*Nota: Artículo publicado originalmente en la revista Petrer Mensual nº45 – septiembre de 2004
Una gran roca situada en medio de la rambla que baja desde la cara oeste de la sierra del Maigmó en dirección a l´Estret de Agost siempre fue conocida como la pedra dels quatre termes. La enorme piedra era como un hito, un punto de referencia, que dividía los términos municipales de Agost, Castalla, Tibi y Petrer. Aunque no importaba demasiado, los habitantes de las distintas partidas rurales sabían en cual de las cuatro poblaciones estaban situadas las fincas que laboraban o si los rebaños entraban o salían de un determinado territorio. Así fue durante décadas e, incluso, siglos hasta que los intereses de los señores de los municipios implicados decidieron retirar el término de Tibi hasta el cercano Maigmó. Sin embargo, de este hecho administrativo casi nadie hizo caso y la memoria popular todavía conserva la antigua delimitación que es corroborada por la existencia de algunos mapas que reproducen fielmente lo que el tiempo y la Administración no han logrado olvidar. Tomás Aguilar nació en la Casa del Estret y 71 años después ha acompañado a esta publicación a visitar aquellos lugares tan alejados del casco urbano petrerense.
Tanto si se llega a l´Estret de Agost por Les Ventetes y Palomaretcomo si se hace por Catí y Clot de Manyes es la zona más alejada del casco urbano de cuantas partidas rurales existen en todo el término pertrerense. Es un sitio bonito –especial– de brusca orografía situado en los confines del territorio. Hace medio siglo la zona estaba jalonada de extensas fincas y casas pertenecientes a los ricos terratenientes dela época y eran cuidadas por los mitjés o arrendadors que a base de sacar adelante una agricultura de subsistencia conseguían con mucho esfuerzo alimentar a sus respectivas familias. Los propietarios se acercaban de tanto en tanto a liquidar cuentas, a cazar el perdigot y a ser agasajados con la mejor comida que los fogones del hogar habían visto cocer en muchos meses. De las casas apenas queda piedra sobre piedra y en las terrazas abancaladas hace décadas que no entra un arado.Las casas de Les Coves, Manyes, els Serranos o la del Estret son un claro ejemplo. Tan sólo la finca de Petorrins se salva de la situación. Un par de tractores resguardados de los soles de agosto bajo una gran higuera son la clara muestra de que todavía allí se resiste bajo casi los mismo parámetros y las mismas prácticas que hace un siglo. Por los alrededores de la casa corretean una considerable cantidad de gallinas, algún pato y un numeroso grupo de palomas revolotea por los alrededores posándose de vez en cuando sobre el tejado. Cerca de la Foradá el ganado que ha salido al amanecer pasta de manera cansina antes de que el sol alcance su cenit. Así debió ser en cada una de las fincas que existían en Catí, Clot de Manyes, Palomaret y las estribaciones del Maigmó. La pedra del quatre termes era para todos los habitantes de estos valles una especie de guía, un punto de encuentro o una frontera sin aduanas que los pastores y agricultores atravesaban en busca de pastos o de cosechas. Su propia ubicación en el Barranc de la Sarsa se presta a ser un punto de referencia en los mapas, situada en una rambla que debe bajar caudalosa cuando llueve torrencialmente y donde se unen también las aguas procedentes del mítico Maigmó por su parte sur. En definitiva, un punto perfecto para que los territorios de las cuatro poblaciones vecinas se delimitaran. Las tierras situadas a la izquierda aguas abajo del Estret son del pueblo Alfarero de Agost, las que quedan a la derecha pertenecen a Petrer y las que miran a la impresionante mole del Maigmó a Castalla y Tibi.
Concha, la madre de Tomás que mercadeaba al trueque en los pueblos vecinos sabía que desde su casa, situada un poco más abajo de la pedra, le separaba una hora escasa de Agost, pasadas las tres horas y media de Petrer y las cuatro horas largas de Castalla. La distancia con Tibi era mucho mayor y el trayecto nunca lo recorrió. Era una mujer valiente. Cuando se llevaron a su marido al frente durante los tres años que duró la guerra civil fue ella quien se hizo cargo de las tierras que entonces pertenecían al conocido terrateniente don Enrique Abad, hermano del también latifundista don Eleuterio, quien mandó construir la Canal de Ferro para regar las tierras de la Foia. Araba, plantaba la simiente y recolectaba. Años antes se había casado con Tomás Aguilar, natural de Bigastro que había llegado a una de las fincas de El Palomaret para ganarse la vida con su familia. Con los años Tomás se convirtió en uno de los guardias municipales de nuestro pueblo. Tomás hijo paso su infancia en la Casa del Estret pastoreando por los alrededores un pequeño ganado con cuya leche su madre elaboraba quesos que vendía en Agost de donde era natural. Seis décadas después, Tomás recuerda con detalle y cuenta a su hijo (también Tomás) que nos acompaña como era la finca y la casa que hoy está en un lamentable estado de abandono y ruina. Junto a la rambla existía un pequeño nacimiento de agua que alimentaba una balsa que a su vez regaba una frondosa huerta plagada de árboles frutales. Los olivos y almendros de secano estaban situados más arriba, allí donde el agua no podía llegar. Se han hundido las dos cuevas que servía para guardar el rebaño que él cuidaba, la casa está irreconocible,el monte coloniza las antiguas tierras de labor, la balsa está seca y del nacimiento ya no brota agua alguna. Incluso el cauce dela rambla que viene del Estret es mucho más profundo. Y es que el tiempo no pasa en vano. Desde que Tomás vio como un otoño,cuando tenía seis o siete años, la rambla crecía desmesuradamente hasta amenazar la casa, han pasado muchos otoños y muchas lluvias torrenciales y desproporcionadas. Lo único que permanece intacto es la pedra dels quatre termes. Ha resistido las climatologías más adversas y bajo su atenta mirada, como lugar de paso, ha visto como ha evolucionado la vida, como los tractores sustituyeron a las caballerías, los agricultores dejaron paso a los excursionistas y los carros a los coches todo terreno.
Tres comarcas
Los vecinos de las partidas rurales situadas en las estribaciones del Maigmó nunca admitieron que las autoridades de los pueblos cambiaran los límites de los pueblos y Petrer, oficialmente, ya no lindase con Tibi. Para ellos siempre fue un pueblo vecino. Hoy en día la pedra dels quatre termes sirve de mojón para delimitar tres comarcas naturales: La Foia deCastalla, L´Alicantí a la que pertenece Agost y Vinalopó Mitjá al que está adscrito el pueblo de Petrer. Curioso, junto a la pedra se ha excavado un pozo al que le sacan un agua fresca y cristalina. Por su situación se encuentra en el término petrerense pero a un par de escasos metros de los territorios de Agost y Castalla.
Moltes gràcies per mantenir el patrimoni cultural popular. Aquests records i vivències sense vosaltres es perdrien – i son les nostres arrels -.
Ànim i no deixeu de sorprendre´ns.
Muy interesante este artículo, que no conocía pues a la citada revista mensual no le hice ningún seguimiento, mas allá de sus primeros números, al detectar que su contenido mayoritario iba a la caza y captura del entonces alcalde, José Antonio Hidalgo, por lo cual su mayor contenido publicitario estaba sufragado desde la Diputación Provincial.
No obstante, hay que reconocer que es un trabajo riguroso y muy bien elaborado, como es propio en su autor, cuando se olvida de partidismos, fobias y venganzas personales.
Como deja entrever en su primer párrafo, la célebre piedra ya no divide «els quatre termes», pues el de Castalla comió terreno al de Tibi, por cuya razón este municipio y Petrer no tienen ni un metro colindante.
Pero esa «comida» de terreno debe ser bastante antigua. Tengo un plano del Instituto Geográfico y Catastral de los años 40 del pasado siglo (por su deterioro no adivino si se editó en 1942 o 1947) donde los términos ya estaban divididos como en la actualidad.