Segundo día

Con una afluencia de público algo menor, pero todavía muy estimable, comenzó a las diez de la mañana del sábado 21 el segundo día de conferencias. Vicente Sancho Alcaide, un especialista en anfibios con un largo currículum, nos introdujo en la vida de estos animales, que no pasa por su mejor momento.

Los anfibios, reconocidos como beneficiosos para la agricultura (por su control de las plagas), útiles para más de 300 medicamentos y excelentes indicadores de la contaminación ambiental, son el grupo de vertebrados más amenazado del mundo: un tercio de las especies conocidas están amenazadas de extinción. Con una exposición muy visual, que fue de lo universal a lo particular, Vicente nos introdujo los anfibios de la zona y nos animó a conocerlos: el sapo común (bufo bufo), el sapo corredor (bufo calamita), el sapo partero común (alytes obstetricans), el sapo de espuelas (pelobates cultripes), el sapillo moteado común (pelodytes punctatus) la rana común (rana perezi) y el gallipato (pleurodeles waltl). Una serie de consejos prácticos, como diseñar balsas y abrevaderos con rampas o no soltar peces ni cangrejos en las charcas, puso fin a su presentación, no sin antes responderle a Javier en el mismo sentido que lo habían hecho los demás ponentes: “es necesaria una actuación integral en todo el río, pues, por ejemplo, la salinidad proveniente de Villena ha hecho disminuir las poblaciones de anfibios en la continuación del río”.

Sabina Asins Velis, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, protagonizó la siguiente ponencia, en la que realizó un documentado recorrido histórico, que llegó a la actualidad, sobre el agua de la zona y los usos del río Vinalopó. Partiendo de la base de que el agua siempre ha sido escasa en la zona, de ahí la gran cantidad de balsas de riego, entre otras construcciones similares, que nos han legado los siglos, Sabina expuso la necesidad de reutilizar el agua (actualmente solamente un 15% se reutiliza) y de reducir el consumo urbano (4 veces más que en otras poblaciones) como elementos a mejorar en la gestión hídrica de la zona. Igualmente, la necesidad de controlar y rellenar las aguas subterráneas, elemento explotado con poco control en la zona, conformaron su primera media hora de exposición.

Sabina presentó más soluciones, como la protección urgente de las zonas del río de mayor servicio al ecosistema (como la parte del nacimiento, en buen estado ambiental, o el Pantano, por su singularidad), o la posibilidad de plantear muchas actuaciones distintas y puntuales, que sean rápidamente asumibles por la administración y que palien los problemas más acuciantes. Destacó también la riqueza y valor de los elementos culturales asociados al agua y el territorio, desde minas a boqueras: “una joya a preservar y a legar, de la misma manera que ha llegado a nosotros a través de los siglos”. Finalmente, subrayó la importancia de la participación pública y de la gobernanza de los ciudadanos, “algo que los políticos no pueden ignorar, como por ejemplo se demostró con el plan eólico en la zona”, cerrando así una charla muy aplaudida por los asistentes.

Rosa Navalón García, profesora de la Universidad de Alicante, presentó una perspectiva nueva del río, su posible uso recreativo y turístico. Valiéndose de estudios y estadísticas del sector turístico, Rosa planteó cómo un río que sabe explotar sus fortalezas, como el carácter único de su paisaje, puede generar ingresos que redunden en su propia conservación. No en vano, con gran elocuencia, Rosa nos acercó los cambios que en el turista tipo se estaban dando, al asumir un papel activo y demandar experiencias más que productos tangibles. Así, el turismo cultural y de naturaleza, basado en el disfrute y el aprendizaje, es una realidad que el río y los pueblos de interior pueden ofrecer, ofertando a los visitantes actividades como el excursionismo o el enoturismo.

Animó a los presentes a explorar estas vías y otorgarle un papel relevante, también en lo económico, al Vinalopó, “algo que contribuirá a que la zona deje de ser permanente deficitaria y dependiente de subvenciones, tomando un papel activo en su conocimiento y preservación”. Aseguró que existe la capacidad para competir en este ámbito, “siendo un complemento ideal para el turismo de sol y playa hegemónico en la provincia”. Rosa concluyó dando consejos prácticos de cómo minimizar el impacto de los visitantes, “pues al fin y al cabo lo que nos interesa es la restauración y conservación del río”.

Cerca de las 14:00 horas, el ciclo de conferencias llegaba a su fin, aunque la iniciativa del I Encuentro del Vinalopó sigue activa hasta el año que viene, con la exposición fotográfica itinerante de José Benito Ruiz, acompañada por paneles informativos sobre el río (próximamente, publicaremos un calendario de este recorrido), que puede disfrutarse hasta el 29 de julio en el Museo del Calzado de Elda. La iniciativa, decíamos, ha servido para, cumpliendo la voluntad de sus promotores (las asociaciones MOSAICO y Amigos del Valle de L’Avaiol), dar a conocer el olvidado río a sus habitantes y crear un foro de reflexión que una a todos los implicados en una serie de actuaciones concretas e integradas. Habiendo dejado ya apuntes muy interesantes de lo que se puede hacer para recuperar el histórico cauce, la intención manifiesta del encuentro es perpetuarse y regresar el año que viene con una nueva edición que continúe el trabajo hasta que se cumpla el objetivo final: que el río Vinalopó sea declarado, en toda su extensión, parque natural.