EL PAX O EL CINE DE COLORES
Por sus características peculiares, era imposible intentar describir determinados momentos y ambientes del cine de la parroquia.
El Pax, abría sus puertas al público en octubre del año 1961. Estaba ubicado en la calle Leopoldo Pardines nº 12, en un local que era y es propiedad de Ismael Poveda y que, anteriormente, albergaba, según palabras de su dueño, un par de pequeñas fábricas o talleres. Cuando surgió la idea de montar un cine para un público determinado (en este caso los niños) se desalojó el local y el párroco D. Jesús Zaragoza y el dueño se reunieron con el fin de llegar a un entendimiento. Tras presupuestar gastos de arreglos en un total de 43.000 pesetas, Ismael se hizo cargo de esta deuda.
El local comenzó a funcionar durante las fiestas de la Virgen y lo hacía gracias al trabajo desinteresado de varios jóvenes comprometidos con la parroquia. Como anécdota, hay quién recuerda que debían abonar la entrada en la taquilla, antes de acceder al interior a trabajar, puesto que ellos y ellas hacían las veces de porteros, acomodadores, taquilleros, etc. los trabajos se hacían previa distribución, rotando en funciones.
De la recogida del material, o sea, de las películas y su organización, se encargaba D. Jesús Navarro El vicari. También existía una comisión en la que estaba Enrique Amat y Juan Villaplana que, entre otras funciones, debían presentar cuentas a la parroquia.
Las limitaciones del PAX comenzaban ya `por aforo (200 butacas) y le seguían los temas a tratar o, para ser más exactos, las películas, puesto que allí no se proyectaban más que cintas blancas o azules, es decir, para los niños y para todos los públicos.
LOS COLORES
Si hace pocas fechas aparecía en la prensa que la Conferencia Episcopal publicaba una guía moral de 11.100 películas y una serie de códigos para catalogarlas y descifrarlas, hace más de treinta años que la iglesia aplicaba su propio código moral a las producciones cinematográficas, incluso al margen de la censura y de los rombos que, el que más y el que menos aún conserva en la memoria. De ahí que el uno fuera para las películas blancas; el de dos para las azules; el tres para las rosas; tres R, mayores con reparo y cuatro R, gravemente peligrosa.
Existía un fichero que contenía todas las películas que, generalmente, se exhibían en las salas comerciales. De ahí se sacaba la información, no sólo para el Pax, sino para el resto de los cines, puesto que una práctica habitual en aquellos años era la exposición de datos sobre las cintas que se proyectaban, acompañadas de la clasificación moral de las películas a través de los colores, en la entrada de la parroquia. Ramón Navarro Sala estuvo encargado de esa labor durante bastante tiempo, es decir, de rescatar del archivo las fichas que más tarde tendría que colocar en la puerta de la iglesia; anecdóticamente, recuerda que, al encargarse de este cometido, mucha gente le paraba por la calle con el fin de consultarle cuáles eran las películas apta y cuáles no.
El cine Pax era más barato que cualquier cine de la época, y para amortizarlo se promovieron toda clase de ayudas, bonos, donaciones, etc. y, por descontado, la aportación y la labor de los jóvenes entusiastas de Acción Católica, que durante mucho tiempo pasaron allí la mayor parte de su tiempo libre. Durante los dos primeros años, la actividad fue fructífera, prácticamente se desbordaba, pero la repetición constante de películas hizo que los más jóvenes dejaran de asistir. Vista la poca rentabilidad del local, se buscó como solución contactar con la empresa que explotaba el cine Rex de la vecina localidad de Elda, y que también perteneció a la Iglesia. En noviembre del año 64 se llega a un acuerdo por el que la empresa de espectáculos Rex A.C. de Elda-José Martínez Tercero, de Alicante, se encarga a partir de esos momentos de suministrar películas y gestionarlo, comprometiéndose a no desvirtuar jamás el motivo por el que se abrió este espacio, es decir, la proyección para jóvenes niños. De esta forma funcionó hasta el cierre de sus puertas a comienzo de 1966.
EL CINE-FÓRUM
Por otro lado, hay que destacar que durante el tiempo que el cine permaneció en activo dio cabida a otra actividad. Nacía entonces el Cine-Club Petrerense, formado por un colectivo que se dedicaba a seleccionar una serie de películas, a su juicio interesantes, para pasarlas en el Pax. Después de una introducción que se hacía antes de comenzar la proyección y tras visionar la misma, se procedía a dar paso al coloquio, en el que intervenían miembros de este grupo. Curiosamente pagaban, para su mantenimiento, una cuota de 20 ptas. Mensuales destinadas a la compra de películas que, por aquel entonces, valían unas 500 pesetas. Hay que destacar que jamás tuvieron ningún tipo de censura a la hora de seleccionar las cintas y que, cuando el Pax desapareció, siguieron llevando esta actividad en el cine Regio.
EL REGIO….ALGO MÁS QUE UN CINE
El cine Regio aparece en el panorama cinematográfico local al inicio de la década de los sesenta, aproximadamente cinco años después de la llegada de proyecto de construcción al Gobierno Civil de Alicante. Se da la circunstancia de que, paralelamente, se inauguraba otro espacio similar en la población: el cine Goya. La apertura de ambas salas se realizó con un intervalo de tan sólo un día. En la misma zona donde se ubicaba el cine Goya (Barrio de la Frontera) existía otro cine, el Aguado y, más tarde, por sus aledaños, comienza a funcionar el cine Capri, éste último de breve trayectoria.
El solar donde se construyó el Regio era propiedad de la familia Millá. Durante el tiempo en que la mencionada familia regentó el local, Francisco Millá fue el encargado de la programación. Cabe destacar que, por sus buenas manos con el dibujo, ejerció de rotulista: las pizarras donde aparecían los avances de las películas eran trabajo suyo. Curiosamente, según recuerda su autor, se colocaban en tres lugares diferentes: Avenida de Elda, Gabriel Payá y en el mismo cine. La capacidad del regio era de 1.100 butacas y, al margen de la proyección de las películas, la sala tuvo otras funciones, como aquellos primeros Juegos Florales que más tarde dieron paso a los Pregones. También recuerda Francisco Millá que el salón nunca se llenaba con estos actos y que al final de la década sobraban más de las dos terceras partes del aforo.
De los actos culturales celebrados en su interior destacar a conferenciantes como Álvaro de la Iglesia o recitales de piano, interpretados por Jesús Rodríguez Martín.
La falta de infraestructura del local imposibilitó algunas actuaciones, ya que la pantalla era estática y tenía muy poco fondo, lo que no impidió que actuase gente como Ovidi Montllor, en un acto promovido por el grupo cultural Exeo. Como anécdota, apuntar que sus músicos tuvieron que afinar los instrumentos en una especie de sótano.
El Regio sirvió también de escenarios para la democracia. Aquellos primeros mítines pasaron por su interior y a excepción de un solo grupo político, la Falange, todos se dieron cita entre sus cuatro paredes.
El último operador en activo fue Carlos Beneit y el cine estuvo en manos de la familia Millá hasta el año 81, pasando seguidamente su explotación a manos de José Bastián.
Cerró sus puertas en marzo del 85. Hoy en día, el espacio sobre el que estuvo asentado cobija la sede de la comparsa Estudiantes. Hablamos por supuesto del “Campus”, en la calle Leopoldo Pardines.
De los cines citados con anterioridad, contar que el Capri desapareció sin dejar huellas, el Aguado sirvió en un tiempo de pista de patinaje y que el Goya es, actualmente un centro de medicina deportiva