«Si el Proceso de Bolonia no existiera, habría que inventarlo»

Mensajes falsos

Haciendo frente a algunas de las proclamas que reivindican los contrarios a la reforma, este especialista destaca que “a este Proceso no nos obliga Europa. Decir lo contrario es falso. Es un proceso voluntario,  29 países nos reunimos en Bolonia hace 10 años y decidimos ponerlo en marcha. Además, cada estado tiene sus competencias y ésta es la bondad del proceso, todos nos sentimos comprometidos a adoptar esas reformas que hemos adoptado”. Otra cuestión que sale a colación entre los anti-Bolonia es que la universidad perderá autonomía, otra falacia para este experto: “realmente la reforma que estamos poniendo en marcha en España da mucha más autonomía a las universidades para que den más titulaciones en su especialidad, en su fortaleza, y que no todos hagamos lo mismo. Cada universidad ha de buscar su perfil en base a su fortaleza. Me parece positivo buscar, innovar, partiendo de la base de que hay determinadas titulaciones que tienen que ser reconocibles. Eso es lo que se garantiza en esta reforma, hay una verificación previa de la propuesta, se comprueba que se adecua a ese decreto y se comprueba si ha habido participación de todos los actores de la universidad y si hay estudios para ver su utilidad en el entorno cercano y en el global. Pero no sólo por criterios mercantilistas, sino por criterios de servicio a la sociedad”.

Otra de las “intoxicaciones interesadas” de este debate, según Guillermo, es que “no hayamos contado con todos. Todo el mundo participa del Proceso, cuando nos reunimos los delegados de cada país, también lo hacen representantes de profesores, de estudiantes, mediante una plataforma que representa a más de siete millones, y de empresas”. Según los últimos datos, en España más de la mitad de los titulados trabajan en empleos por debajo de su capacitación. “Algo se está haciendo mal”, añade, “entonces de lo que se trata es que una licenciatura, o grado a partir de ahora, se ponga en marcha pensando en qué ofrece esa titulación y ese plan de estudios, justificar el porqué se hace así, buscando ser rentables a la sociedad, lo que significa ser rentables y útiles para todos en ella”.

Otro de los temas que han saltado a la palestra y que también niega el representante nacional del Proceso es que las primeras promociones “paguen el pato” de una reforma que va cambiando en el tiempo y que requiere, como todo, de un proceso de adaptación e implantación. “No puedo aceptar tampoco esa crítica”, nos comenta, “pues los estudiantes que inician unos estudios con el plan actual tienen derecho a acabar sus titulaciones de acuerdo al sistema en el que han empezado. Por otra parte, si lo desean, se pueden cambiar al nuevo plan, y no son pocos los que lo están haciendo, conscientes de que se les va a reconocer en toda Europa sin más problemas. En definitiva, el estudiante actual tiene todas las opciones”..

Los motivos del rechazo

Oyéndole a hablar de las virtudes y bondades del Proceso, le pedimos a Guillermo que nos explique de dónde viene el rechazo que está generando. No tiene problemas en entonar el mea culpa: “desde luego ha habido falta de comunicación y, cuando se ha hecho, han aparecido, repito, intoxicaciones interesadas. Pero es cierto que muchas protestas han venido en clave interna de la propia universidad. Creo que la universidad hace un gran servicio a la sociedad, pero como todos los sectores, miramos demasiado hacia dentro y no tanto hacia fuera, y hemos de ser capaces, los que estamos implicados, de ser generosos y mirar más  a los intereses sociales que a nuestros propios intereses”. Casi en tono de confidencia, deja caer que “muchos profesores trabajarán más con el plan actual, pues hay mayor seguimiento a los estudiantes y tutorías más personalizadas, y no a todos les gusta”. En este sentido, “algunos están muy cómodos en su trabajo, por lo que es normal que no quieran cambiar en nada”.

Sobre el otro gran colectivo universitario, Guillermo dice “comprender” las movilizaciones de estudiantes, “que quizá en algunos casos, y aunque debe integrarse su opinión explícitamente en el Proceso, sean ajenos a toda esta reforma”. Ello se debe a que “dentro de la propia universidad, la ley dice que tiene que haber un proceso participativo, y en la propuesta debe describirse cómo ha sido la participación, qué tipos de consultas se han hecho, con quién se ha hablado, etc.; y esto se refleja en la memoria de implantación de un título. Puede que en algunas universidades esto se haya hecho bien, mal o regular y este proceso no se haya llevado bien a cabo, sobre todo ahora al principio”.

Finalmente, una de las principales razones que arguye para el rechazo generado es de origen sociológico: “claro, hemos de ser realistas, y los cambios muy profundos, como esta reforma, nunca se aceptan de buen grado de buenas a primeras. Todo el mundo pasa por un período de adaptación a los cambios, que en su primera fase muchas veces toma la forma de rechazo a los mismos”. Precisamente por ello, y aún reconociendo “la deficiente comunicación a la sociedad y comunidad universitaria que posiblemente se ha establecido desde las instituciones”, Guillermo se alegra “de que finalmente haya habido debate, e incluso creo que en cierta medida una movilización es buena, pues el tema sale a la luz y puede conocer una reforma que lleva diez años trabajándose y que viene a mejorar la actual situación, tanto a nivel estructural europeo, facilitando la movilidad y el reconocimiento de titulaciones, como a nivel nacional, haciéndonos más competitivos y explotando nuestras fortalezas”. Por ello, Guillermo acaba deseando “que los implicados se informen bien” sobre lo que supone el Proceso, “y que luego expresen sus objeciones legítimas, que no serán tantas con todo el conocimiento en la mano porque, lo digo una vez más, el Proceso de Bolonia es necesario. Muchos colectivos estudiantiles reclaman más debate, más explicaciones, y en ello puedo estar completamente de acuerdo. Debatamos.”

One thought on “«Si el Proceso de Bolonia no existiera, habría que inventarlo»”

  1. Claro que ha habido falta de comunicación y los estudiantes estamos en derecho de ir en contra de cualquier cambio tan importante que -por lo que sea- se ha comunicado mal o directamente no se ha comunicado. No sé quien ha fallado pero se ha fallado y como dije en otro post nosotros nos levantaremos siempre contra la falta de comunicación, aunque solo sea para que esta nos llegue. ¿Y por qué si todos queremos debatir no se debate? No será porque no queremos nosotros

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