Crónica de un desencuentro: 1969, intento de fusión de Elda-Petrer

Fusión de Petrer por Elda o anexión del barrio de La Frontera

El 14 de mayo de 1969, día de San Bonifacio, los diarios provinciales insertaban una noticia sensacional e inesperada en la primera página. «La noticia del año» titulaba el diario La Verdad: «El Ayuntamiento de Elda solicita la fusión con el de Petrel». En el diario Información de Alicante se podía leer: «Elda pide a Petrel la fusión de ambos municipios». Titulares más reducidos informaban de que si no se llegaba a la fusión de ambos pueblos, se incoaría un expediente para la segregación del barrio de la Frontera argumentando que este barrio era «esencialmente producto del desarrollo de Elda». Nadie podía poner en duda que la caja de los truenos se había abierto en plena celebración de las fiestas de Moros y Cristianos de Petrer fundiéndose las palabras con la pólvora explosionada con los cañones y arcabuces.

El Alcalde de Petrer, D. Pedro Herrero, haciendo gala de buen diplomático, contestaba a las preguntas de la prensa de este modo: «Verá… durante las fiestas no nos queda tiempo para leer la prensa ni para contestar la correspondencia» (Información, de 15 de mayo de 1969,). La verdad era que el acuerdo tomado por la corporación eldense, por su trascendencia, ya era conocido por el alcalde desde la tarde del día anterior. Este acuerdo unánime, tras una breve introducción, se resumía en dos apartados:

1. Manifestar al Ayuntamiento de Petrel que el de Elda considera que sería altamente beneficioso para los intereses de los dos Municipios la fusión de sus términos, por lo que sugiere que se inicie conjuntamente dicho expediente con la mayor brevedad, con la mejor disposición de ánimo y buena voluntad.

2. Hacer constar, asimismo, que, si no se llegase a la fusión de términos municipales por la causa que fuere, el Ayuntamiento de Elda, con el único fin de hacer posible su propio crecimiento natural, incoará el oportuno expediente de segregación de la parte del actual término de Petrel que se estima que ha sido edificada como consecuencia del desarrollo de Elda y de la que precise para su normal expansión en los próximos años.

Con las espaldas en alto, el debate estaba servido. Se suceden las llamadas telefónicas, visitas al Gobernador, opiniones en prensa de autoridades provinciales y locales. Juan Bellot (Tadeo), corresponsal en Petrer del diario Información, el día 18 de mayo escribía lo siguiente: «No lo merecíamos. Amigos de Elda, creíamos no merecer una intromisión tan inesperada en nuestros sentimientos […] Sabemos que la Corporación Municipal de Petrel va a estudiar su posición. No sabemos qué acuerdos se tomarán, pero sí sabemos que ha dolido profundamente por lo inesperado del acuerdo eldense».

Desde el punto de vista eldense, el periodista Mira Candel escribía el día 15 de mayo en el diario La Verdad: «Objetivamente, la unidad de Elda y Petrel no solamente es conveniente sino necesaria (…) El Ayuntamiento de Elda ha sido valiente, pero le ha faltado la diplomacia de quien, estando en la razón, se precipita en hacerla valer (…) Elda se queda pequeña, cada día que pasa se ve encasillada en su término municipal reducido y sin apenas expansión (…) Elda y Petrel son dos pueblos llamados a entenderse y nada ni nadie puede ir contracorriente». Más adelante definía algunas características propias de ambos pueblos: «Elda es más cosmopolita que Petrel, más abierta, más «europea». Petrel es tradicional, demasiado suyo […] No podemos olvidar que la tradición de un lugar es un signo a veces infranqueable que merece una atención y un estudio cuidadoso». El periodista critica la forma de plantear el problema, aunque queda patente que da por bueno el fondo de la cuestión.

Pedro Zaragoza Orts, presidente de la Diputación de Alicante, declaraba de forma ambigua el día 17 de mayo en el diario La Verdad: «Nada es seguro por el momento, pero todo puede suceder y es conveniente . en todo lo que sea unión se puede contar conmigo». Conviene señalar que la anexión por Alicante de los pueblos de San Vicente del Raspeig, Muchamiel, San Juan y Campello, se planteaba como una posibilidad y, por tanto, los acontecimientos de Petrer y Elda representaban un campo de prueba para futuras fusiones.

En Petrer, el rechazo al acuerdo eldense fue unánime. En todos los ambientes se respiraba una sensación de retroceso en las relaciones conjuntas de buena y necesaria vecindad, y era manifiesto que las viejas rencillas que el geógrafo Cavanilles dejó patente en el siglo XVIII, reverdecían y explosionaban con los precipitados «Acuerdos de Mayo».

En 1968, el Ayuntamiento eldense había llegado a la conclusión de que era forzoso un plan de urbanismo común, ya que los cascos urbanos estaban unidos y sus calles eran continuidad unas de otras.

El 18 de mayo, el periodista Mira Candel, en las páginas del diario La Verdad, dirigió una carta abierta a la Corporación eldense, sugiriendo la creación de una comisión municipal de ambos pueblos proponiendo que «el Ayuntamiento de Elda debe adoptar una segunda postura, airosa, para no desprestigiarse por completo».

La esperada respuesta del Ayuntamiento de Petrer a la propuesta eldense del 12 de mayo, tuvo lugar el martes 20 de mayo en un Pleno abarrotado de público. Más de cincuenta personas aparecieron en la reunión, dándose la singularidad para la época, en la que no existía participación ciudadana, de que el asistente que lo solicitó, una vez acabada la sesión plenaria, pudo hacer uso de la palabra. Alguno de los presentes se manifestó de este modo: «El índice demográfico de Petrel es superior al de Elda. ¿Acaso en un futuro próximo no será Petrel superior a Elda? El estudio de crecimiento demográfico es tres veces superior al de Elda desde el año 50. En la propia personalidad de Petrel ha hecho daño el dicho de que la grandeza creciente de la localidad ha estado condicionada por Elda. No es cierto. Petrel se está dejando muchas de sus utilidades en Elda. No somos retrógrados. Hay muchas fórmulas de asociación económica. Para entendernos con números no hace falta que perdamos nuestra personalidad. Elda tiene derecho a perseguir la fusión, pero no a imponerla» (La Verdad, 21 de mayo de 1969). Estas fueron algunas de las opiniones que fueron vertidas tras el caluroso aplauso al acuerdo unánime de la Corporación, que fue el siguiente: «Se acuerda no tomar en consideración la mencionada propuesta, ya que está invalidada en su origen por el carácter de resolución conminatoria con ímplicitas amenazas en caso de no ser aceptada, anulando con ello su necesaria y esencial condición de poder ser estudiada con toda libertad y objetividad, reflexión y detenimiento en aras de una solución justa de un asunto de tal relevancia y trascendencia para el futuro de este municipio de Petrel».

Finalizado el singular coloquio, el alcalde Pedro Herrero manifestó al diario La Verdad estas palabras: «Yo lo que quisiera es que lo que ha pasado se olvidara y que los dos pueblos continuaran trabajando juntos como habíamos iniciado por la prosperidad de ambos».Unos días después, el Consejo Local del Movimiento se adhería al acuerdo de Pleno dejando patente que apoyaba las conversaciones para mancomunar servicios pero «sin que nunca se permita la más mínima subestimación de la personalidad que define Petrel» (Información, 29 de mayo de 1969).

Como se desprende de todo lo anterior, quedó patente la existencia de una elevada conciencia de pertenencia a una colectividad diferenciada, un amor propio herido por la fuerza, la coacción y el menosprecio que actuaron como repulsivo ante una propuesta que, de haber sido bien planteada y estudiada, podía haber cambiado el curso de la historia de los dos pueblos.

Siguiendo con los acontecimientos, hay que señalar que hasta el 7 de julio, mes y medio después de conocerse la respuesta de Petrer, no se reunió la Corporación eldense. Es obvio que en las dos poblaciones se respiraba un ambiente tenso y de cierto nerviosismo. Para los vecinos de Petrer, hablar de la fusión significaba exasperar los ánimos. Del otro lado, los vecinos de Elda iban asimilando que el procedimiento emprendido no era el más adecuado, vista la reacción de defensa de la personalidad colectiva de Petrer. Mientras todo esto sucedía, los habitantes del barrio de la Frontera vivían al margen de la polémica, pues lo que realmente les importaba era la puesta en marcha de aquellos servicios que carecían o eran insuficientes como el asfaltado, alumbrado o alcantarillado, importándoles bien poco que fuera uno u otro ayuntamiento quien llevara a buen término sus necesidades.

El Ayuntamiento de Elda, con la sensación de que se había precipitado y con el convencimiento de que «rectificar es de sabios», dijo por voz de su alcalde Antonio Porta: «No hemos querido ofender a Petrel. La fusión es labor de mucho tiempo. El asunto vale tanto que si es necesario romper los orgullos particulares, lo debemos hacer». Durante la sesión del 7 de julio, el concejal eldense Muñoz Zafrilla propuso al Pleno una moción que fue aprobada, compuesta de seis puntos que aquí resumimos: 1°. Que no se ha querido lesionar el espíritu de Petrel. 2°. Que la fusión no atenta a los particularismos de las dos localidades. 3°. Se pide disculpas por los posibles malos entendidos. 4°. Que está dispuesto a designar comisiones de los dos municipios que traten el tema de la fusión. 5°. Que debe desistirse de incoar expediente para segregar la parte de la Frontera. 6°. Petrel tiene la palabra.

La pelota se situaba ahora en el tejado de Petrer. Elda rectificaba, pedía disculpas, desestimaba la segregación de la Frontera y pedía la creación de una comisión de trabajo para llevar a buen puerto la fusión. La prensa eldense se manifestaba del mismo parecer «Elda ha tendido la mano a Petrel. Petrel no debe rehusarla. Elda quiere a Petrel. No es una fantochada. Petrel tiene que querer a Elda. Hay que tomar conciencia de ese espíritu de unidad.Todas las autoridades tienen el deber moral de hacer patria de unidad».

El Ayuntamiento de Petrer se dio por enterado dando como respuesta «la necesidad de continuar colaborando ambas corporaciones como hasta el inicio del conflicto, buscando fórmulas que no alteren la individualidad absoluta de los municipios […] con la esperanza de que disentir, por libre apreciación de motivos, sobre la oportunidad de iniciar conversaciones y estudios respecto a la fusión propuesta, no habrá de ser obstáculo para la continuación de esta lógica y eficaz colaboración» (Pleno de 29 se septiembre de1969). Petrer dijo NO. Este trascendental acuerdo se tomó en la sesión plenaria citada, junto con la aprobación inicial del Proyecto de Urbanización y Alumbrado de la Avenida de Madrid y Camino Viejo de Elda de la zona de la Frontera.

A continuación transcribimos, muy brevemente, un par de párrafos elegidos entre las numerosas cartas de opinión publicadas en algunos diarios provinciales:

No a la fusión, porque no es necesaria. [La fusión] sería convertir en barrio una entidad que se expansiona, que crece y prospera, con vida propia. Seria no fundir sino mezclar dos colectividades de origen diferente marcado hasta por la diferencia de lenguaje. Esto es un absurdo. (Juan José Navarro Beltrán).

La fusión se presentará siempre, a mi parecer, espinosa y repleta de dificultades por: diferencia idiomática, temperamentales, porque las urbes ideales son las de 20.000 a 50.000 habitantes como afirman arquitectos y sociólogos actuales. Porque el grande intentará devorar al chico. (Enrique Amat Paya)

Con el rechazo de la «novia» a entablar relaciones con vistas a un futuro matrimonio, se llega al mes noviembre, momento en que el Ayuntamiento de Elda acuerda por unanimidad considerarse desligado de los compromisos con la corporación de Petrel para iniciar conjuntamente expedientes comunes hasta que no se formalice un organismo específico de gestión, llámese mancomunidad u otra cosa, pero que responda a la puesta en marcha de objetivos e intereses comunes con cierto grado de decisión.

BIBLIOGRAFÍA

– BERNABÉ MAESTRE, José M. La Industria del Calzado en el Valle del Vinalopó. Universidad de Valencia. 1976
– PONCE HERRERO, Gabino. VV..AA. Análisis urbano de Petrer. Estructura urbana y ciudad percibida. Universidad de Alicante 1994.
– Archivo Municipal de Petrer.
– Diario La Verdad.
– Diario Información de Alicante.
– Revista: Alborada, Elda 1973.

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