Nota: Estudio recogido en el coleccionable BITRIR, nº 1, tomo II (1991)
0. INTRODUCCIÓN.
Hace unos meses se me solicitó, desde la dirección de los medios de comunicación municipales, una colaboración para «BITRIR», suplemento de El Carrer. Acepté el ofrecimiento comprometiéndome a preparar una aproximación al estudio de la villa romana de Petrer, intentando presentar ordenadamente los hallazgos arqueológicos, que unas veces de forma fortuita y otras a través de excavaciones sistemáticas, han venido a enriquecer el patrimonio histórico de nuestra villa.
Lo primero que se nos plantea al acometer este estudio, es la necesidad de hacer una breve reseña histórica del hallazgo del mosaico, elemento patrimonial, que ha sido, sin duda, la base de concienciación para un nutrido grupo de ciudadanos, deseosos de conocer con mayor profundidad las raíces históricas de nuestra población.
Llegados aquí, no podemos sino hacer referencia a un grupo de jóvenes inquietos, que allá por los años sesenta, con ilusión y gran carga de romanticismo, salían a prospectar los cerros y los valles del término en busca de las huellas dejadas por nuestros antepasados más remotos. Pasaron los años y como suele ocurrir, a la inquietud le siguió el compromiso, pero no por ello se deja de arañar las entrañas de la tierra, buscando el fragmento cerámico que, en ocasiones mal catalogado, iba ampliando el registro cultural de épocas antiguas.
La década de los setenta será importante, gente nueva revitaliza el grupo, con la buena fortuna de poder ayudar en las tareas de limpieza del mosaico aparecido en septiembre de 1975. Fue todo un acontecimiento, ya que se dieron cita tanto el Director del Museo Arqueológico Provincial de Alicante, Enrique Llogregat como José María Soler, Director del Museo Arqueológico Municipal de Villena, no faltando el asombro y la curiosidad de niños y mayores; todos se acercaban a ver el pavimento hecho de pequeñas «tesellas» de colores, estaba ennegrecido, pero a medida que se iba limpiando aparecían ante nuestros ojos un conjunto de formas geométricas, octógonos formados por cuatro hexágonos, que formaban un motivo cuadrangular central.
La rápida y eficaz intervención de Hipólito Navarro ante las autoridades locales, y unidos, ante los organismos provinciales, dieron como resultado que los mosaicos, ya que son dos, se quedasen en la población y fueran expuestos, de forma permanente, en las paredes del Excmo. Ayuntamiento de la villa, para deleite de los curiosos y quizá, también, como recordatorio de las raíces históricas de Petrer.
Todo ello motivó que en octubre de aquel mismo año, se montase una exposición con las piezas encontradas y otras procedentes de otros yacimientos, en la Casa de la Comparsa de los Labradores, en la Plaça de Dalt. Posteriores hallazgos en la zona próxima al mosaico, como dos dolium, ladrillos circulares y cuadrados, entre otros restos cerámicos y monetarios, área, ahora, ocupada por el edificio del Banco Popular y viviendas colindantes, venían a confirmar la ubicación de una villa romana, origen del actual núcleo poblacional de Petrer.
El grupo, animado siempre por nuestro infatigable compañero Dámaso Navarro, no sólo hizo todo lo posible por salvar de la máquina excavadora los restos dejados por las gentes que durante largo periodo de tiempo ocuparon y trabajaron estas tierras, sino que restauró, junto con otros miembros del grupo, como mejor pudieron uno de los dos dolium encontrados, expuesto en una exposición, nuevamente, en octubre de 1977, en la Casa de los Labradores.
Ya en la década de los ochenta, otros hallazgos fortuitos, junto con la realización de un pequeño sondeo arqueológico en la calle Cánovas del Castillo, n.° 9, han venido a ratificar la importancia de la villa romana y su relación, como posteriormente veremos, con otros asentamientos del Valle Medio del Vinalopó. Contribuyendo también a ello, la localización y consulta, de la obra de Montesinos, referente a la historia de los pueblos de la antigua Gobernación de Orihuela, escrita en 1745, en la que nos dice que todavía en esa época, siglo XVIII, se podía ver parte de un fino mosaico romano por debajo de un terraplén, nota que había pasado desapercibida y que ahora valoramos en su justa medida.
No obstante, hay que decir que el estado actual de la investigación, en relación a los valles del Vinalopó, está todavía en proceso de realización y por lo tanto, son muchos los elementos que se nos escapan, dentro del proceso romanizador de las gentes que ocupaban estas tierras, cuya ocupación era fundamentalmente el cultivo y la explotación de la tierra.
1. SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y MARCO FÍSICO.
El término de Petrer, enclavado en la parte oriental del Valle Medio del Vinalopó, se caracteriza por un relieve montañoso entre el que quedan una serie de valles intercalados, aprovechados para la agricultura, ramblas y barrancos que descienden, en su mayor parte, buscando la falla del Vinalopó situada en la parte occidental del término. Las ramblas situadas al Oeste desembocan en el conocido Barranco de las Ovejas.
Su relieve enclavado en el Sistema Bético, concretamente, en el Pre-Bético Interno, está formado predominantemente por materiales Secundarios a los que se ha superpuesto el Terciario y en ocasiones, el Cuaternario, con estratos calizos, margas arcillosas y materiales triásicos; como consecuencia de fenómenos diapíricos.
El clima de la comarca entra de lleno en el tipo mediterráneo, caracterizado por la suavidad de los inviernos, que contrasta con una fuerte sequía estival y con precipitaciones en otoño y primavera. Estando las medias anuales entre 350-400 ó 500 mm., al aumentar la precipitación en la zona N. y E. del término, con un relieve más montañoso.
La temperatura es moderada y puede oscilar entre 8-9° C., en enero y 27° C., en julio-agosto, con una amplitud térmica de unos 18° C.
En cuanto a la vegetación, la degradación del típico bosque mediterráneo de encinas, ha dado paso a un pinar de hojas cortas y tronco retorcido, pino carrasco, unido a un matorral formado por la garriga, el enebro, el brezo, el madroño, la coscoja, el romero, la aliaga, etc.. Matorral de suelos poco profundos y escasa pluviosidad. No obstante, en zonas de mayor aridez, la degradación vegetal es mayor, apareciendo el tomillar y el esparto.
Sólo en las ramblas y barrancos se da una vegetación más húmeda, con especies como la adelfa, el baladre y el junco.