Sus sexagenarios pies han recorrido cientos de kilómetros durante diez intensos días, caminando junto a decenas de extraños por pueblos de Alicante y Albacete hasta llegar a la capital del país para reclamar «pan, techo y trabajo» para todos. «Una experiencia inolvidable», me cuenta, y en sus ojos percibo la satisfacción de quien se sabe en el camino correcto. Es Antonio Amat, el único petrerí que ha realizado íntegra la etapa a pie desde Elda hasta Madrid en las Marchas por la Dignidad.

Sin cargas laborales -es un hombre ya jubilado de su labor de zapatero cortador, en la que se inició a los 12 años- Antonio dejó el miércoles 12 de marzo su apacible vida en Petrer para adherirse a una maratoniana aventura que lo mantendría alejado de su hogar hasta la madrugada del pasado domingo 23 de marzo, una vez finalizada la gran manifestación donde convergieron las distintas columnas de estas marchas organizadas por todo el país y a la que se unieron otros muchos ciudadanos.

Entre el murmullo de la cafetería en la que nos hemos citado, me cuenta, esforzándose en rescatar cada detalle, su día a día en esta experiencia, intentando recordar el nombre de todos pueblos por los que ha transitado: » Sax,Villena, Caudete, Almansa, Bonete, Chinchilla, La Roda, Perales de Tajuña, Belmonte del Tajo, Rivas y Vallecas», enumera, deteniéndose de cuando en cuando para contar alguna anécdota del lugar y el trato recibido: «En Caudete se armó un lío con el alcalde(…) En Almansa eran las nueve de la noche y no sabíamos donde íbamos a dormir hasta que al final conseguimos que nos dejaran el Hogar del Pensionista(…). En la Roda acabamos poniendo una denuncia para que quiten los símbolos franquistas que aún quedan por allí».  «Pero en general-señala satisfecho-se han portado todos muy bien, nos han dado de comer y nos han dejado sitios para poder dormir y ducharnos».

Le pregunto qué le ha llevado a adherirse a estas Marchas por la Dignidad y no titubea en su respuesta: «Soy de izquierdas, mi padre fue de la CNT y me ha contado muchas cosas. Yo no es que sepa mucho de historia de España, pero él me contaba una historia diferente a la que nos contaban en la escuela y vi que lo que él me decía era lo cierto. Tenía claro que yo también tenía que luchar por lo que creo, como él hizo en su día», me explica, visiblemente emocionado. Me dice, además, que es todo un amante del senderismo-es miembro del Club de Alpinismo de Elda-  por lo que caminar no le supuso ningún problema, aunque confiesa, tras la experiencia,  que se mueve mejor por montaña que por carretera.

Tras varios días en marcha, su hijo Rubén se unió con él y el resto de la columna de la Vega Baja en Almansa. «En principio no estaba muy decidido. Pero después vino en coche hasta Almansa y caminó con nosotros hasta Madrid», explica. Tiene 38 años y también, como su padre,  libertad para moverse y estar fuera de casa unos días, aunque por razones diferentes: «Está dos años en el paro», me cuenta Antonio.

De Elda y del resto del valle también otros tantos se han unido a alguna etapa de la marcha, entrando y saliendo de la columna del Mediterráneo, que llegó a estar formada por cerca de un centenar de ciudadanos murcianos y alicantinos, según detalla el petrerí. Y el paso de la marcha por cada localidad se hacía sentir.Los caminantes celebraban en cada pueblo una o varias manifestaciones donde leían un manifiesto común; también alguna que otra acción en bancos, «sobre todo en Bankia», me explica Antonio.  «He hecho más manifestaciones en estos diez días que en toda mi vida».

Con la experiencia ya reposada, me dice que si algo ha sacado «en claro de todo esto» es que «la gente está muy disgustada». «He podido ver y conocer a personas de todo tipo, que están muy calientes con todo lo que está pasando». Ha regresado con nuevos «buenos amigos», me asegura,  y reforzado por los emocionantes momentos que ha vivido, entre ellos,  las viviencias previas a la manifestación del sábado.

La noche del viernes- la última que desplegaría su saco y su colchón para dormir en el suelo- la pasó en un pabellón de Rivas, donde se unieron al grupo otros colectivos- «fue un momento muy bonito», me dice-. La mañana del sábado comenzó con ganas de llover pero finalmente el tiempo respetó el paso de los manifestantes en la última etapa hasta Vallecas, donde fueron recibidos en la plaza roja de la localidad con «charangas, un bocadillo y un caldo de pollo muy bueno». «Descansamos una hora y sobre las tres de la tarde nos fuimos a Atocha caminando. Allí fue donde todas las columnas del país nos juntamos y comenzó la manifestación. Aunque antes hicimos un pequeño homenaje a los fallecidos el 11M».

Era tanta la multitud, explica Antonio, que la marcha avanzaba muy lentamente. «Tuvimos que colocarnos en los laterales para poder movernos». De hecho, según los organizadores, más de dos millones de personas de todo el país formaron parte de esta manifestación , aunque, como viene siendo habitual en estos casos, las cifras difundidas por organismos oficiales sitúan la participación muy por debajo.  

A esta altura de la conversación, Antonio Bernabé, otro petrerí que nos ha acompañado durante la charla y que viajó en autobús el sábado hasta Madrid junto con otros cerca de 300 ciudadanos del valle , explica los incidentes de la manifestación de los que se habla en todos los medios de comunicación: «Media hora antes de terminar la manifestación, la policía ocupó Colón contra todo tipo de legalidad. Y empezó a cargar de una manera que no tocaba. También es cierto que había un grupo de exaltados, los típicos que van a liarla, que bien pueden ser infiltrados o gente que piensa que ése es el camino para conseguir lo que pedimos. Pero no se dan cuenta de que han hecho mucho daño a una manifestación que fue tan bonita y multitudinaria».

Para cerrar la conversación, les pregunto si estas marchas han sido un éxito y ambos coinciden en la respuesta: «Ha sido un respiro para la esperanza de la ciudadanía, para su empoderamiento. Un balón de oxígeno», dice Bernabé.  Antonio Amat añade que el foco de las protestas se ha centrado en las políticas españolas y europeas: «Hemos protestado contra el PP y el PSOE, los dos tienen la misma culpa. Y también contra las directrices europeas,  que hacen que los españoles tengamos cada vez menos ingresos». «Es claramente una crisis articulada para crear un nuevo orden mundial dominado por una élite financiera que mande sobre todo, una especie de neoesclavismo pero con la diferencia de que antes a los esclavos se les daba de comer», concluye Bernabé, integrante de varios colectivos en la localidad, como Frente Cívico y el Ateneo Republicano Cultural de Petrer.