*NOTA: Artículo publicado originalmente en la Revista Festa de 1993. Libertad Brotons tiene ahora 94 años y vive en la Residencia La Molineta.
Su vida está cuajada de capítulos tan inverosímiles y situaciones tan extraordinarias, que bien podían dar pie y argumento a infinidad de historias. Ilusiones, fustraciones y emociones de alguien que nació sobre todo para sentir. El relato de una vida jalonada de infortunios y sorpresas que ha sabido dar cuerpo a un nombre… Libertad.
Con setenta y seis años, conserva intacta la llama de la inquietud algo que le ayudó en muchas ocasiones a superar los baches que el destino le había preparado. Escribe regularmente desde que salió de la cárcel y pinta para sentirse viva.
«Nací una noche de Reyes de 1917, tengo pues 76 años». Con estas palabras leídas de su cuadernillo, comienza Libertad Brotons el relato de su vida: «Es mejor tener lo todo escrito, así nada se me olvida».
La primera hija de «Capotillo» (Juan) y de Julia, llegaba al mundo una fría noche del mes de enero. El nombre de la recién nacida estaba elegido desde el mismo momento de su concepción. El cine tenía la culpa, la afición de ambos por el celuloide y por los artistas de moda, fue determinante a la hora de saber como llamar a la criatura. De haber nacido varón se le hubiese impuesto el nombre de Polo, siendo nina, su oponente femenina, estaba claro… Libertad.
El cura de San Bartolomé tuvo algunas «palabras» con el padre de Libertad. No era nombre para recibir las «aguas», en todo caso habría de anteponerle «María» y de esta manera se hizo. De cualquier forma, el párroco debió palidecer cuando oyó al orfeón coro «Clavé» del que «C apotillo» era solista, acompañar a la familia entonando el himno de la «Marsellesa». En representación de todo el grupo, la apadrinó Silvestre. Es curioso que Libertad aparezca (al menos hoy en día) incluido en el santoral.
El padre de Libertad es un activo sindicalista, una huelga en la «FÁBRICA DE LAS LONAS», determina su salida del país, le persiguen y llega hasta Francia donde más tarde se reuniría con él la lamilla. Se encuentra como anécdota de aquel suceso, que hubo de salir de la fábrica envuelto en ropas de mujer, para que nadie lo reconociese.
De la estancia en Nilmes (a pesar de ser muy niña) Libertad guarda excelentes recuerdos. La vida en el país vecino les trataría bastante mejor que a su regreso a España.
La vuelta se produce tras finalizar la dictadura de Primo de Rivera. La causa no obstante, no obedece sólo a un cambio político, sino también a una necesidad. El padre «ZAPATERO DE SILLA» padece una infección en un dedo producida por su trabajo.Peligra el miembro. La madre asustada le convence para volver a Petrer donde están los suyos y realmente aquí, se salva el dedo a «Capotillo». El artífice, un «curandero».
La vida transcurre con normalidad. Juan trabaja como zapatero mientras que Julia sigue «embogando» sillas. Los Ingresos de la familia son escasos y como ocurría en casi todas las casas, los hijos mayores han de sacrificarse cuidando a los más chicos. Libertad tenia nueve años cuando debe abandonar la escuela, justo cuando nace su hermano Helios. Algo común en la época. Tres años más tarde, comenzaría a trabajar en la fábrica de «CUATRO VIENTOS».
El interés por aprender de la niña es realmente sorprendente, todo le sabe a poco. Intenta seguir estudiando y consigue asistir por las noches a una escuela particular. El maestro es Feliciano Montesinos «EL VEGETARIANO». «A este hombre le debo haber aprendido cierta cultura. Era un gran maestro, un poco loco…, pero un loco sublime», cuenta Libertad.
Durante el día trabaja, ayuda en la casa y por las noches continúa con las clases. Después de Feliciano, D. Manuel Caparrós será su maestro en las ESCUELAS GRADUADAS. Allí acude a un curso para adultos que se imparte de siete a nueve de la noche.
La manifiesta «rentabilidad» de Libertad para los estudios, hace que el profesor le gestione una beca por dos veces consecutivas, de esta manera pudo cursar los dos primeros años de «Bachiller elemental» De este tiempo recuerda Libertad que su madre tenía que apagarle la luz cuando llevaba «horas» de estudio. La economía doméstica no podía permitirse el lujo de pagar facturas «abultadas». «¡Así de pobres éramos!».
La Guerra Civil le sorprende siendo una adolescente. Con sólo diecisiete años, su vida como la de otros tantos jóvenes, cambia de forma radical. De cualquier manera, ella sigue trabajando en el almacén de «CUATRO VIENTOS». La plantilla la integrarán poco más de una docena de mujeres, Libertad es la menor del grupo. Por esos fechas movilizan al encargado, un joven llamado Higinio. Aunque este hecho parezca intranscendental en esta historia, marcaría de forma brutal el destino de Libertad.
Poco después de lo marcha del encargado, las mujeres deciden hacerse una fotografía en grupo y enviársela de recuerdo al frente. No habrían pasado quinte días, cuando un aluvión de cartas llegan a su casa. Son más de veinticinco, los saldos de la misma compartía que, después rde contemplar la instantánea, han mandado sus misivas solicitándole que fuera su madrina de guerra Entre todas selecciona una. Llamo su atención la de un joven polaco afincando en Cataluña, su nombre: Samuel Caplan. A su entender es quizás la persona que más calor necesita. Ella asume el compromiso como madrina y comienzan a cartearse.
La curiosidad de Samuel por conocer a Libertad le impulsa a viajar a Petrer. En el primer permiso que tiene y sin previo aviso, se presenta a buscarla en el trabajo. La primera impresión fue muy Significativa «eres una niña, si lo sé, te traigo una muñeca». Pese a esta broma, Libertad ha impactado a Samuell que se hospeda en la fonda y comienza a intimar con la joven. A esta primera toma de contacto, le suceden cualquier permiso o rebaje que Samuel aprovecha para estar junto a la que ya es su novia formal Por fin deciden casarse, la fecha: 18 de febrero de 1938. A partir de ese momento, su relación como pareja se reduce o los permisos que Samuel disfruta hasta que finaliza la guerra. El matrimonio como tal dura escasamente un año, puesto que al finalizar la contienda huiría hacia el exilio siendo su primer destino Marruecos. Más tarde escribiría a su esposa desde Veracruz.
Este seria el último contacto con Samuel que permaneció en paradero desconocido hasta hace muy pocos años.
Pero volvamos al inicio de la guerra, antes, apuntar que Libertad había formado parte del grupo de teatro de las «Juventudes Socialistas» actuando en toda la provincia con una obra de Casona, «NUESTRA NATACHA», con la que recorrerían varias poblaciones, recaudando fondos para obras benéficas Al iniciarse la contienda, se repone la obra y actúan de nuevo en diferentes puntos, se les une gente de otras «Juventudes». Recuerda Libertad que al final de la obra, las mujeres se vestían como los hombres con pantalones y cazadoras invitando al público a subir al escenario y acompañarles.
Cuando finalizó la guerra, la acusaron de miliciana. «No fui miliciana, sólo interpreté un pequeño papel en una función de teatro. Me condenaron a 20 años de pena menor por cosas que yo no había cometido».
Cuando sucedía todo esto, Libertad tenía 20 años, estaba embarazada y pesaba sobre ella una acusación totalmente infundada. La familia consigue que pueda estar fuera en el momento de dar a luz y que la dejen amamantar al niño. Pero los juicios se suceden y existen intereses para que pague por lo que no había hecho. Hoy en día, todavía recuerda con asombro: «cómo se puede condenar a veinte años de prisión sin comprobar si son ciertos o no los delitos por los que se le acusa».
Paradójicamente, el destino puso en su camino a la mujer que cometió una de las faltas que a ella se le imputaban, «increíble» sólo doce años de condena…
Afortunadamente. la trasladaron de la cárcel de Alicante a Málaga, aunque la distancia era mayor, las condiciones eran considerablemente mejores, en este último penal, hasta entonces ni siquiera la habían dejado leer, uno de sus «vicios». En Málaga todo fue diferente, el hijo del director les facilita revistas, les habla de las películas que se estrenan, les pone al corriente de hechos que van sucediendo. Redime condena por el trabajo y consigue la libertad condicional el 29 de abril del año 1943.
De esta manera relata Libertad el final del capítulo más oscuro de su vida: «cuando llegué a casa estaba enferma y sufría una descalificación general».