Las nuevas tecnologías, además de mejorar y hacer nuestra vida más fácil, ¿pueden llegar a generarnos problemas? En el artículo de hoy, queremos abordar la influencia y repercusión de las nuevas tecnologías, sobre todo en los jóvenes, así como señales de alarma y actitudes preventivas ante esta situación.
Nuestra forma de vida ha cambiado, en gran medida, debido a la influencia de las nuevas tecnologías. En los países desarrollados la televisión ha sido, en los últimos años, el medio más influyente. Sin embargo, actualmente se han ido introduciendo, a gran velocidad en nuestras vidas, otras tecnologías como: telefonía móvil, videojuegos, ordenador, internet, etc… El abaratamiento de los costes de los aparatos y de las conexiones, ha favorecido su generalización. Hoy en día, el uso de estos instrumentos es indispensable para el trabajo diario tanto en las escuelas y universidades como en el mundo empresarial. Las nuevas tecnologías tienen un gran potencial educativo y comunicativo, pero su uso inadecuado o abusivo puede acarrear importantes consecuencias negativas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que 1 de cada 4 personas sufre algún trastorno de conducta relacionado con adicciones sin sustancias.
Hoy en día, sabemos que toda aquella conducta que pueda generar placer en la persona que la realiza (ir de compras, trabajar, coleccionar objetos, conectarse a internet…) es susceptible de convertirse en adictiva, ya que en una primera fase ciertas conductas resultan agradables, pero después pueden llegar a ser incontroladas por el sujeto. Al igual que ocurre con otras adicciones , el sujeto acabará efectuando dicha conducta ya no tanto por la búsqueda de gratificación, sino por reducir el nivel de ansiedad que les produce el hecho de no realizarla. Por tanto, estaríamos hablando de una adicción en toda regla, teniendo en cuenta que la diferencia con otro tipo de adicciones sería que no se trataría de una adicción química (alcohol, nicotina, opiáceos,etc…) sino que sería una adicción de carácter psicológico. Asimismo, es importante aclarar que no todas las personas que realizan una conducta pasan a abusar de ella y terminan siendo dependientes. Para que una conducta se convierta en adicción, es necesario un proceso.
Ante las posibles causas de adicción a las nuevas tecnologías, la mayoría de expertos coinciden en señalar que dichas tecnologías no generan, por sí mismas, la adicción. Las personas con determinados problemas previos son las que más recurren a ellas y hacen un uso indebido de las mismas. Se mantiene que son los jóvenes el grupo más vulnerable en este tipo de adicciones, ya que aquellos que han crecido en un ambiente familiar falto de un adecuado nivel comunicativo, poseen una baja autoestima y tienden a huir, refugiándose en las nuevas tecnologías.
Asimismo,en el caso de los adolescentes, además de encontrarse en un periodo de cambios tanto físicos como emocionales, la no aceptación de la propia imagen corporal, la inseguridad y otros factores, pueden convertir a las nuevas tecnologías en un refugio ideal para proyectar al resto una imagen “más ideal” o incluso “irreal” de sí mismo según los cánones sociales. En definitiva, es la adicción, la que les impide desarrollar sus habilidades sociales en la vida real, les hace hipersensibles a los juicios de los demás y acrecienta su inseguridad. Con todo ello, se inicia una tendencia al aislamiento, se rompen las relaciones sociales, se produce el fracaso escolar y aparece la agresividad en ocasiones dirigida contra los propios miembros de la familia.
Para saber si nos encontramos ante un posible caso de adicción podemos tener en cuenta una serie de señales de alerta como: observar si hay una pérdida de tiempo de estudio, deterioro o menor dedicación a las relaciones interpersonales y a otras actividades de ocio, incremento de conductas que implican agresividad, ansiedad, irritabilidad y malestar físico cuando no se puede utilizar el objeto de la adicción.
Adoptar actitudes preventivas resulta muy importante. La mejor protección ante una posible adicción es proporcionar a nuestros hijos información clara y suficiente acerca de sus beneficios, pero también de los perjuicios y riesgos que implican. Hay que establecer con ellos una relación de confianza que nos permita hablar y dialogar de forma sincera y abierta. Tenemos que tener en cuenta la importancia de nuestro modo de actuar, ya que nuestros hijos nos tienen como modelos y tienden a imitar nuestras propias conductas. Hay que controlar su uso, estableciendo límites y, en el caso de los jóvenes, hay que ser tajante hasta que éstos sean capaces de autoimponerse límites de manera natural, es importante que el menor sea consciente de la diferencia entre uso y abuso.
No debemos impedir que los jóvenes hagan uso de las nuevas tecnologías, pero al detectar que un menor presenta un problema de adicción a Internet y vemos que éste pasa la mayor parte del tiempo chateando, debemos impedirle que, cada vez que se conecta, entre en un chat, sin embargo, no debemos evitar que vea su correo electrónico o que navegue buscando información para un trabajo. Tenemos que ayudarles a desarrollar una adecuada autoestima y unas buenas habilidades sociales que les permitan el desarrollo de buenas relaciones interpersonales.
Es muy importante hacer hincapié en un uso eficaz del ocio y del tiempo libre, así como esforzarnos en optimizarlo, planificando actividades diferentes (deporte, lectura, manualidades, actividades al aire libre, etc…) y teniendo en cuenta que resulta muy recomendable destinar algo de tiempo a no hacer nada y simplemente descansar. En caso de sospechar que pudiera existir una adicción, es recomendable buscar ayuda profesional especializada.
“Nos refugiamos en un mundo virtual, quizá por el miedo a mostrarnos como realmente somos en la realidad. Nos creamos un entorno perfecto, con cientos de amigos y cosas emocionantes que a fin de cuentas, son falsos. ¿No vale más la pena vivir una vida auténtica, aunque pueda haber desilusiones, que escudarse detrás de la pantalla fingiendo que estas no existen?” (autor desconocido).
La psicóloga Estefanía Valero aborda periódicamente asuntos que preocupan a los ciudadanos e inciden en su salud mental. Valero cuenta con máster en Psicología Clínica y Salud y con experiencia profesional en el ámbito de la psicología desde hace más de 7 años. En la actualidad, es psicóloga de Gabinete Veintinuno, ubicado en Elda, centro que ofrece servicio especializado en psicología y psiquiatría, siendo una de sus principales pretensiones revolucionar la intervención psicológica convencional convirtiéndola en algo más práctica y adaptada exclusivamente a cada persona.