La sátira como arma

La conjura de los necios
La conjura de los necios

La conjura de los necios

John Kennedy Toole

Ed. Anagrama

El escritor de ‘Los viajes de Gulliver’, Jonathan Swifi, conocía bien la condición humana y por ello la criticaba sin cesar a través de sus famosas sátiras. De su pluma nacieron las palabras que el malogrado John Kennedy Toole utilizó para titular su gran obra: ‘La conjura de los necios’.Kennedy Toole se había codeado con muchos necios a lo largo de su vida y quizá los mayores exponentes de esa necedad fueron aquellos editores que no quisieron publicar su novela. El escritor se suicidó en 1961, a la edad de 31 años y sin haber visto publicada su obra.Contrasentidos de la vida, fue su madre la que consiguió que al fin se publicara la historia en 1980, con tal éxito que recibió el Premio Pulitzer un año después. Una historia a la altura de ‘La conjura de los necios’.

Ignatius Reilly

Toole
Toole

‘La conjura de los necios’ es una tragicomedia a lo largo de la cual desfilan peculiares personajes con características más que sorprendentes. La decadente Nueva Orleans, ciudad natal del autor, se convierte en un personaje más en la que se suceden los irónicos episodios protagonizados por Ignatius Reilly.Reilly es el gran logro de la obra de Kennedy Toole. Un personaje de los que calificaríamos como “redondo” y en el que reside el gran valor de la obra.‘La conjura de los necios’ es una de esas novelas en las que su personaje principal se convierte en el elemento fundamental e incluso se convierte en todo un símbolo.¿Quién es Ignatius Reilly? Es un gordinflón treintañero, ex profesor universitario que adora la comida grasienta y hacer sufrir a su madre. Reilly es un personaje desagradable que detesta a la humanidad y que dedica su tiempo a escribir tratados sobre geometría y política. Una ideología política más que curiosa basada en destruir todo régimen establecido y volver a un estado medieval. Reilly es el colmo del retrógrado. Sucio y profundamente inteligente, el protagonista es el origen de una serie de episodios desternillantes que muestran como el más grande de los insoportables puede convertirse en el mejor elemento dentro de una sociedad repleta de ignorantes.

Sátira

Digno de un guión de los hermanos Coen, ‘La conjura de los necios’ es una novela basada en los diálogos. Otro de los puntos fuertes de la obra radica en las conversaciones que se establecen entre los personajes y que hacen que la lectura sea ligera y entretenida. En ‘La conjura de los necios’ no encontramos grandes momentos de acción ni misterio, tan solo episodios más que curiosos con unos personajes arquetípicos. En ocasiones su lectura puede convertirse en lenta. El autor acostumbra al lector a ligeros diálogos para después introducirlo en los trabajos que Reilly elabora y que contienen sus extrañas cavilaciones. En contra de lo que pueda parecer en un principio, dichos pasajes son fundamentales y además, divertidos. Gracias a su elevada preparación, Reilly es un intelectual snob que basa sus discursos en un estilo recargado y complejo. Por ello, cuando el lector se adentra en ellos descubre que aún se puede sentir más hastió hacia el personaje, y desde ese rechazo se adentra en la absurda ideología del protagonista que no puede causarle otra cosa más que divertimento.

Diferente

La gran literatura no nos tiene acostumbrados a este tipo de historias ni de personajes, quizá este es uno de los motivos por el que tantos editores rechazaron publicar la obra. No obstante, y más allá de su estilo y sus personajes, el mensaje que reside en el fondo de toda esta puesta en escena es profundamente interesante. Desde su obra, Kennedy Toole analiza y disecciona la sociedad norteamericana. No deja títere con cabeza. Desde la acomodada clase alta a los sectores más marginales, nadie se libra de la mordaz crítica de Kennedy Toole.  De entre todo este elenco de personajes cuyas características han sido llevadas a la exageración, Ignatius Reilly destaca como el más lucido de todos. Pese a sus absurdas ideas, el lector es capaz de comprender el hastío que Reilly siente hacia sus semejantes. Esta puede ser una de las claves para explicar el inicial rechazo hacia esta obra: un ser desagradable como Reilly se convierte en el héroe de una historia dónde están representados todos los estamentos de la sociedad norteamericana.

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