Juventud
A finales de los años 20 los jóvenes paseaban dando la vuelta a lo que entonces era el pueblo. Salían o bien de la Plaça de Dalt o de la de Baix, y durante el paseo se encontraban con los amigos y amigas. Tanto los chicos como las chicas procuraban y hacían todo lo posible para cruzarse con sus vistazos con el fin de poder conversar. Solían pasear desde la Plaça de Dalt o de Baix por la calle Sagasta (hoy Gabriel Brotons), San Vicente, actual calle José Perseguer, Cánovas del Castillo y de ahí otra vez hasta la Plaça de Baix o de Dalt.
Los chicos jóvenes que podríamos calificar de niños bien salían de paseo con un sombrero de paja conocido por el nombre de ricardito y con una especie de bastón que recibía el nombre de bengaleta. Estos elementos eran propios de los chicos más presumidos.
En el cine Cervantes y en el Gran Cinema hacían cine y baile los domingos y los días festivos. Al baile subían muchos mozos de Elda que eran amigos de las chicas de Petrer, aunque a veces eran recibidos con cara de pocos amigos por los chicos de Petrer.
Entre las diversiones o juegos de las muchachas de 14 o 15 años estaba la de contar novios. Iban por las calles contando las parejas que había festeando a las puertas de las casas. También se dedicaban en sus ratos de ocio a tirar sillas aprovechando que todas las puertas de las casas estaban abiertas de par en par o entornadas. Las chicas se acercaban sigilosamente a la entrada, tiraban la silla y salían corriendo para no ser vistos por los dueños de la casa.
Otra costumbre muy extendida entre los jóvenes era ir a comprar altramuces y guijas de la era de Pebrella y albaricoques verdes, lechugas y otros frutos a lo que más tarde se conocería como el hort del Xambiter que por aquella época era propiedad de Julio Medina. Por la Explanada y por las inmediaciones de este huerto paseaban las personas mayores y las parejas que ya eran novios formales.
En las tardes de verano acudían a las mesas de los casinos de la Plaça de Dalt a tomar helados y refrescos.
La Guerra Civil marcó la juventud de muchos petrerenses. En este sentido, mozos que por esos años empezaban a vivir, a tener ilusiones, e incluso a presumir, vieron truncada su juventud al estallar el conflicto bélico. La guerra causó una profunda herida en todos estos jóvenes. Los chicos empezaron a marchar al frente. En un principio se fueron muchos voluntarios por el carácter revolucionario en favor de la defensa de la República y en contra del alzamiento militar. Estos muchachos estaban impregnados de un fuerte romanticismo, se creían héroes y muchos marcharon del pueblo para no volver. Pero pronto el Estado fue el que empezó a reclutar a través de las quintas, puesto que el alzamiento había degenerado en una cruenta Guerra Civil.
Las chicas jóvenes pasaban un tanto tristes y aburridas por la situación bélica. La guerra había acabado con la vida de muchos amigos y en el pueblo no quedaban apenas chicos.
fotos muy buenas gracias por el regalo de la vision