El PSOE ha vuelto a denunciar el malestar entre los usuarios de las instalaciones deportivas con la ordenanza fiscal aprobada por el PP en solitario y que entró en vigor el 1 de enero de este año. Portillo ha explicado que las quejas recibidas por su grupo se han incrementado durante estos meses por parte de los usuario de la piscina de verano. Portillo ha pedido una modificación completa de la ordenanza fiscal de cara al próximo año, “que suponga un cambio en el modelo de cobro y que se revierta la subida cercana al 20% aplicada en los dos últimos años”.
El edil socialista ha explicado que las quejas se centran especialmente en la forma de pago con tarjeta, lo que supone un problema para muchos vecinos que no la llevan encima por falta de conocimiento y para los menores de edad que no tienen tarjeta y tienen que ser acompañados de sus padres para entrar a la piscina o usar cualquier otras pista de las instalaciones. Además los vecinos tienen que comprar un mínimo de tres entradas aunque vayan a utilizar las instalaciones un sólo día.
Portillo también ha pedido que se investigue la “reventa” de entradas para la piscina que según algunos vecinos se ha estado produciendo durante el verano como consecuencia de la “chapuza” que ha supuesto la nueva ordenanza, y de la que sólo han salido beneficiadas las entidades bancarias que se llevan una importante comisión por cada pago con tarjeta. Los socialistas creen que el PP debe de dar explicaciones públicas sobre estos hechos y asumir responsabilidades si tenía conocimiento de ello.
Aquí hay poco que investigar. ¿Cómo no van a tener los responsables municipales conocimiento de lo que Portillo denuncia? Es de dominio público que desde el primer día de apertura de las piscinas se puso en práctica la «reventa», o el «mercado negro». Es decir, el arrendatario de la cantina compraba tarjetas de 6 baños, y vendía los tickets sueltos cobrandi su precio en efectivo, facilitando a los bañistas lo que el Ayuntamiento dificultaba.
Por cada 6 tickets vendidos el cantinero se ganaba 1 euro. Pero esto quizá sea lo de menos, lo que en realidad le interesaba es que la afluencia de bañistas no registrase un tremendo bajón, lo cual hubiese repercutido en sus ventas de refrescos, helados, bocadillos, dulces, etc.
Es evidente que gracias a este invento de la reventa o mercado negro en la cantina, este verano ha entrado a las piscinas mucha mas gente de la que lo hubiera hecho teniendo que pagar con tarjeta, previo ingreso bancario o con la barbaridad de tener que comprar tres entradas por obligación.
Creo que ya hay quien piensa aplicar el sistema a las próximas elecciones. Tres votos mínimo, municipales, autonómicas y generales.
Lo de este año en las piscinas,¡Una verdadera Chapuza!,de verguenza.
Aunque uno a estas alturas de la vida ya no se asombra por nada, no deja de llamarme la atención que en el editorial de El Carrer de esta semana su directora diga: «Lo que está todavía por descubrir es si ha habido irregularidades en la supuesta venta de abonos…»
Eso es lo que se dice periodismo puro y duro. Algo que se conoce desde el primer día de apertura de la temporada y alguien que se dedica a ejercer el periodismo ( otra cosa distinta es ser periodista) dice que «está todavía por descubrir».
Ya en páginas interiores el concejal de deportes, en torno a este tema, hace un alarde de surrealismo propio de los artistas mas ingeniosos. Justifica, y hasta agradece, al cantinero de las piscinas que comprase tarjetas de 3 o 6 entradas, para así facilitar el acceso a los bañistas.
Y es que en resumen, sea irregular o no, de no haberse inventado el cantinero este sistema la afluencia de bañistas a las piscinas hubiese tocado fondo. Quizá por ello el concejal debe estarle agradecido.
Y hablando de El Carrer, todavía hay otra mas gorda. Según ellas, el acueducto del barrio San Rafael es de la época romana.