Estos recursos se complementaban con los procedentes de la caza, muy abundante en la zona. En ese ecosistema mediterráneo coexistían en aquel tiempo: ciervos, cabras montesas, jabalíes y corzos en las partes altas de la sierra. Conejos y liebres en el monte bajo, y en el río gran cantidad de aves. Además de recolectar miel y gran variedad de plantas aromáticas, en los bosques galerías del cauce del río cultivan lino y cáñamo, documentado en unas agujas de bronce o púas con rastrillo usados para la desfibración y posterior hilado, lo que hace suponer que esta comunidad musulmana practicaba la manufacturación textil.
Desde lo más alto del recinto se contempla un paisaje único: A un lado la gran muralla de la Sierra del Sit y del Maigmó, y un valle extenso y verde. Al otro lado se aprecia la impactante obra del AVE que, con alta tecnología se come a grandes bocados todo lo que está en su paso. Y al fondo el río Vinalopó que baja entre bosquecillos de cañares por la garganta de las desérticas sierras, creando en su camino hacia el pantano de Elx, pequeñas lagunas con mucha vida.
La conquista cristiana del Castillo del río en el año 1249, supuso un profundo cambio en su comunidad, ya que los nuevos señores cristianos obligaron a la población musulmana a abandonar el lugar e instalarse en el llano y sin protección, en el espacio que hoy ocupa la ciudad de Aspe. Allí, aquellos musulmanes despojados de sus viviendas, tierras y medios de subsistencia, cultivarán en régimen de aparcería, sin derecho a disponer de un molino. Pero sentarán las bases para creación de una nueva población.
El Castillo del rio fue definitivamente abandonado en 1270, coincidiendo con la muerte de su último señor Zayd Abu Zayd, es decir que semejante fortaleza tuvo tan sólo una vida de unos 100 años. Y desde entonces, más de 800 años de soledad inundan este espectacular paisaje sobre el río Vinalopó que ya hoy se alza, como una gigantesca ruina que van deglutiendo las enormes y espesas chumberas y las lluvias torrenciales.
Esta pequeña crónica que hoy os he contado, y que espero os resulte interesante, y… ¿por qué no?, también que os motive a visitar el Castillo del río; ha sido posible gracias al apoyo documental que me ha prestado Tomás Palau, historiador y director del Museo Etnológico de Elda. Saludos y hasta la próxima.
Muy interesante y documentado el reportaje.No sabia siquiera que Aspe tuviese castillo.
Enhorabuena carmen iremos a verlo.
Gracias,Carmen,por el reportaje.
Es bueno que los internautas sepan que hay cosas interesantes a su alrededor y que merecen la pena ser visitadas.
Soy un gran admirador de nuestras «viejas piedras» y la gente se sorprendería de saber la cantidad de las «mismas» que tenemos en la provincia.
Te felicito por este reportaje.
Gran reportaje. Me entretienen mucho tus ‘viajes de cercanías’, los he leído todos. Sigue publicando, un saludo.
Gracias a todos por vuestros comentarios, ya que ciertamente eso anima mucho a quien escribe, y motiva también para volver a contar otra pequeña crónica de los viajes de cercanías.