Caminos al pasado

*Nota: Artículo publicado originalmente en la revista Petrer Mensual, núm. 78 – julio 2007

Una de las banderas del movimiento ecologista nacional en las últimas décadas ha sido el de la identificación, protección y en algunos casos rehabilitación de las vías pecuarias que siglos de trashumancia nos han legado. Por fortuna, ha sido una petición más o menos escuchada por las diferentes administraciones, al confluir en ella un evidente interés histórico-cultural y, últimamente, un atractivo también turístico. En España, la ley 22/1974 de 27 de junio fue la primera que regulaba las vías pecuarias, respetando jurídicamente así una práctica especialmente importante en la Península, debido a su peculiar clima y orografía, con un norte verde en verano pero nevado en invierno y un sur yermo en el período estival pero fértil en la estación invernal.

Señalizaciones como ésta de la Cañada de Petrer -enlace a la Cañada Real-, donde también aparece la colada de Cirilo, es lo que esperamos para conocer y dar un uso a este patrimonio.

Son auténticas vías históricas presentes en casi todas las épocas: aunque la trashumancia adquirió relevancia en la Edad Media, económicamente con el comercio de la lana de oveja merina y jurídicamente con la creación de la Mesta (ya en 1723), lo cierto es que la historia de estos caminos es mucho más remota, ya que -sobre todo las cañadas reales- seguían trazados anteriores,prerromanos y quizá hasta neolíticos. Hoy, con una trashumancia que ya sólo existe de forma residual en algunas regiones de España (especialmente en ambas Castillas), y con el 40%de estos caminos desaparecidos en la actualidad según estimaciones, el principal valor práctico de estas rutas es que constituyen corredores naturales entre el norte y el sur de la Península,y contribuyen al mantenimiento de la biodiversidad, haciendo de “pasillos verdes” para la dispersión de numerosas especies y enlazando los diversos ecosistemas entre sí. Últimamente también se recuperan con fines culturales y turísticos, aprovechando el cada vez más importante turismo de interior. Los datos de su extensión dan una idea de su importancia:450.000 hectáreas (15 veces más extenso que la red de ferrocarril), un 1% del territorio del estado español.

Una pequeñita parte de estos 100.000 kilómetros de caminos públicos cruzan nuestra localidad. Petrer, según se determinó en la Clasificación de Vías Pecuarias que comenzara a realizarse el último día de octubre de 1990, consta de 13 vías pecuarias, 4 descansaderos y 6 abrevaderos, con una longitud aproximada total de 75.450 metros y ocupando una superficie aproximada de 137 hectáreas. Esta labor clasificatoria fue propuesta por la Conselleria de Agricultura y Pesca, y aunó los esfuerzos de representantes del ayuntamiento y de la Cámara Agraria Local de Petrer, así como los de la Unidad Forestal de Alicante. En representación de la Consellería,  Felipe Gil Polo, ingeniero técnico forestal, dirigió el reconocimiento de las vías pecuarias, que se realizó sobre el terreno durante algo más de tres meses. Se aplicó la citada ley 22/1974 de 27 de junio de vías pecuarias (posteriormente, la ley 3/1995 ha revisado y modernizado este reglamento legal, otorgando incluso una protección mayor que en la anterior ley,que contemplaba la enajenación de las mismas cuando no se consideraban útiles desde la estricta perspectiva del tránsito ganadero)y concluyeron en la identificación local que las anchuras de las vías pecuarias “se adaptan a los obstáculos naturales del terreno y al ancho de las calles a su paso por las zonas urbanas”, y advirtieron sobre posibles problemas: “en el caso de que el desarrollo de los planes de urbanismo o necesidades de ensanche de la población afecten en cualquier medida a las vías pecuarias que se clasifican, antes de su puesta en práctica deberá darse cuenta a la Conselleria de Agricultura y Pesca con la suficiente antelación para resolver lo que proceda”.

El pueblo respondió el día que se eligió para recorrer el sendero V-218, el “Assagador de Petrer”. Las varas que salen en la foto fueron regalo del ayuntamiento a los participantes.

 

La propiedad de las vías pecuarias pertenece a la Generalitat. Tirón de orejas para ella entonces, que, a pesar de que en la mencionada Clasificación se insta “a la señalización, deslinde y amojonamiento de las Vías Pecuarias”, éste nunca llegó a hacerse como tal –sólo se ha determinado el trazado en el mapa-, con la salvedad de la Cañada de Petrer. Aquí si se realizó un trabajo serio de deslinde y señalización, al ser la continuación natural de la “Cañada Real de Andalucía a Valencia”, y que se había venido marcando en todo  su recorrido. El ayuntamiento lo publicitó para que fuera conocida por el pueblo, y este paso adquirió el reconocimiento de sendero, concretamente el sendero de corto recorrido V-218. A finales de enero de 2001, el ayuntamiento “inauguró” el sendero del “Assagador de Petrer”,con la participación de 600 personas. Un éxito rotundo que demuestra el interés local en conocer su patrimonio. Un trabajo loable, pero enmarcado en una actuación mayor que hace pensar qué ocurre con las otras doce vías pecuarias de Petrer.

Olvidadas y abandonadas

Con ellas ocurre lo que en muchos otros sitios. A pesar de su protección legal, bienes de dominio público inalienables, inembargables e imprescriptibles, la práctica desaparición dela actividad para la que fueron concebidas, su nulo impacto económico y las intrusiones de urbanizaciones, carreteras, embalses y otras infraestructuras las han relegado al olvido y al abandono. Una lástima, porque en Petrer tampoco carecen de valor histórico y cultural, existiendo vías pecuarias que formaban parte de “la ruta de la lana”que las distintas expediciones recorrían en su paso desde pueblos de Alicante o Málaga hacia Italia. También hay vías de carácter mucho más local, como bien saben aún los pocos pastores que quedan en nuestra localidad, que unen, por el camino más corto posible (y generalmente más cómodo, con menos pendiente: un auténtico tránsito natural por el terreno), Petrer y Castalla, o lo que es lo mismo, les Fermoses y el Collado de Sella con Caprala o Pusa con Catí, las partes bajas(en invierno) con las partes altas (en verano). Todos estos pasos tradicionales de ganado podrían acoger el mismo uso que se ha hecho de la Cañada de Petrer, e incorporar elementos de estudio que le den un mayor atractivo turístico, como un inventario de flora y fauna, mapas y planos, etc., cosa que se ha hecho en otras vías pecuarias de comunidades autónomas como la de Madrid. En definitiva, la concejalía de Medio Ambiente del consistorio local ha promovido estos últimos años “una puesta al día” de sendas históricas con notables resultados; esperemos que las iniciativas positivas,y que han demostrado su éxito con anterioridad, se repitan en este nuevo gobierno. Los resultados electorales a nivel autonómico y electoral garantizan un mejor entendimiento con el órgano autonómico y provincial,así que es exigible movimiento a los representantes locales en aspectos como éstos.

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