en la publicación.
En su momento me pregunte si el caudal resistiría el verano, parece que si. La disminución del mismo es porque lo están aprovechando mas arriba, por lo que tenemos agua para rato. Y que dure