La velocidad económica de la vida moderna, inclemente con los perezosos y conservadores, exige renovarse en los negocios o morir. A veces exige desandar el camino recorrido y optar por otras fórmulas, en otras ocasiones se trata de perfeccionar los servicios y dar un valor añadido, o de buscar alternativas y diversificarse. Como uno de los motores de la sociedad, desde la publicación damos cabida a historias empresariales, porque son excelentes ejemplos de hacia dónde nos dirigimos, qué valorábamos antes y qué valoramos ahora. Ejemplo de todo lo expuesto es la historia que traemos hoy, acerca de una de las últimas armerías de la comarca, la de Ramón Albero, en la calle Pedrito Rico de Elda, y que ofrece unos servicios muy variados que no pueden encontrarse prácticamente en un área de 50 kilómetros.
Ramón Albero se inició en el particular mundillo de muy joven, acompañando a su padre en la gestión de la tienda, allá por los 60. “Mis primeros recuerdos datan de cuando apenas tenía 7 años, cuando ya cargaba cartuchos. Después del colegio venia al taller, los fines de semana y los veranos también, incluso la mili me la pasé en el taller. En fin, que llevo ya aquí 50 años”.
“Eran otros tiempos”, nos cuenta, “y en estos cincuenta años he visto muchos cambios”. En sus inicios, la caza todavía era un deporte reservado a las clases altas, muy arraigado a un determinado colectivo y con una imagen de tradición a sus espaldas, algo que comenzó a cambiar con el asentamiento de una clase media en España a finales de esa década y principios de los 70. Los valores asociados a la actividad también comienzan a cambiar, y se percibe como una actividad agradecida y cercana, donde se está en contacto con la naturaleza y se hace ejercicio físico. “Hay todo un emerger del mundo de la escopeta, en todos los campos. En esta época se crea la competición de caza y proliferan los campos de tiro, que se podían regular con permisos muy básicos, por lo que en casas de amigos se jugaba al tiro al plato. De esta forma, los hijos y los amigos de los más avezados se iban introduciendo; igualmente los permisos de armas, como para la escopeta, era muy fáciles de obtener, simplemente había que realizar una solicitud en la Guardia Civil”.
Restricciones a la caza
Esta situación se fue afianzando y prolongando en dos décadas. A principios de los 90 hay en España hay dos millones y medio de permisos de caza. Paralelamente, el movimiento ecologista y sus principios se van afianzando en las sociedades occidentales, y se comienza a poner vetos a algunas de las prácticas habituales en caza. Muchas prácticas y utensilios para la caza se van prohibiendo, sobre todo las indiscriminadas, las no selectivas. Las redes en pesca, los cepos, etc., se van eliminando. Igualmente, en el año 2.000 se aplican cambios administrativos que endurecen la obtención de permisos de caza: se realiza ahora un examen oral de 20 preguntas y una prueba de destreza con el arma, montarla y desmontarla. No es la legislación más restrictiva del mundo, pero muchos cazadores se introducen en la práctica a una edad avanzada, y las medidas descritas son suficientes para echar a mucha gente para atrás. Además, se pasa de una licencia nacional de caza a una autonómica, con lo que se restringe mucho los movimientos de los cazadores por todo el país. Igualmente, ahora es mucho más complicado oficializar un campo de tiro.
Otros cambios van hacer remitir el auge de la práctica: una de los más destacados, la enfermedad de los conejos, conocida como la mixomatosis, diezmó gravemente su población en todo el país durante la década de los 90. La principal pieza de caza menor de toda la provincia desaparece del mapa. Las nuevas técnicas de goteo en los cultivos y los tratamientos a los que son sometidos para evitar plagas o infecciones tampoco favorecen a la fauna. “La gente deja de ir ya que no hay animales”, señala Ramón. El auge de la construcción en toda la zona del levante también afecta a las migraciones de las aves, que ven reducidas su población.
Un arma para cada necesidad
Ramón ha vivido toda esa evolución, paralela a los grandes cambios que también ha experimentado todo lo que se refiere al entorno de las armas: “lo que antes era una artesanía de herrero ahora se fabrica en avanzados centros tecnológicos en cadenas. Se aplican fibras nuevas, se trabaja el acero, se pule y endurece el metal… Un arma ahora pesa un kilo menos que antes y es más eficaz”.
El arma por excelencia sigue siendo europea, “tanto en caza mayor como en caza menor como en armas cortas y largas, y en cualquiera de competición”. Luego las combinaciones son infinitas: “puedes poner la mejor arma con el peor visor, o al contrario. Podemos elegir 600 calibres de caza mayor, luego debemos tener en cuenta las variables en el peso de las puntas y también la variable de los fabricantes dando variedad en la munición. Eso es lo difícil que hace tener una armería dotada al 100%, no hay armería en el mundo de ofrecer todo el abanico”. No obstante, Albero porfía por ofrecer el servicio más completo posible, “con más de quinientos proveedores, aunque a la mayoría de ellos no les compras o le compras poco. Casi todos son de territorio nacional, pero también tengo proveedores en Francia, Alemania e Italia. En total, podemos ofrecer desde aquí más de 10.000 referencias”.
El asesoramiento, por tanto, es una parte importante del negocio, y pocos como Albero pueden señalar exactamente el instrumento idóneo para lo que estás buscando: “los usuarios avanzados llevan ya una idea de qué quieren, partiendo de la base que el arma ideal sería un arma insonora, sin retroceso y que, por supuesto, te permita comerte la pieza tras abatirla. Así, se trata de media con él para que te diga con quién va a cazar, a dónde, qué tipo de caza va a realizar, etc., para acabar indicándole la más adecuada”.
Quizá, no obstante, lo más importante sea que “aquí estamos al día de las nuevas legislaciones y nos encargamos de todo. Nuestros usuarios no tienen que preocuparse: realizamos seguros de caza, tramitamos seguros de armas, revisamos y actualizamos licencias de toda España, catalogamos armas, etc. Se trata de facilitar todo tipo de documentos relacionados con nuestro entorno, lo que no es un asunto baladí e implica, generalmente, desplazarte a diferentes sitios y perder toda una mañana por persona poniendo en orden todos estos asuntos”.
La caza actual
Aunque no se ha regresado a los niveles de afición por la caza de, por ejemplo, finales de la década de los 80, de hace unos pocos años para acá sí se ha visto un tímido resurgimiento “o al menos un mantenimiento”. El abandono actual de los cultivos ha favorecido la presencia de animales, con recuperaciones notables como la del conejo. Asimismo, la caza mayor ha vivido un auge en toda la provincia, con la irrupción del arruí o el muflón, o la gran población de jabalís. “Sin embargo, en la zona, la caza menor sigue siendo la reina; nosotros ofrecemos un amplio abanico de caza menor y un abanico más estrecho de caza mayor, con todas las variables, repito, que pueden darse, pudiendo optar por un arma funcional de mil euros a otras piezas más enriquecidas, con adornos, elección de piezas y de fabricación limitada, que pueden irse hasta precios muy altos, tanto en armas como en óptica”.
Igualmente, la pesca se ha ido transformando con los años. Para muchos de sus practicantes, entre las que se incluyen muchas mujeres, se ha convertido en una actividad relajante, “sobre todo en esta zona, donde gracias al clima puedes irte a la orilla del mar mientras amanece y ya sentirte reconfortado. De hecho hay muchos pescadores que se han especializado en la pesca sin muerte. No llevan un arponcillo: el pez lo sacas, lo desclavas y lo tiras al agua. La zona más o menos próxima, ofrece, además, la posibilidad de pesca en agua dulce y agua salada, cada una con sus encantos, desde estar subido en una embarcación con el mecer del agua a estar apostado en las rocas, viendo cómo rompen las olas, y sus diferentes utensilios, desde la cola de rata a la cucharilla”.
Un buen reportaje sobre la entrañable armeria de Ramón Albero.
Un gran profesional, casi tanto como su padre, verdadero fundador de la saga de los Albero.
Felicidades Ramon.
Ramón es un tío encantador y tiene de todo, de todo. Si os gusta la naturaleza, no hace falta que seáis cazadores, pasaros. Y buen artículo que no tergiversa ni cae en el sensacionalismo.