*El siguiente artículo está extraído de la revista Festa 99
Con la intención de conocer la documentación referente a Petrer que se custodia en los diversos archivos de todo el ámbito estatal nos hemos dirigido en esta ocasión al Archivo Histórico Nacional, Sección Guerra Civil, ubicado en Salamanca, con el fin de recabar todo el material documental posible del que dispone este archivo para, de este modo, tener un mayor conocimiento de la historia de Petrer en un periodo fundamental para nuestro pueblo.
Así podemos disponer hoy en el Archivo Municipal de Petrer de todo el material fotocopiado de este magnífico centro documental que desvela muchos aspectos de los entresijos de la Guerra Civil a nivel del estado español. La documentación que se conserva en Salamanca referente a Petrer por desgracia no es muy abundante. Pero sí demuestra interés por lo novedoso que algunos de estos papeles apuntan en diversos aspectos de la historia de la villa. Para la descripción de los expedientes de este archivo se ha seguido un orden cronológico.
LOGIA MASÓNICA «CONSUELO» 1882
No toda la documentación que se conserva en este archivo corresponde a la Guerra Civil, sino que también aparece documentación del siglo XIX. En este sentido con fecha 15 de septiembre de 1882 figura una carta remitida por los responsables de la Logia Consuelo de Petrel, n° 128, a los responsables de la Logia Amor, n° 20, de Madrid en la que envían una relación de los componentes, hermanos, de la logia petrerense.
Se llama logia al lugar donde trabajan los miembros activos de la masonería. El fundamento y fin de la logia es la educación y formación de sus miembros, es un verdadero taller de perfección de los hermanos que la componen, perfección que se intenta extrapolar al bien general de la humanidad. Se procura mejorar la condición social del hombre especialmente a través de la instrucción, el trabajo y la beneficencia. Las logias, célula base de la masonería, regularmente constituidas, son iguales en derechos y obligaciones y sobre todo soberanas e independientes con las limitaciones consignadas en los Estatutos Generales.
Una vez constituida la logia, y habiendo acondicionado el Templo-Taller donde realizar sus trabajos, comienza la administración y funcionamiento de la misma.
Las logias para su normal administración y orden de sus trabajos tienen sus Dignatarios y Oficiales, que son nombrados de conformidad con la Constitución y estatutos de cada potencia. Son elegidos por la logia normalmente en la segunda quincena del mes de diciembre y con pequeñas variaciones los Dignatarios son: un venerable, un primer vigilante, un segundo vigilante, un orador, un secretario, un tesorero y un primer experto. Cada dignidad posee una insignia simbólica que representa su cargo o función dentro del Taller.
La figura del venerable maestro es crucial en el funcionamiento de una logia. Tiene derecho a convocarla fuera de las «tenidas» —reuniones de trabajo de la logia— obligadas por su Reglamento particular; dirige los trabajos y representa oficialmente a la logia en todas las circunstancias; firma todas las actas y todos los documentos que emanen de la misma. El venerable abre y cierra los trabajos, provoca las discusiones sobre puntos que pueden interesar al Taller en particular o a la Francmasonería en general. Debe velar siempre por el cumplimiento de los Reglamentos Generales y de la logia, así como por la estricta observancia de los decretos y disposiciones emanadas del Soberano Consejo de Gobierno.
Los vigilantes deben poseer también el grado de maestros, dirigen los trabajos de los aprendices y compañeros, cuya instrucción particular les es especialmente encomendada. El primer vigilante que dirige la columna de Mediodía se sienta en la Columna B; el segundo vigilante que dirige la columna del Norte se sienta en la Columna J.
El orador se sienta a la izquierda del venerable que preside los trabajos, sintetiza las discusiones que deben someterse a votación, debe realizar una memoria anual de los trabajos del taller. Es el encargado de pronunciar los discursos que las solemnidades requieren.
El secretario tiene su lugar a la derecha del venerable. Se hace cargo de todos los papeles, documentos, expedientes, registros y libros de la logia. Está obligado a redactar las actas de los trabajos realizados por cámaras y comisiones así como las actas de las «tenidas» o libro de arquitectura donde tiene que tener especial cuidado en señalar todos los acuerdos tomados en las mismas, todos los documentos que ésta reciba, así como el producto del Tronco de Beneficencia. Su firma debe figurar junto con la del venerable en los documentos que la logia expida. Anualmente debe enviar al Soberano Consejo un Cuadro Lógico de los miembros activos del Taller, así como señalar las altas y bajas ocurridas.
El tesorero se coloca a la derecha del orador, se encarga de percibir las cotizaciones, derechos de iniciación, afiliación, regularización y aumento de salario, debe llevar un libro donde anote todas las entradas y salidas del numerario de la logia. Es responsable del pago regular de los derechos de la logia a la Gran Tesorería.
En Petrer forman esta asociación masónica nueve miembros, todos de la villa excepto el médico-cirujano Luis Gonzaga (Benjamín) que era natural de Valencia y ocupaba el cargo de segundo vigilante de la logia y el comerciante Francisco Ponti (Corlo-Magno), orador de la asociación masónica que había nacido en Barcelona.
Los otros componentes eran: José Doroteo Payá Ramírez (Pe/ayo) (1829- 1903), propietario y venerable de la logia, Román Payá Soria (Noé) (n. 1853 e hijo del anterior), comerciante y primer vigilante, José M. Poveda Vidal (Murillo), médico sangrador y limosnero en la logia, Manuel Castillo Pérez (Demóstenes), propietario y secretario de la logia, Doroteo Payá Soria (Sócrates) comerciante y guarda T. de la logia, Joaquín Verdú Poveda (Cid), panadero y tesorero de la logia y Francisco Beltrán Rodríguez (Asdrúbal), veterinario y secretario adjunto de la sociedad masónica.
Se da la circunstancia que José Doroteo Payá Ramírez y su hijo Román Payá Soria habían pertenecido en 1881 a la Logia Amor n° 126 de Villena. Tomaron los mismos nombres que un año después utilizarían cuando José Doroteo Payá fundó en Petrer la Logia Consuelo, Pelayo y Noé respectivamente.
Como se puede comprobar a través de esta relación miembros destacados de la burguesía petrerense eran componentes activos de esta logia, existiendo también vínculos muy estrechos del republicanismo con la masonería en la época de la Restauración.