Creo que debo de ser de las pocas mujeres a las que no ha afectado la fiebre de las rebajas de verano, sobre todo teniendo en cuenta las largas colas que este primer fin de semana de temporada se han podido ver en Maisonnave (principal arteria comercial de Alicante).
Estoy inmunizada contra los reclamos y ganchos de los descuentos que se anuncian en los escaparates, quizás por las numerosas decepciones que he ‘sufrido’ en ocasiones pasadas, bien porque las prendas que quería -y por las que había estado esperando con el fin de ahorrar- se habían agotado y las que quedaban no me gustaban, o bien porque la rebaja aplicada era mínima. Sin embargo, reconozco que sí tengo otro punto débil: las nuevas colecciones.
Es imposible no caer ante esos expositores estratégicamente ubicados en las tiendas, que se erigen elegantes y distinguidos destacando sobre el resto, relegado a simple batiburrillo. Es una atracción irresistible, y hasta casi natural, hacia lo nuevo y original; ese querer tenerlo antes que nadie, aunque a veces no nos podamos poner esa ropa nueva de inmediato y tengamos que colgarla momentáneamente en el armario hasta que el clima acompañe. Así, he sucumbido ante este blusón estampado (39,95) y estos pitillos (29,95) de Zara, acompañados de estos estupendos peet toes de Blanco (29,99). Un conjunto ideal para las tardes y veladas del final de verano.
Quizás este outfit cueste más que los 50 euros que las previsiones estiman que cada español se gastará en estas rebajas, pero a mí me merece la pena.