Desde mi cocina (I): A mí me gusta Bach

La cocinera Puri Tafalla Peñalver, quien nos acercó su experiencia cocinando con un grupo de afiliados a la ONCE, se ha propuesto que todos activemos nuestros sentidos y hagamos de la cocina un placer más de la vida. Para ello, nos irá aleccionando y sugiriendo periódicamente maneras de lograrlo, desde este su espacio, titulado «Desde mi cocina».

En efecto, Bach me resulta inspirador para cocinar, cualquier cosa, cualquier plato que quiera preparar tranquilamente, por puro placer. He de reconocer sin embargo, que la tarta de almendras me sale perfecta con música de relajación, incluso mantras o cosas así, creo que esa espiritualidad impregna el almíbar de alguna suerte de magia  y  creo que las empanadas, sobre todo las criollas,  adquieren su justo toque con un Phil Collins, algo de Springsteen  o incluso el ritmo de Sakira… Son mis pequeños “otros” ingredientes  para cocinar con toda satisfacción.

Suelo decir que la cocina ha de ser como un encuentro amoroso en el que todo cuenta: las luces, la música, el ambiente… No cocinéis nunca de cualquier forma, ni con el tiempo justo, porque se acaba mirando el reloj con ansiedad porque se hizo tal hora y seguimos sin vestir y la cocina y las prisas, se llevan muy mal.

Arropaos de cosas agradables: luces de velas, incienso, no sé, cosas así. Si os gusta el vino, la cerveza, un mate o un buen café, serviros mientras cocináis, eso si, poneros una buena copa para el vino, trataros como si fuerais vuestro mejor invitado, sacar las tazas más agradables para vuestro café o la mejor tetera para el té. Buscar la música que más os inspire, sea lenta o rápida, acomodar el ambiente que os resulte más agradable para pasar un buen rato, así comienza todo.

Vamos a aprender todo esto, vamos a aprender a cocinar y muchas más cosas, porque la cocina es justo muchas cosas: es creación y es placer. Armamos platos de la unión de los diferentes ingredientes, ingredientes que son aliados vivos en este laboratorio: las verduras, las especias, los líquidos, las masas…. Todo está vivo. También el fuego, el agua… la mesa y sus telas, las luces y nuestros invitados o comensales.

Aprender a mirar con otros ojos cada cosa que sucede a nuestro alrededor en la cocina, despertar los sentidos, acostumbrarlos a ejercitarse y a sentir, esa es la primera meta que  propongo, lo demás, eso está en notas y libros de cocina o en Internet, las recetas, los consejos, etc. también veremos todo eso, pero lo que en realidad me encantaría, es que aprendiéramos algo que se resume en una frase muy cortita: el placer de cocinar.

Tomamos la olla, preferentemente de barro y le echamos un chorrito de aceite. ¿Qué cuanto es un chorrito? Unos 50 ml. Más o menos. Y seguimos…

Unas lentejas se preparan en unos diez minutos, podría decirse que es cocina rápida, porque cocina rápida no es hacer medio cordero en una olla especial en 9 minutos, yo eso no sé cómo llamarlo, la verdad, la cocina rápida  para mi, no está reñida con lo exquisito y menos con lo saludable. Pero sigamos.

Mientras preparamos las lentejas, me gustaría que hicierais un ejercicio: simplemente observar, escuchar… Pondremos a Bach.

Yo pido en clase, que intentéis poner en práctica cada vez que cocinéis, este simple ejercicio. No cuesta nada, apenas un par de minutos, es divertido, os va a dar placer, probadlo. Se trata de hacer como un recorrido por cada uno de nuestros sentidos. De pronto, mientras cocináis cualquier cosa, por pequeña o simple que sea, incitar la vista, mirad los colores que manejáis: el blanco amarillento del pan, el color ámbar del aceite, la blanca sal, el rojo, los verdes diferentes… En fin, despertad, abrid los ojos. Luego las manos, el tacto, sentir cada textura diferente, las temperaturas, el cómo se deslizan las lentejas entre los dedos. Acercar luego cada cosa a la nariz, olfatear y sentir las diferencias y lo mismo conseguir con los sonidos, la cebolla y sus chasquidos, el chorro del agua lavando vuestras manos, los pequeños pasitos que dais aparentemente silenciosos, la puerta del armario o de la nevera… llevaros finalmente a la boca algo de lo que os rodea y preparar vuestras glándulas imaginando el sabor que adquirirá aquello que estáis cocinando.

Este recorrido os aseguro que se convertirá en una práctica que pronto realizaréis de forma automática, aunque no inconsciente, pues es justamente la consciencia en todas las sensaciones que se nos presentan en la cocina, lo que hemos de buscar para vivir el instante con la intensidad que merece.

A continuación echaremos en la olla:

Una cucharadita de pimentón de la Vera

Una cebolla mediana cortada en juliana

1 cucharón de lentejas por comensal

Un par de  acelgas cortadas en trozos

Un nabo y una patatita en cuartos

Algunas verduras al gusto: un calabacín, una zanahoria, un par de alcachofas… Todo cortado en trozos.

Quizás algún trozo de chorizo o jamón en  finas tiras, esto es opcional ¡Están tan ricas vegetarianas!

Y por último, una pizca de comino molido y sal. Todo ello en crudo y cubierto de agua.


Podéis convertiros en espectadores de esta danza, como si tuvierais una cámara y filmarais con ella una escena sin palabras y entonces, fijaros: pasito adelante, arrimo la olla al fuego, media vuelta hacia la nevera y mi brazo sube arriba, tomando la sal. Cabeza inclinada, controlando el cuchillo, manos acá…. Danzad, danzad conmigo y poner la música que queráis a este baile….

Ahora dejemos que el fuego haga su trabajo, dejar que las lentejas se guisen a la vieja usanza.

Todas estas cosas que pudieran aparentar estar desligadas del hecho de realizar un guiso, son parte fundamental del sabor final de vuestras comidas y no es una ilusión, es una realidad, la estructura del agua contenida en cada alimento, se modifica ante las energías que vuestras manos y todo vuestro ser despliega y por eso mismo es una verdad, que el cocinero es un ingrediente más de la receta.

Puri nos acercará la cocina desde otro punto de vista en progresivas lecciones.
Puri nos acercará la cocina desde otro punto de vista en progresivas lecciones.

5 thoughts on “Desde mi cocina (I): A mí me gusta Bach”

  1. Gracias, Puri, por este regalo para los sentidos.
    Comparto plenamente contigo la idea de que el amor puesto en cada una de las cosas que hacemos, sea trabajo o afición, mejora sustancialmente el resultado.

  2. Jolin que sensibilidad a flor de piel que tienes,y además qué razón que tienes cuando dices que el cocinero es un ingrediente más de la receta.
    !las próximas lentejas que haga me monto una juerga que pa qué¡
    Muy divertidos tus artículos.

  3. Unas clásicas lentejas con el mejor de los clásicos. Con esta combinación nada puede salir mal. Mañana mismo pongo en marcha los «sentios» y me hago unas lentejas. Gracias y felicidades.

  4. Que ricas las lentejas, pero si le añadimos un puñadito de alubias y otro de arroz creo que entonces tenemos » tres puñaos» hace mucho que no lo como pero recuerdo que estaba exquisito!! Puri, si no tienes 3* michelin es porque no quieres.

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