El Acta de Deslinde “del Monte Número Cuatro del Catálogo de los de Utilidad Pública de Alicante”, denominado Silla del Cid, fue realizado en el año 1.921 y no tiene desperdicio. Fue el Ingeniero del Cuerpo de de Montes D. Marcos Pérez de la Cuesta, junto con sus ayudantes, pareja de la guardia civil incluida, quien realizó el deslinde, curiosamente en dos fases:
1.-Las operaciones de la primera se realizaron durante los días 28 de febrero al 7 de marzo de 1921 y tuvo que ser suspendida, según consta en el Acta, “para continuarlas cuando se conceda un nuevo crédito, por haberse agotado la cantidad concedida para la operación”
2.- La segunda parte del Deslinde se realizó durante los días 15 y 16 de ese mismo año.
Este documento de deslinde nos permite conocer a todos los colindantes con el monte del Cid, algunos de cuyos descendientes siguen manteniendo a día de hoy la colindancia. Su interés también reside en la redacción del ingeniero Marcos, que en su documento nos describe con exquisita minuciosidad el paisaje agrario del Petrel del año 1921. Resulta tentador iniciar la aventura, plano en mano, de la búsqueda, no tanto ya de los mojones y piquetes, sino de los paisajes agrarios descritos de entonces, y compararlos con los actuales.
Los lindes del Cid en la época estaban casi todos “laborizados”. En el año 1921, cuando se realizó el Deslinde, el monte dels Xaparrals, que era de propiedad privada, y todas las zonas bajas lindantes con la rambla del Cid (que lo separa del monte Xaparral), estaban cultivadas. Todo esto hoy son densos pinares. Toda la agricultura de montaña descrita por el ingeniero hoy ha desaparecido.
En la mayoría de los linderos, los colindantes, estuvieron conformes con el apeo realizado, excepto en los linderos del Xaparral, propiedad de D. Hipólito Juan, representado en el deslinde por D. Jose Maria Esteve “El Bicho”.
Sin embargo. lo más interesante, desde mi punto de vista, es la toponimia que incorpora con su exacta ubicación , precisamente en una zona el Cid, que no destaca , al menos en los mapas, por abundancia de ellos. Más de 70 topónimos recuperamos, así, del olvido de nuestra historia, los que ubicó exactamente el Ingeniero Marcos y sus ayudantes, tan atractivos como “Passet de Guerra”, “Paradoret del Peñonet”, “Establicio del Coco”, “Cueva de Culoms”, “Salt del Bous”, “Salt de la Goteta”,”Barranco de la Solsida”, “Barranco que baja del Laset del Gos”, “Barranco que baja de la tolleta del Roch”, “Rincón Vermell”, “Escarpa o Cristalls del Cid “, “el Barranco de Coriol”, “el Rincón del Tés”,” la Umbría de Maroto o del Sordet”,”El barranco del Dragó”, “el Rincón de Sistes”, “la cueva de Aler Barrat”,”el barranco de la Boquera”,” la cordillera Forca”, “El Barranco de los Bolavuides”…, etc. En fin, unos nombres olvidados que debemos recuperar, para poder identificar, con su nombre, cada uno de los rincones de nuestro emblemático Cid, y estudiar en profundidad para desvelar no pocas curiosas y sugerentes historias de los moradores pretéritos del pueblo.