La primera comunión

La edad de tomar la primera comunión, allá por los años 20, rondaba los 9 años. La catequesis se impartían en los mismos colegios y eran los maestros los encargados de adoctrinar a los niños en la fe cristiana. Cuando se tomaba la primera comunión los maestros acompañaban a los niños hasta la iglesia y cuando finalizaba la misa volvían a acompañarlos a su casa. Una vez en la casa, cada uno, según sus posibilidades, hacía convite o no.

Igual que había niños o niñas que no comulgaban porque los padres no eran creyentes, también había niños y niñas que no lo hacía por la situación económica de la familia que, muchas veces, era muy ajustada. Algunos de estos niños comulgaban gracias a mujeres que se encargaban de la beneficencia: éstas les confeccionaban un vestido corto de color blanco para salir del paso. Todo el mundo que los contemplaba sabía que aquella niña iba de caridad, puesto que su traje era muy diferente en cuanto a confección y calidad que los del resto.

Algunas niñas comulgaban de color con una mantellina negra porque no tenían suficiente dinero para comulgar de blanco, ya que el traje blanco de comunión requería velo, bolsa y otros elementos que lo encarecían.