Escritos de un joven indecente (LXXXIV): Ritual del neurótico obsesivo

indecente

Una jauría
de lobos
AÚLLANDO
frente
al paisaje
tétrico
de SILENCIO
insoportable.
Un círculo
de cuervos
en el aire
y en el centro
del suelo
el esqueleto
VIVO
de un MUERTO.
SOY
el Jesucristo
ATEO
que se flagela
con el látigo
de luz
del lúcido,
que llora
sangre
por los lagrimales,
que vomita
MISERIA,
bilis
y esperanza
putrefacta
por la boca.
He PERDIDO
la cuenta
de cuántos
CUENTOS,
versos
y POEMAS
he escrito
por y para
ELLAS.
Dejé de SER
HOMBRE
para ser
POETA
en busca
de la rima
PERFECTA
(que describiese
con exactitud
su BELLEZA)
sin saber
que para éstos
los finales
se suceden
de dos en dos
y sin medias
TINTAS:
Un «chau»
y un ADIÓS
se marchan
junto a la melodía
del piano
del INVIERNO
y el OCASO
cae rotundo
en el vacío
de mi CRÁNEO.

Se evapora
la SONRISA
de unos OJOS
esperanzados
que me dieron
la VIDA.
Se aleja
su olor;
mezcla
de color
rosa
nácar,
casi
blanco,
y BRISA
ligeramente
etérea…

Se marchita
mi GOLONDRINA
sintiendo
el CUERPO
que avivó
su vuelo
demasiado
LEJOS…

Ahh!!
que mis VERSOS
podrán SER
para otras
pero mi corazón
es suyo.
El reto
de querer
amarte
hace
que la MUERTE
sea la saliva
de las olas
acariciando
las rocas
del DESTINO
en el destierro
del OLVIDO.

Quiero VIVIR
de NOCHE
y MORIR
de día,
día
a día
hasta
que una
TARDE
la culpa
me haga
ARDER
por los errores
que cometí
y cometeré.

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