Las elecciones municipales de 1979: análisis sociológico y programático

Paralelamente a. afloramiento de toda esta problemática urbanística, las Asociaciones de Vecinos ya existentes que han ido surgiendo a lo largo de los años anteriores se plantean como objetivo principal dar una respuesta adecuada
a todos estos problemas de carácter urbano que afectan a la vida de los habitantes de sus respectivos barrios, solución que exigen de los partidos locales que se presentan a esas elecciones municipales, y que éstos en menor o mayor grado, incorporan a sus programas.

Puede sintetizarse, como resumen de lo expuesto, que la vida política de Petrer durante un año como el 79 cargado como dije al principio de importantes y trascendentales acontecimientos, va ligada, como consecuencia de su contextualización histórica, a la existencia de retos y dificultades a superar, pero, asimismo, va acompañada de esfuerzos conjuntados, de ilusiones de cambio y de expectativas de solución. Algunas o bastantes de estas esperanzas se verian cumplidas con el advenimiento del primer ayuntamiento democrático; otras, por el contrario, permanecerían abiertas para un futuro posterior.

Radiografía sociológica de las candidaturas

Cinco fueron los partidos y coaliciones que concurrieron a las elecciones municipales del 3 de abril de 1979 en Petrer: el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), la UCD (Unión de Centro Democrático), el PCPV (Partido Comunista del País valenciano), el MCPV-OIC (Movimiento Comunista del País Valenciano -Organización de Izquierda Comu­nista) y CD (Coalición Democrática). La relación completa de candidatos presentados ante la Junta Electoral de Zona sumaba la cantidad de 116 entre titulares (105) y suplentes (12). ¿Cuántas mujeres figuraban en esas listas? ¿Cual era su edad media dominante? He aquí dos referencias sociológicas -género y edad- que voy a analizar, dando el resultado de dicho estudio una radiografía del perfil medio del candidato petrerense a esas primeras elecciones muni­cipales del año 79 desde la óptica de esas dos variables.

Análisis de género: hombres y mujeres

De un total de 105 candidatos titulares de las diferentes listas 86 nombres correspondían a personas pertenecien­tes al género masculino y sólo 19 eran mujeres, lo que, traducido en porcentajes, suponía el 81*90% de candidatos frente a un exiguo 18’09% de candidatas. De sumar los doce suplentes -todos, asimismo, varones-, la cantidad se modificaría con un aumento de la candidatura masculina a un 83’66% y con una disminución de la femenina a un todavía más reducido 16’34%.

Si nos detenemos en la observación más pormenorizada de cada partido o formación política nos encontramos sorpresas y curiosidades. Así, vemos como el PSOE. partido que se presentaba como de izquierda, y CD, la coalición situada más a la derecha del espectro político, coincidían en ser los partidos que menos mujeres presentaban en sus listas -dos frente a 23 varones (un 8’69%)-, mientras que el Movimiento Comunista era el que se llevaba la palma en su oferta femenina con ocho candidatas en contraposición a trece candidatos, lo que suponía un 38’09% de mujeres, cifra verdaderamente significativa y más en un momento como ése de iniciación democrática. El Partido Comunista incluía cinco mujeres en una lista de 24 miembros (20’83%), a la par que el otro partido representante de la derecha o del centro, como se autodefinía, la UCD, presentaba sólo dos mujeres de un total de veintiún candidatos (9’52%).

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Profundizando algo más en esta radiografía de género de estas primeras elecciones municipales realizadas en Petrer en abril del 79. se advierte que ninguna mujer figura como candidata a la Alcaldía y que, situadas entre los diez primeros puestos de las cinco listas electorales, únicamente figuran diez mujeres, destacando el hecho de que en las candidaturas de CD y del MCPV-OIC el segundo lugar está ocupado por una de ellas, mientras que en el resto de formaciones políticas las mujeres empiezan a partir del sexto lugar. De nuevo sigue siendo la candidatura del Movi­miento Comunista la que destaca en este aspecto, incluyendo cuatro mujeres entre sus diez primeros candidatos. Este dato, que puede parecer intrascendente, tuvo su repercusión práctica en el hecho de que en la Corporación Muni­cipal que resultó constituida como fruto de los resultados electorales y que constaba de 21 miembros, únicamente dos eran mujeres, una de ellas perteneciente al Partido Socialista y otra a Coalición Democrática. Escasísima repre­sentación femenina en una población donde las mujeres suponían la mayoría demográfica y el grueso más fuerte del censo electoral.

A la vista de estos datos y sin olvi­dar que se estaba en los albores de la democracia, lo primero que se me viene a la cabeza es destacar el escaso peso femenino en las can­didaturas al ayuntamiento de Petrer. ¿Qué significa esto? Que la mujer, tanto en la sociedad española en general, como en la petrerense más en concreto, seguía siendo discri­minada en aspectos tan importan­tes y significativos como eran los referidos a la acción y gestión polí­tica. La igualdad de género todavía no había llegado a este campo. Era obvio que las formaciones políticas -partido o coaliciones- en el fondo seguían pensando que las mujeres no gozaban de tirón electoral y que era mejor incluir pocas y en puestos no relevantes No se confiaba en ellas políticamente. ¿Por qué? Puede haber vanas explicaciones. Para unos quizá se explique por el hecho de que la sociedad española de entonces, y en particular la petrerense. del 79. seguía desconfiando de la capacidad de la mujer para asumir cargos de responsabilidad política y temía arriesgarse a la hora de contar con ella para tan «arriesgada» tarea; quizá, para otros, seguía imperando la ancestral y tradicional mentalidad del «poder varón» y todavía no había penetrado en ellos suficientemente los aires nuevos del «feminismo»; para unos terceros, la explicación o la justificación sería más sencilla y se trataría de admitir que la democracia estaba en pañales, recién nacida o estrenada, y todavía no había transcurrido el tiempo y rodaje suficiente para que las ideas sobre la «igualdad de género» se convirtieran en una realidad más normalizada de la sociedad y, por supuesto, en los partidos era necesario más tiempo para que tales ideas pudieran calar y se dejaran notar.

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Mujeres en la manifestación del 1 de mayo de 1979 en Petrer.

Lo segundo que advierto en el análisis estadístico antes expuesto es que son dos de las fuerzas políticas de izquierda petrerense, el PCPV y. de forma significativa, el MCPV, quienes mejor entienden y aplican el axioma de que «todos somos iguales» y que las mujeres pueden ser tan buenas y eficaces concejalas como los hombres. Quizá ésto pueda entenderse por el hecho de la presencia en el seno de tales formaciones políticas de una fuerte presencia y dinamismo femenino, o también por la estrecha relación que estos partidos tuvieran con organizaciones feministas existentes en esta localidad como fue el caso de «la Asamblea de Mujeres», asociación que es objeto de investigación en un artículo de esta misma revista.

Análisis de edad: jóvenes y adultos

Para poder hacer una radiografía sobre la edad de los candidatos, es preciso delimitar el espacio temporal que abarca cada fase de la vida humana en lo que a política se refiere. A tales efectos y siguiendo criterios sociológicos más que demográficos, definiré como candidato joven al que se encuentre entre los 18 y 30 años, candidato adulto el comprendido entre los 31 y los 60, candidato viejo o de la Tercera Edad toda aquella persona que supere el listón de los sesenta.

Partiendo de estas premisas fundamentales y centrando la investigación sólo sobre los 105 candidatos titulares, al ser ellos los únicos sobre los que la fuente hemerográfica aporta el dato de la edad, la observación estadística per­mite aportar los datos que a continuación se expresan.

De ese total de 105, sólo hay 30 candidatos ubicados en el tramo joven, 71 que están entre los treinta y uno y sesenta años, y únicamente cuatro que excedan de los sesenta. Si traducimos estas cantidades absolutas en porcentajes relativos sale un 28’57% de candidatura «joven» por un 67’61% de candidatos «adultos» y un escasísimo 3’80% de la candidatura de la Tercera Edad. Es evidente que tales porcentajes muestran una gran distancia entre candi­datos y candidatas pertenecientes a los diferentes tramos de edad predominando de forma muy significativa aque­llos que tienen de 31 a 60 años y, dentro de este sector, el mayor número se ubica en los que están en la treintena.

Si se baja al detalle de la candidatura presentada por cada partido o coalición, nos encontramos que es el MC la formación política que más sobresale en lo que a la edad joven de sus candidatos se refiere, pues, de los veintiún titulares que componen su lista, quince son jóvenes -hay dos con menos de veinte años- frente a sólo seis comprendidos en el tramo de «adultos». Eso da una candidatura con una edad media de 26 años. Le sigue el PCPV con nueve candidatos en edad igual o inferior a los 30 años, frente a once adultos y un pensionista de 63, estableciéndose la edad media de su candidatura en 33 años. En tercer lugar estaría la UCD con un solo candidato menor de 30 años por 19 comprendidos en la fase adulta, y uno con 67 años. El perfil medio de edad de la candidatura ucedista aún dis­poniendo de un único candidato joven, raya los 38 años. A continuación vendría el PSOE con una candidatura cuya edad media está en los 44 años, y una lista en la que figuran tres miembros situados en el tramo joven de 18 a 31 por 16 candidatos adultos y dos con edades de 72 y 74 años. El quinto y último lugar estaria representado por CD que, aún coincidiendo en términos relativos con los socialistas en la edad media de sus candidatos -44 años-, baja­ría en términos absolutos al tener sólo dos jóvenes en su candidatura, uno menos que la lista del PSOE.

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¿Qué reflexiones me merecen esta observación estadística? Aún a riesgo de equivocarme, tres son las conclusiones que vienen a mi consideración. La primera es que, en general, los partidos petrerenses han preferido para sus can­didaturas al ayuntamiento la marca de la «adultez» o la «madurez» -sociológicamente hablando-, supongo que bus­cando, no sé si acertada o desacertadamente, un equilibrio intermedio entre el dinamismo espontáneo de la juven­tud y la experiencia sosegada de la vejez, sectores ambos (jóvenes y viejos) no suficientemente reconocidos, dado su peso demográfico, social y electoral. La segunda es la constatación, a partir de las cifras expuestas, de una con­tradicción existente entre una sociedad como la de entonces que, tanto en lo económico y laboral como en lo cul­tural y propagandístico, comenzaba a mitificar la juventud como aspiración ideal y a ensalzar el protagonismo de lo «joven» en muchos aspectos de la vida, y la realidad concreta del campo de la acción política en la que no se reco­noce al joven esa importancia que en otros sectores sí se le confiere. La tercera y última conclusión es que. al igual que ocurría en el análisis de género antes expuesto, siguen siendo el Movimiento Comunista seguido del Partido Comu­nista -partidos de izquierda- quienes demuestran tener más confianza en la capacidad de la juventud y le dan una mayor participación en lo político al incluir en sus listas mayor número de candidatos jóvenes.

Uniendo los datos de género y de edad sale el retrato robot del candidato a las elecciones municipales de Petrer del año 79 en lo que a esas variables se refiere, a saber: varón, casado y adulto, es decir, con una edad comprendida entre los treinta y sesenta años.

Si se hace una comparación entre la realidad electoral municipal de ese año, 1979, y la actual, se observa, como es lógico, un avance positivo en lo refe­rente al género y edad de los 21 concejales y concejalas del actual ayun­tamiento al constatar un aumento significativo de mujeres e, igualmente, aun­que en menor proporción, de jóvenes -en el sentido antes expresado-, en la composición de la Corporación Municipal surgida de las elecciones muni­cipales del año 2003.

Radiografía política de los programas electorales

Detrás de cada candidatura hay latente una ideología o determina­dos valores que la definen como «de izquierda» o de «derecha», otra cosa es que tales valores políticos o ideológicos se diluyan en una retahíla de promesas, o no se defi­nan con la suficiente claridad y coherencia, pero existen, y descu­brirlos debe ser tarea del analista o del investigador, aún a riesgo de la subjetividad propia de todo el que piensa o recrea la realidad. Radiografiar en la medida de lo posible ese sustrato ideológico-politico que subyace tras cada partido y coalición que se presenta a las elecciones municipales de Petrer del año 79 es el objetivo inmediato

La base ideológica de la candidatura socialista, si nos atenemos a unas declaraciones hechas por su candidato a la alcaldía en diciembre del 78, se sustentaría, al menos, desde el punto de vista teórico y formal, en el «socialismo» sin precisión de tendencia alguna concreta. Estas fueron sus palabras: «Vengo de una ideología obrera y, cuando empecé a entender lo que era el socialismo, me afilié a él. Pero lo hice sin planteamiento ideológico concreto recogiendo las aportaciones de Besteiro y de Largo Caballero y, por supuesto, entendiendo el marxismo como algo útil para plante­arnos el cambio en la sociedad, como algo concreto que necesitamos para saber de qué partimos, pero no como dogma .» (2) Si trasladáramos esta posición personal al conjunto del partido y más viniendo de su cabeza de lista se podría decir que el sustrato ideológico del programa del PSOE seria un «socialismo ecléctico», entendiendo bajo ese término no algo negativo sino simplemente una definición general e imprecisa capaz de conjuntar el radicalismo de Largo Caballero con el moderantismo de Besteiro. Otro principio político sobre el que la candidatura socialista pretende pivotar su actuación política en el municipio es el de la «justicia social que posibilite la máxima participa­ción popular y permita una total transparencia de la política municipal» (3). Analizando con más detalles su programa electoral se observa que contiene una mezcla de promesas concretas -obras a realizar- y un conjunto de principios políticos que afectan a distintas áreas pero que consideran básicos e indispensables para la evolución de un ayun­tamiento democrático de izquierdas. Así pueden recordarse algunos como: «Hay que acercar el municipio al pueblo». «Se debe de primar una medicina preventiva», «Hay que democratizar los centros educativos», «Es necesario que el pueblo tome conciencia para lograr una auténtica cultura popular», «Se tiene que hacer viable el urbanismo con la propio vida de la sociedad».

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