Evaristo Pla: El paraíso de un Moro Viejo

PRESIDENTE DE LOS MOROS VIEJOS (1964-1978)

Durante su mandato, en la junta general ce­lebrada el 06 de diciembre de 1974, aprueban la denominación de Moros Viejos, acuerdo que fue recibido con agrado, incluso por los viejos moros.

El pueblo popularmente llamaba «Moros Vells» a la comparsa nombrada oficialmente desde 1951 por Arabes Damasquinos, y que desde siempre se les llamó «Moros». Veamos lo que nos dice Evaristo:

-Desde los primeros tiempos, y por razón de ser los únicos de ese bando, se nos denominó solamente Moros (…) Por contra, y para salir al paso de todos aquellos que puedan pensar y ver en este cambio, que ha sido autorizado por la Unión de Festejos, una interpretación errónea a lo que se pretende, el nombre de Moros Viejos no es un invento al azar, sino que esta basado, a más de un uso popular aplastante, en datos históricos encontrados en el Archivo Parroquial, en los cuales leemos: -Al haberse sublevado los mo­ros a su señor Jofré de Loaysa, que al parecer trataba duramente a sus vasallos, el propio rey D. Jaime I, avisó con sus mensajeros, que vinieran a parlamentar con él y que a su avi­so, acudieron dos Moros Viejos y un Judío…-. (Pía, 1975).

LAS CONFERENCIAS DE SAX Y CAUDETE

Evaristo fue invitado a participar en una con­ferencia en la vecina población de Sax para tratar asuntos relacionados con la fiesta. Su disertación se orientó a la distinta forma que ambas poblaciones tienen en utilizar las banderas. Sax se lu­cen desplegadas al estilo militar, y Petrer de la misma manera, pero con el tiempo, al irrumpir las abanderadas y para que sus atuendos fue­sen admirados empezaron a ostentar la bandera plegada. Nuestro Ecuador Festero, es el titulo de la conferencia que pronunció el 6 de marzo de 1978 en Caudete, de la cual hacemos la siguiente transcripción:

-…desde muy niño, empecé a mar­char por los caminos festeros; criado en un ambiente cien por cien tradicional, amasado y cocido en los valores puros y esenciales que enaltecen nuestras fiestas. Por estas razones y porque esos caminos, siempre estuvieron saturados de una ejecutoria limpia y transpa­rente, me fui formando en la fiesta sencilla y auténtica, heredada de nuestros mayores, con un alto sentido de responsabilidad, para defensa de esos valores, que son los únicos que las enaltecen. Por esa formación y por esos convencimientos, he sufrido en mis interioridades, las innovaciones que la vida y ambiente actuales, llevan consigo y nos arras­tran a una desvirtuación tradicional, que ha­cen perder el sabor de una añeja añoranza a la fiesta de intrínseca operatoria familiar, sentimental y devocionario, pero que, a pesar de todo, nunca pensé en abandonar y prue­ba fehaciente de ello, es que estuve, estoy y si Dios así lo quiere, estaré con cuerda para rato….- (Pía, 1978).

PRESIDENTE Y ZULÚ DE HONOR (1978)

Durante la noche del 22 de abril de 1978, en la sede social de la fila Zulúes lo homenajearon. Después de catorce años de ocupar la presidencia de la comparsa lo nombraron «Zulú de Honor» con la entrega de una placa, y con las siguientes palabras de Evaristo: -Para mí, no es lo más importante el haber sido nombrado Zulú de Honor, sino que es un honor ser Zulú-. El 6 de mayo de 1978 en el transcurso de una cena de hermandad fueron distinguidos los siguientes exdirectivos de la comparsa: Enrique Maestre Candela, Ernesto Campello Maestre y Evaristo Pía Medina que, re­cogió un pergamino que le acreditaba presidente de Honor de los Moros Viejos.

LA REVISTA DE FIESTAS

Fue el coordinador de la revista Petrel desde 1961 hasta 1978, editada por el Ayuntamiento, en donde también aportaba sus escritos. Al siguien­te año de 1979, paso a denominarse Festa. En el programa de fiestas de Moros y Cristianos lo dirigiría varios años y figura como director entre los años 1970 a 1973. A partir del siguiente año la coordinación de la revista se encargaría el ponen­te designado por la Junta Central de la Unión de Festejos. Sus colaboraciones literarias sobrepasan la treinta de artículos, y suele primar la crítica festera. De uno de esos artículos hacemos la siguien­te transcripción:

-Nuestras fiestas, a la par de la idio­sincrasia envidiable que le daban lo añejo de ellas, tenían un sello que las hacían diferentes, pues era de las pocas que se le podían deno­minar y con razón más que sobrada «Auto sacramental de los Moros y Cristianos» (…)

1962

 

Año 1962

Es lástima, pues si bien hemos con­seguido crear un espectáculo fuera de serie, por el escandaloso coste de nuestro vestua­rio, no nos hemos parado en pensar que ello pudiera ser nuestra tumba, por la razón de que estamos considerando la fiesta como una entrada solamente, para lucir y sacar nues­tros buenos dividendos, sin importarnos los demás actos que son, los que al fin y a la postre, los que nos pueden dar nuestro sello característico, pues hoy, el sentir desmesura­do de usar la fiesta con afán de lucro, nos hace olvidar los valores primordiales de la misma, sin darnos cuenta de lo erróneo de esta apreciación, pues creando fiesta, tendre­mos festeros, y todo lo demás se nos dará por añadidura…-. (Pía, 1982)

30 de marzo de 1959

OTRAS COLABORACIONES LITERARIAS

Aportaba sus escritos a las distintas filas y com­parsas en sus aniversarios, de las cuales citamos algunas de las filas: Los de Campanilla (1957-1982) con el titulo Vivo en el recuerdo. Fila de Negras (1962-1987) titulo Razón de ser. Els Cremats (1963- 1987) titulo Nuestra semblanza. Els Blancs (1964- 1994) titulo A la fila Els Blancs. Los Negros Bedui­nos (1966-1990) titulo Por antonomasia… Emirs (1966-1991) titulo Filas que imprimen categoría. Zulúes (1971-1995) titulo Más que una fila. De la Fila deis Viscains (1964-1989) con el titulo Insolidaridad festera, hacemos la siguiente transcripción:

-El festero de Petrel, en su gran ma­yoría, es un ser condicionado a las circuns­tancias que le rodean, a los intereses que le animan y a los egoísmos particulares que su interior le dicta. Antepone toda esa amalga­ma de circunstancias a los verdaderos senti­mientos que deben ser guía y norte, para el buen hacer de la fiesta y la relación con los demás compañeros festeros, creando, aun sin proponérselo, un sentimiento egoísta y ególa­tra que les hace olvidar algo que debiera ser primordial en las fiestas: La Hermandad entre todos-. (Pía, 1989:12).

Del mismo modo colaboraría en las distin­tas comparsas, como en la de Tercio de Flandes (1879-1979) con el titulo Entrañable comprensión. Vizcaínos (-1957-1982) con Los Nuevos Festeros. La Chusma (1886-1986) titulo Chusma… esos pícaros. Estudiantes (1930-1980) con el rótulo Yo pude ser Estudiante, de este último artículo entresacamos la siguiente glosa literaria:

-Recuerdo como anécdota de la cual saqué la más grande de las experien­cias festeras que, por unas circunstancias de encontradas opiniones entre los dirigentes de la comparsa de Moros Viejos y yo, me disgusté hasta el punto de hacer saber en mi casa, el propósito de no participar en la misma. Nadie, entonces, me puso trabas en tal decisión por dos razones: Una, que me daban la razón en mis apreciaciones al res­pecto y otra, y esa fue la más importante que, ahora, pasado el tiempo comprendo ya que en aquellos momentos vividos ni se me podía haber ocurrido, y fue el que no había nombrado, en ningún momento el cambiar de comparsa.

Paso todo el año y nada parecía que iba a mover el curso de los acontecimientos, pero al llegar la fiesta, concretamente el 12 de mayo en el acto de la Retreta, llevado por mi recién estrenada independencia (Era la prime­ra fiesta de casado) y con ella la inconsciencia que siempre va pareja, me enrolé, junto con mis amigos, en la comparsa de Estudiantes, y con el distintivo de la misma, hice el antedi­cho acto festero.

Todo fue alegría, bullicio y jolgorio, tal como corresponde al citado acto, hasta que, llevado por esa intrínseca alegría festera, entré en casa de mis padres, para seguir el curso de la fiesta haciendo participes de ella a los muchos invitados que siempre tenían. Es­taban sentados en la mesa cenando y a pesar del ambiente dicharachero en que estábamos inmersos, todavía guardo en mi mente, cual si de una foto-película se tratara, la cara que mi padre (q.e p.d.) me hizo al verme sin el gorro encarnado de Moro Viejo y si con el gorro de Estudiante. Cual no sería su mirada, cuán­tas cosas me quiso decir con ella y cuántos fueron los sentimientos exteriorizados en un momento, que no pude, por menos, que dar media vuelta y marcharme a mi casa y sin dar por finalizado el acto, desaparecer de la fiesta y acostarme. Al día siguiente, lo primero que hice, casi por inercia del momento vivido, fue ponerme el traje de Moro Viejo y subir a casa de mis progenitores a que me vieran con él…-. (Pía, 1980:40).

ANÉCDOTAS PARA LA HISTORIA

En una de sus colaboraciones literarias hace referencia a varias anécdotas festeras, una de ellas para localizar un centinela para las embajadas, se publicó en la revista de los Moros Beduinos de Petrer (1963-1988), según reproducimos:

-… y dado que no hubo forma de encontrar la persona adecuada, la preocupa­ción fue en aumento ya que llegado el mo­mento, el mismo día de la fiesta y a falta de muy poco tiempo para ello, la casualidad jugó el papel que, en estos casos suele jugar y al saber de mis cualidades en estos menes­teres, fui requerido con la insistencia festera que regularmente se aplica en estos casos y con la celeridad que se requería, fui vestido de Beduino rápidamente y casi en volandas, fui instalado en el Castillo y sin darme tiempo a pensarlo dos veces, me vi pronunciando el parlamento obligado, previo a los embajado­res, sacándoles del atolladero a estos animo­sos dirigentes, llegando con ello, a ser por un instante, Beduino en Petrel, cosa que nunca me desagradó y, como un impulso maravi­lloso, nunca he olvidado este momento…-. (Pía, 1988)

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