Escritos de un joven indecente (LXXXIII): Chau nº 4

 

 

pabloski
«Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía».

Te dejo marchar
(por imperativo categórico).
El último avión
viaja
hacia
la DESESPERANZA;
rumbo al resquicio
ROMÁNTICO
del comunismo.

YO
me quedo
SOLO
con el «desencanto»
y los electroshocks
que me condenan
al anonimato,
al destierro;
al OLVIDO,
al cementerio
de los POETAS
sin coronas,
sin VERSOS
de AMOR,
con calaveras
en los OJOS
y niebla
en la MIRADA.

Te amé
como sólo
los locos
AMAN,
sin estribos;
con más PASIÓN
que verdad, con más crudeza
que el óleo
supurando
en la paleta.

Te amé
como los dementes,
sin límites
ni estratosferas.
Manteniendo
en mi mente
esquizofrénica
la posibilidad
de un quizá
casi dos años
más tarde
del FINAL.

Te amé
sin saber amar:
con lágrimas,
ataques,
peleas,
discusiones,
insomnio,
besos sordos,
SEXO
excesivamente
HUMANO…
Te amé
con el corazón
y por instinto.
Te amé
como debe amarse
porque no sé AMAR
de otra manera
y al querer
AMARTE
de nuevo
ya fue demasiado
TARDE.

TE AMÉ
como NADIE,
JAMÁS,
amará
a NADIE…

Pero ya
te dejo
marchar
porque no pudiste SALVARME.
Porque te jodí
la VIDA
y conociste
la misera
del calvario,
las lágrimas
de la MUERTE
(que AHORA
me acaricia
las sienes
en un intento
innecesario
por acurrucarme
entre su VIENTRE).

El vientre
que fue el NIDO
de bebés
no NACIDOS;
MUERTOS
en el intento
de intentar
mantenernos
unidos
por los costados,
desfiladero
de costillas
destripadas
y SANGRE
de golondrinas.

Te dejo marchar
AHORA
que tu gremio
pone el grito
en el cielo
al VER
que
VERSO
a VERSO
(en este poema)
estoy superando
el «Chau Nº 3»
de vuestro estandarte.

AHORA
que el opaco
relámpago
enmudece
al trueno.
AHORA que el paso
del TIEMPO
deshilacha
la piel
de mi frente
y el hueso
amarillento
del vacío
amanece
incesante
como
la luna
LLENA
imperfecta.

Te dejo marchar,
(AHORA
y como antes)
por no saber
respetar,
por saltarme
cánones,
métricas,
límites,
moral
ética,
en pos
de un
YO
que me condene…

Te dejo marchar,
AHORA,
porque no me queda
otra ni NADA
MÁS
que decirte…
y AHORA sé
que NADA
es para SIEMPRE.

Las sábanas
serán sogas.
Las maletas
repletas
de libros
(que no son
los míos)
y un FUTURO
lleno de ESPERANZA
te aguardan
más allá de mi imagen
que se desintegra
para hacerte LIBRE.

Aquí,
en la tierra
de los VENCIDOS
queda mi EGO
junto a los
chimpancés,
malnacidos,
mediocres,
y perros.

Es cierto
que sueño
con PRINCESAS,
reencarnaciones
de Cleopatra,
poetisas,
artistas
y literatas,
pero no estoy
a su ALTURA,
ni las merezco,
y ni siquiera
soy ya bueno
en el SEXO.

La libertad
seguirá cabalgando
SOLA
y mi pluma
morirá
tras muchos
intentos
de SUICIDIO
al no encontrar
la RIMA
perfecta
que la describa.
Tú,
ELLA,
todas
marcharán
y os olvidaréis
(hacéis bien)
de los verdes ojos
llorosos,
del escuálido
esqueleto,
de la frondosa barba,
de la golondrina
en su pecho,
de sus VERSOS
tatuados…
de esa
METÁFORA
(incompleta)
de ese …
«NOSOTROS
que NUNCA
fuimos
a NINGUNA
parte».

Pero ya NADA
importa.
SOY
tu pasado
y pronto
NADA.

Te dejo marchar.
Te DESEO
lo mejor
porque lo mereces

y te pido
PERDÓN
por el SILENCIO
que vendrá
tras el punto
FINAL
que sentencia
estos
VERSOS.

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