En el día después de la Huelga General, hemos estado hablando con el dirigente de UGT La Muntanya-Valle del Vinalopó, Vicente Prieto, que tomó la palabra en la manifestación en Elda, y la ha valorado como «impresionante. Hablamos de unas doce mil personas, una movilización mayor que la de marzo. También hubo otra manifestación en Villena que congregó a unas tres mil personas y concentraciones locales en casi todos los municipios. En Alcoy salieron otras diez mil personas en un día lluvioso y muy molesto». Las estimaciones que maneja el sindicato es de un 65% de incidencia de la huelga general en las comarcas del Alto y del Medio Vinalopó.

Prieto destaca «la normalidad» de la jornada: «todos nuestros piquetes son pacíficos y no tenían más motivación que la de hacer visible el descontento de la población y los trabajadores. No nos enfrentamos a nadie. Si a algo tenemos miedo es a que esto se escape de las manos, se radicalice, por fortuna no está siendo así». Preguntado por la hoja de ruta a seguir a partir de ahora, Prieto considera que la jornada de ayer «no tendrá efectos a corto plazo, sabemos que las políticas del PP van a seguir siendo las mismas, pero sí que es una manera, como mínimo, de evitar «palos» preventivos. Ahora, por ejemplo, el gobierno popular quiere renegociar el pacto de las pensiones, establecido en su momento por gobierno y sindicatos, que todavía no ha entrado en vigor. Seguro que esta manifestación «suaviza» sus intenciones generales en este tema. Esto también cuenta, y podría poner otros ejemplos: acciones como las de ayer son necesarias para defender nuestros derechos, créame».

«Además, ¿cuál es la alternativa? ¿No salir? Es la peor opción, porque una Huelga General no es algo que se haga a lo loco. Apenas hemos realizado 9 en casi tres décadas de democracia, y es una de las pocas armas poderosas que nos quedan frente al poder. Además es legítima en la situación actual, y no hablamos de huelga general indefinida ni cosas así… Pero queremos que se nos respete», reflexiona Prieto. La huelga la han vuelto a capitalizar los sindicatos, después de que movimientos ciudadanos esporádicos (como el 15M) hubieran estado en la vanguardia de la protesta durante muchos meses. «Hemos aprendido de todo ello», explica, «y lo estamos viendo en organizaciones recientemente creadas, como el bloque social alternativo o el frente cívico. No es una crisis ni un problema exclusivamente laboral, es el drama social, los recortes en educación, el desmoronamiento de la sanidad pública, etc. Debemos ir todos juntos, en un unidad. Por eso, la cumbre social a la que hago referencia, que ya aglutina más de doscientos colectivos sociales a nivel nacional. Más importante que quien lo capitalice, es encontrar la manera de encauzarlos todos en un manifiesto común «.

Un manifiesto que no debe quedarse sólo en la protesta, sino también en plantear alternativas, «que las hay. Sólo miremos algunas poblaciones de nuestras comarcas, con un fraude fiscal y una economía sumergida estimada en el 24% del PIB. Sólo reduciéndolo a la mitad, la media de Europa, no harían falta esos recortes que nos imponen. Hay otros caminos, por supuesto, y desde los sindicatos ayudamos en todo lo que podemos, pero eso es algo que corresponde a los partidos políticos. Nuestra principal misión es defender los derechos de los trabajadores que ahora están en franca regresión. ¿Cuándo quieren que nos movilicemos? Vamos camino a los seis millones de parados».