Mou, víctima y verdugo

¿Por qué «Google time»? Si la red es un mundo vasto e inexplorado (sólo puede estimarse su tamaño, cifrado por la empresa de consultoría Netcraft, una de las más respetadas, en 326.000.000 a la hora de escribir este artículo, y teniendo sólo en cuenta parcialmente las redes sociales), donde cabe todo, y donde ya nadie puede procesar ni una centésima parte de su información ni en diez vidas, uno tiene que seleccionar. Y dentro de la selección, el principal filtro mundial es el buscador Google (y no abarca ni un 1% del tamaño total), faro y guía en el océano virtual, con unos algoritmos de búsqueda (siempre cambiantes) más codiciados que la fórmula de la Coca Cola.

Gráficos del tamaño de Internet por Theroxon. Los datos de estos estudios son siempre cambiantes y meras estimaciones. Este portal también es bastante respetado en cuanto a su fiabilidad.

De todos los mitos de Google, uno de los que más me han llamado la atención es ése que muestra las oficinas de la empresa con toda clase de divertimentos para favorecer la creatividad de sus trabajadores, ya sean billares, toboganes o salones de relax. En este sentido, no sabía exactamente lo que quería con esta sección hasta que me he puesto a escribir, y ahora lo veo claro: lo que queremos aquí es simplemente fluir, navegar, dejarnos llevar por la corriente de bytes de ahí fuera. Poner por escrito todas esas reflexiones e inquietudes que cada semana tenemos en la redacción por el mismo hecho de trabajar en este medio, que va tan rápido que es imposible incluso estudiarlo, porque cambia a la misma velocidad a la que observa. Y tampoco pretendemos tomarnos muy en serio, acaso es éste nuestro tobogán particular.

¿A quién no le apetece descansar de la tensión con una partida de billar? Imagen de las oficinas de Google en Zurich.

Diversión y entretenimiento en Google, y en Petreraldia.

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