El cambio climático, el efecto invernadero, el agujero en la capa de ozono, las numerosas inundaciones, los innumerables tornados, las sequías más prolongadas, la deforestación… son ejemplos globales de la crisis ecológica que padecemos. Sin olvidarnos de la vertiente social, con millones de desplazadas, refugiadas o desposeídas por acciones de las grandes oligarquías que gestionan la política y la economía mundial.
Una de las causas de esta crisis ambiental es el exorbitante consumo energético en transporte, iluminación, calefacción, refrigeración, industrias… Este consumo que hacemos provoca toda una serie de emisiones químicas (el dióxido de carbono, CO2, es el más popularizado) que repercuten en el efecto invernadero, el calentamiento global y en el cambio climático. En 1992 una convención de la ONU sobre el cambio climático impulsó el conocido protocolo de Kyoto para controlar las emisiones de efecto invernadero. Se asignaron, a nivel mundial, unas cuotas de emisiones y el estado español podía aumentar sus emisiones un 15 % entre los años 1990 y 2012. Pues bien, ya vamos por el 52 % de emisiones de más, es decir, nos hemos pasado muchísimo del límite aceptado, lo cual hace que, en parte, nuestro modelo socioeconómico sea responsable del cambio climático y de la crisis ecológica.
Aunque pensemos globalmente, ¿qué podemos hacer localmente? Aquí entra en juego la política ambiental de nuestro gobierno municipal. Es imprescindible tomar la iniciativa y pasar de las fotos a los hechos, al trabajo serio y silencioso, pero efectivo. Que el alcalde firme para que Petrer forme parte de la red de las ciudades por el clima, es sólo un pasito. Hacen falta políticas municipales efectivas.
La Carta de Alborg de 1994 es un compromiso con la sostenibilidad ambiental y social, pero nuestro gobierno local impulsa medidas que van en dirección contraria a sus objetivos. El concejal de Hacienda reduce año tras año el presupuesto dedicado a actividades ambientales, actuaciones forestales, Agenda 21 Local o protección del medio ambiente. Es sintomático, ¿no? En lugar de aumentar las partidas, ridículas de por sí, las encoge aún más. Y eso que Petrer necesita un gran esfuerzo en pro de nuestro medio ambiente –y del empleo verde también-, sea potenciando sin timidez el reciclaje y la reducción de residuos urbanos, sea actuando sobre la restitución vegetal de nuestras montañas, sea limitando la circulación motorizada por el paisaje natural…
La Carta de Alborg recomienda dejar de fomentar el uso innecesario de vehículos motorizados privados, para dar prioridad a otros medios como el transporte público, la bicicleta o los desplazamientos a pie.
Ahora que se acerca el 5 de junio, día mundial del Medio Ambiente, desde Compromís Petrer, advertimos la necesidad de un Pacto Local por la Ecomovilidad y la Sostenibiblidad, que podría incluir propuestas tales como la realización de un estudio para la conversión completa o parcial de peatonalización de calles del barrio antiguo y de otras calles comerciales de Petrer; pacificar el tráfico y hacer de Petrer una ciudad 30 km/h; para mejorar la puntualidad, frecuencias y líneas del transporte público; la elaboración de un programa disuasorio del uso del vehículo privado; crear itinerarios urbanos peatonales y de bicicleta; y tomar en serio un plan energético local para reducir un 30 % las emisiones de CO2.
Sin duda alguna los coches son una gran molestia, tanto para pasear por la ciudad como para respirar y vivir con tranquilidad. son el exponente claro de esta sociedad que tenemos y muchos querríamos cambiar.
Bien por el color ecológico que está mostrando Compromís.
También la diversidad cultural (exclusivamente humana) debe considerarse como parte de la biodiversidad. Al igual que la diversidad genética o de especies, algunos atributos de las culturas. La diversidad cultural se manifiesta por la pluralidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta. Estos grupos nativos poseen conocimientos importantes respecto a usos y propiedades de especies; diversidad de recursos genéticos y las técnicas de manejo.
La política ambiental no puede ser únicamente un adorno encima de una mesa, ha de ser una política profunda que abarque todo. Hemos de aplicar la visión holística. Nosotros formamos parte de la naturaleza, con nuestras caracterísitcas culturales e históricas. La actuación ecológica para frenar el desvarío de esta sociedad consumista debe tener presente que la Tierra respira a través de sus bosque, aguas, suelos y también de nuestras culturas que han de ser respetuosas con la naturaleza.