Como dijo David Hume «Nada más libre que la imaginación humana.» Y es que mediante la imaginación somos capaces de crear situaciones sin las restricciones sociales a las que estamos acostumbradas en la vida real y con la riqueza de estímulos que seamos capaces de pensar, además, de una forma tan íntima que, a no ser que deseemos compartirlas, pueden formar parte de cada una de nosotras y nosotros sin que nadie más las conozca. Y no solo eso, dichas fantasías nos resultan muy enriquecedoras y útiles, constituyendo un don creativo inmenso en nuestras vivencias sexuales, único y propio de los seres humanos.
Las fantasías sexuales son representaciones mentales conscientes que pueden manifestarse mediante imágenes, pensamientos e ideas. Esta capacidad de fantasear surge durante la infancia y desde ese momento esta posibilidad nos acompaña por el resto de la vida, aún cuando los contenidos son modificados, ampliados y/o sustituidos en función de nuestras vivencias.
Las fantasías sexuales funcionan como un gran potenciador de la excitación sexual, de hecho, son muy utilizadas durante la actividad sexual. Pueden actuar como un iniciador y activador del deseo sexual y como un disparador del orgasmo. En este sentido, en Sexología se ha relacionado la incapacidad de fantasear con un bajo deseo sexual, mientras que las personas sexualmente activas y quienes viven su sexualidad de un modo saludable tienen más fantasías sexuales.
Mediante las fantasías podemos potenciar nuestras capacidades y habilidades sexuales, elegir el escenario, la compañía y eliminar todo aquello que no nos proporcione placer, evadirnos de la rutina y convertirnos en todo lo que queramos, así como transgredir cualquier norma cultural. Nos permiten sortear todos los peligros y miedos que ciertas prácticas puedan significarnos resultando un modo seguro para descargar tensiones o deseos que consciente o inconsciente tenemos, aliviando la tensión y el estrés cotidiano, además nos ayudan a aumentar la autoestima.
Muchas personas al intentar llevar a la práctica algunas de sus fantasías se han percatado de que al hacerlas realidad no les ha resultado satisfactorias, ni fáciles. Para su sorpresa han perdido el sentido al planificarlas o al realizarlas. Por otro lado, ciertas fantasías pueden despiertar sentimientos de culpabilidad bajo la creencia de que es un deseo indigno o al equiparar la imaginación con la realización real de las mismas. Por tanto es muy importante conocer sus funciones y saber diferenciarlas de la vida real, teniendo en cuenta que mientras no se dañe a nadie y resulte útil, será una herramienta a nuestra disposición. En el caso de que suponga ansiedad u otro sentimiento que incomode es conveniente acudir a terapia para que con la ayuda de una persona profesional pueda ser superado.
Resulta muy interesante conocer cuales son las más frecuentes en nuestra sociedad para observar y reflexionar acerca de la relación que tienen éstas con los modos de vivir la sexualidad: los tabús, las reglas culturales y religiosas de la sexualidad, así como la relación que guardan con nuestra historia de vida, nuestras creencias y deseos si pensamos en las fantasías sexuales propias.
Cambiar la identidad de la persona que es nuestra pareja sexual es una de las fantasías más frecuentes y que a la vez despierta más sentimientos de culpabilidad en algunas personas ya que relacionan sus fantasías con la idea de infidelidad, sin embargo, estas fantasías son muy útiles para evitar la rutina y quizá también resuelva un deseo personal de quienes no serían capaces de convertirlo en realidad. Otras veces en lugar de cambiar la identidad, se modifican las cualidades atribuyéndole a nuestra compañera o compañero sexual los rasgos o las habilidades que más nos excitan.
Las relaciones sexuales en grupos o tríos es una de las más comunes en nuestra sociedad, sin distinciones de sexo, así como el sentirse excitado y/o excitada por una persona de distinto sexo en personas homosexuales o del mismo sexo en personas que se definen como heterosexuales. Otra de las fantasías más comunes es el tener relaciones sexuales con personas desconocidas a modo de “sexo a primera vista”.
También es muy frecuente que aparezcan conductas que son prohibidas o mal vistas, como el ser atados o atadas, realizar conductas agresivas o el ser sometidas por otra persona, que te digan (o decir) “guarradas” mientras te dan azotes, o el disfrutar de tu sexualidad abiertamente y apasionadamente en un lugar público y con gente observando. Otra de las fantasías más recurrentes es el ser una prostituta o ser forzada, o forzado, para mantener una relación genital, lo que no significa que se desee en la realidad, sino que se idealiza la situación (ignorando todos los estímulos que podrían provocar malestar) y es utilizada como modo de excitarse y/o alcanzar el orgasmo.
La conveniencia del compartir las fantasías es una de las cuestiones que muchas personas hemos reflexionado alguna vez y sobre lo cual sexólogos y sexólogas se han pronunciado al respecto. Al tratar de algo tan personal e íntimo que aumenta nuestra excitación resulta atractiva la idea de hacerlas realidad con nuestra pareja sexual.
Antes de compartirlas es aconsejable tener en cuenta y reflexionar sobre algunas cosas, como los riesgos que pueda implicar: puede que lo que a una persona le excite a la otra le cause inseguridad, repulsión o celos y resulte contraproducente el compartirlas. Por otro lado, al hablar de las fantasías sexuales y confesarlas, con el objetivo de realizarlas, puede olvidarse que al convertilas en reales pueda suponer un daño psicológico al no estar preparadas o preparados para afrontarlas.
Por tanto, no está de más recordar que las fantasías sexuales también en la intimidad ayudan a enriquecer la vida sexual propia, y como consecuencia también de la pareja, contribuyendo a aumentar el placer en las relaciones sexuales y afectivas, aun cuando tu pareja sexual no sabe si haces uso de ellas.
Pilar López Moreno – Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y Monitora de Educación Sexual por la Fundación Sexpol de Madrid, actualmente continúa su formación en Especialista en violencia de género.
Un articulo muy interesante, a veces los humanos nos nutrimos de tanta fantasía que creemos que puede llegar a ser realidad, uno de los grandes problemas .
El articulo me gusto mucho, actualmente utilizo los juguetes sexual, y la verdad que ayudo tener mas confianza con mi pareja, ahora disfrutamos cualquier fantasía que tengamos.