Paisajes en peligro de extinción

Extraído del ejemplar nº1 de la revista comarcal Eco-Eco, publicamos este reportaje del geógrafo Xavier Amat (Premio de Investigación José María Bernabé, no se pierdan la exposición pública de su trabajo) en el que reflexiona sobre el paisaje, «elemento importante de la calidad de la vida»,  y las implicaciones culturales y sociales que supone su transformación.

Este 2010 se cumple el décimo aniversario de la firma en Florencia del Convenio Europeo del Paisaje. Aún desconocido para la mayoría de la ciudadana, el acuerdo supuso el salto a la primera plana política de algo tan elemental y necesario como el paisaje, reconocido desde entonces como «un elemento importante de la calidad de vida de las poblaciones en los medios urbanos y rurales, en las zonas degradadas y de gran calidad, en los espacios de reconocida belleza excepcional y en los más cotidianos». Desde el año 2000 y cada vez con más intensidad, la retórica paisajística impregna textos y leyes de ordenación territorial, documentos de planificación y numerosas estrategias que usan, incluso abusan, de la noción de paisaje sin medir ni tener en cuenta el abismo que separa sus buenos propósitos de la realidad que encontramos los ciudadanos en nuestros paisajes del día a día.

La cuestión del paisaje, convertida en problema en el texto que ahora nos ocupa, pretende advertir sobre el riesgo que supone la transformación del paisaje y sus implicaciones sociales y culturales. El último periodo de expansión urbanizadora, un fenómeno que en el Vinalopó interior se inicia con posterioridad respecto al litoral alicantino, pero que todavía hoy muestra sus secuelas, provoca unas transformaciones inmediatas e irreversibles sobre el paisaje. Tomando como referencia el conjunto de los once municipios que conforman el Medio Vinalopó, delimitados al norte por Petrer y al sur por Hondón de los Frailes, se identifican decenas de intervenciones territoriales y urbanísticas que pueden transformar cientos de hectáreas en un brevísimo espacio de tiempo. Las propuestas de actuación en suelos residenciales e industriales, campos de golf o infraestructuras pesadas, al margen del negativo impacto ambiental que pueden generar, suponen un impacto sobre el estado de opinión de la ciudadanía que merece ser considerado.

Durante los últimos años, numerosos planes urbanísticos y territoriales han ido viendo la luz con mayor o menor éxito. En un contexto de euforia constructora, los ayuntamientos comarcales y un importante grupo de empresas promotoras han ido proponiendo sobre el territorio como si éste no tuviera límites, y como si cada municipio fuera un ente aislado de su entorno inmediato. Tratando de disponer de cifras que mesuren este fenómeno, el siguiente cuadro ofrece estimaciones de las transformaciones superficiales que se podrían registrar en los diferentes municipios a tenor de sus previsiones urbanísticas:

Municipio

Suelo residencial

Suelo industrial

Campos de golf

Situación en 2010 (en millones

de m2)

Incremento propuesto

(en millones

de m2)

Situación en 2010 (en millones

de m2)

Incremento propuesto

(en millones

de m2)

Situación en 2010

Incremento propuesto

Algueña

0,20

0,63

0,07

Aspe

0,96

2,49

0,51

1,40

1

Elda

3,00

6,32

1,25

0,11

1

H. Nieves

0,37

4,25

0,21

2

H. Frailes

0,21

2,00

Monforte C.

1,21

5,99

0,36

1,99

1

1

Monóvar

1,12

8,03

0,02

0,33

4

Novelda

1,63

1,17

0,58

2,26

1

Petrer

1,58

3,04

0,29

1,00

Pinoso

0,97

0,59

0,23

1,00

La Romana

0,29

0,87

0,02

0,29

Total Medio Vinalopó

11,54

35,39

3,24

8,66

1

10

Estimación de superficies actuales y propuestas.

Estas cifras no hacen más que alertar sobre un proceso de dispersión urbanística, caracterizado por la aparición de nuevas urbanizaciones residenciales aisladas, simulacros de polígonos industriales e infraestructuras viarias de gran capacidad (p.ej. la denominada Autovía del mármol), que han de tener -o están teniendo- fuertes implicaciones sobre el paisaje. El fenómeno que la comarca está experimentando en la última década podría resumirse en una ruptura de las trayectorias urbanísticas lógicas, que podría dejar sobre el territorio en un horizonte a medio plazo enormes manchas de suelo urbano desordenado y caótico, y podría triplicar el suelo urbano existente (ver mapa). Algunas propuestas son de tal calibre, como el proyecto de El Tite en Elda, Mayorazgos, Boticaria y Betíes en Monóvar, Serreta en Novelda o las zonas industriales de Las Norias y Walaig en Monforte, que podrían transformar en pocos años una superficie mayor a la transformada a lo largo de la historia.

Delimitación de los suelos urbanos actuales y propuestos.
Delimitación de los suelos urbanos actuales y propuestos.

Así, el paisaje, como porción de superficie terrestre visible, puede sufrir unas mutaciones hasta ahora no valoradas, con un fuerte impacto ecológico, pero además, con unas repercusiones de tipo cultural y social que es preciso mencionar. Recientes investigaciones, apuntan a que estas dinámicas territoriales «artificiales» suponen un empobrecimiento paisajístico que condena la idiosincrasia (1) y carácter (2) de nuestros paisajes. Así, las numerosas propuestas de actuación amenazan a algunos de los paisajes más emblemáticos de la comarca, destacando el impacto provocado por el AVE en Las Barrancadas (Elda), el cauce del río Vinalopó o en las inmediaciones del pantano de Elche, la hipotética implantación de la Zona 15 del Plan Eólico Valenciano, la posible construcción de más de 6.000 viviendas alrededor del pequeño núcleo de Hondón de los Frailes, la implantación del campo de golf y macrourbanización sobre el Hondo de Monóvar (PAI Mayorazgos) y Font del Llop (Monforte), los nuevos polígonos de La Cantera (junto a la Finca de El Poblet, en Petrer) o en el entorno de Las Norias, sobre el antiguo campo de Monforte. Son sólo algunos ejemplos.

El AVE y las escombreras son los nuevos paisajes de la ribera del Vinalopó.
El AVE y las escombreras son los nuevos paisajes de la ribera del Vinalopó.

Pero las hipotéticas transformaciones no se producirán únicamente sobre estos ámbitos notables, sino que afectarán prácticamente a todos nuestros paisajes cotidianos, aquellos que recorremos día a día, puesto que la tendencia apunta hacia un paisaje desestructurado, difícilmente interpretable y caótico, que prácticamente será visible desde cualquier punto de la comarca. Se trata de un fenómeno acertadamente definido por Francesc Muñoz (3) como «urbanalilzación», donde los nuevos paisajes se caracterizan por su falta de originalidad, su repetición en cualquier espacio, la estandarización y, en definitiva, la pérdida de calidad y vulgarización del paisaje que los habitantes del Vinalopó hemos conocido e interiorizado a lo largo de nuestras vidas.

«Urbanalilzación» en Hondón de las Nieves. Sector «Mi Casa Family I».
«Urbanalilzación» en Hondón de las Nieves. Sector «Mi Casa Family I».

Lejos queda allá aquel jardín fresco y ameno que describieron entre otros Cavanilles, Madoz o Castelar. Nuestros paisajes se están transformando a tal velocidad que, si echáramos un vistazo a la fotografía aérea del «vuelo americano» de 1956, creeríamos estar viendo otros lugares.

Elda-Petrer en vista aérea de 1956. El paisaje de huerta tradicional era todavía protagonista hace medio siglo.
Elda-Petrer en vista aérea de 1956. El paisaje de huerta tradicional era todavía protagonista hace medio siglo.

Y la tendencia es a acelerar esta dinámica. De consolidar el crecimiento urbanístico que la mayoría de los ayuntamientos prevén desde finales de siglo pasado y comienzos del presente, en las próximas dos o tres décadas, nuestra comarca mostraría un rostro muy diferente al actual ¿Y ello que supone en términos culturales y sociales? Algunos estudios hablan de una pérdida traumática del sentido de lugar (4) asociada a la destrucción de paisajes, tanto los excelentes como los cotidianos, puesto que la alteración de los paisajes que tenemos asimilados nos hace más inseguros, perdemos nuestras referencias territoriales y desaparecen lugares que encarnan nuestra experiencia y nuestras aspiraciones como ciudadanos.

Obras de urbanización del sector «Velaire» en La Romana.
Obras de urbanización del sector «Velaire» en La Romana.

No es casualidad que en los últimos años hallan proliferado los colectivos del tipo «salvemos» o «en defensa de…». Se trata de colectivos que agrupan a gente cada vez más variada, que superan la visión estrictamente ecologista y defensiva, y se sitúan en un marco más propositivo y general. Plataformas como Nueva Cultura del Territorio o Por un Urbanismo Sostenible, diferentes asociaciones de vecinos, grupos socioculturales como El Tramvia nº2 en La Romana o de defensa de la naturaleza como Amigos del valle de l’Avaiol en Petrer, se suman a colectivos ya tradicionales como Helíaca en Monóvar, Ecologia i Pau en Novelda o Mosaico en Elda, en la lucha por buscar nuevas formas de entender y gestionar el territorio y el paisaje por parte de las autoridades competentes. Estos colectivos cívicos, han contribuido al debate territorial, frenando descabellados proyectos y proponiendo alternativas viables para la planificación territorial. En otros casos, han tenido una función terapéutica y de solidaridad entre ciudadanos afectados o, simplemente, preocupados, por las dinámicas territoriales que muchos ayuntamientos o administraciones superiores han impuesto de manera autoritaria, mal explicada a la ciudadanía y carente de consenso público.

Con todo, la crisis puede haber frenado este acoso y derribo al paisaje. O tal vez no. En los últimos meses, desde instancias políticas y empresariales, se han emitido mensajes en favor de relanzar la actividad productiva, declarando moratorias que suponen en muchos casos mayor permisividad, desprotegiendo espacios o disminuyendo los requisitos ambientales y paisajísticos (5). Y por otra parte, es probable que la salida de la crisis coincida con una reactivación de las decenas de propuestas que actualmente se encuentran a la espera de financiación. Ante ello, la actividad de los ciudadanos, individual o colectivamente, exigiendo información, participación e igualdad de condiciones en el debate territorial y paisajístico, debe ser prioritario de cara al futuro. El camino ya se ha iniciado, sería un error no continuar con el ambicioso y prometedor esfuerzo que numerosos colectivos dentro y fuera de la comarca han realizado. «El hombre de mañana, elevado a la comprensión de la belleza, sabrá no colocar su morada de modo que se rompan las líneas, que se borren brutalmente el color y los matices: sentirá vergüenza en disminuir y alegría por aumentar la belleza de cuanto le rodee (6)».


(1) Nogué, J. (2008): “Paisaje, territorio y sociedad civil”, en Mateu, J. y Nieto, M. (Eds.): Retorno al paisaje. El saber filosófico, cultural y científico del paisaje en España. Valencia, EVREN.

(2) Mata, R. (2007): Auge inmobiliario y evolución de los usos de suelo en España. Por una nueva cultura del territorio. Universidad Autónoma de Madrid, apertura del curso académico 2007-2008, lección inaugural.

(3) Muñoz, F. (2008): Urbanalización: paisajes comunes, lugares globales. Barcelona, Gustavo-Gili.

(4) Imagen cortesía del Instituto Universitario de Geografía de la Universidad de Alicante.

(5) Vallerani, F. (2008): “La pèrdua traumàtica del sentit de lloc: degradació del paisatge i patologies depressives”, en Nogué. J.; Puigbert, L. y Bretcha, G. (Eds.): Paisatge i salut. Barcelona, Observatori del Paisatge de Catalunya. VV.AA. (2009): Territorio, urbanismo y crisis. (En línea).

(6) Colectivo de Geógrafos (1980): Eliseo Reclus. La geografía al servicio de la vida. Antología. Barcelona, Editorial 71/2.

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