Lo cierto es que, a nivel arqueológico,y a juzgar por los descubrimientos de esta última década, podemos esperar cosas de este deseable lavado de cara a nuestras vías pecuarias y a otros caminos antiguos, pues pueden contener vestigios de las principales culturas ibéricas, como abrevaderos, calzadas, puentes,etc. Quizá sea fantasioso esperar que un sondeo profundo de todos estos antiguos pasos de nuestra localidad nos obsequie con restos de “los 90.000 infantes, 12.000 jinetes y 37 elefantes que componían el ejército del cartaginés Aníbal”, como afirma Melecio Cerdá Conca, un estudioso biarense que coloca a este aguerrido opositor a Roma “descansando en Pusa”, pero nunca se sabe (en su libro “Las villas que componen la Unión de la Hoya de Castalla”-1984-). Vale la pena recorrer estos caminos.

Además, con un simple deslinde jurídico, se evitarían los problemas urbanísticos de los que ya se avisaba en la Clasificación y que en efecto se dan actualmente. Algunas obras de casas de campo, como vallados,o explotaciones agrícolas, como huertas domésticas, se están realizando o ya se han realizado en el término local sin la autorización previa y expresa (necesaria legalmente) para poder ocupar estos terrenos públicos, cometiendo intrusiones que, con el correcto deslindamiento por realizarse, y según decidiera la Generalitat, propietaria legal, podría ordenarse retirar (o derribar). Estas apropiaciones ilegales de terreno público (sobre todo en veredas), y otras que ocurrirán en el futuro por dejadez administrativa, pueden evitarse con los pertinentes trabajos de señalización prometidos en el documento oficial que hemos venido refiriendo. Muchos propietarios de terrenos colindantes a estas vías pecuarias se verán afectados –tarde o temprano, ya que asumimos que las leyes se estipulan para cumplirse-, una infracción que en algunos casos notarán en sus bolsillos y que en cierta medida es achacable al desconocimiento y al vacío legal “de facto” imperantes hoy día.

Un camino que surge de la nada

José Amat, pastor, conoce las vías pecuarias como nadie, pero quiso hablarnos de otro camino antiquísimo. Uno que conocía por su padre, que también era pastor, y que ya pateara de chico: “es desde luego el camino más corto del valle de Pusa a Catí, además con la pendiente poco pronunciada”. Todas las características de una vía pecuaria sólo que no es una vía pecuaria.

El tramo visible se encuentra en la ascensión de Pusa hacia Catxuli, saliendo desde la Cova de Enrique Amat, en la Foia Falsa, y a través del paraje del Ribero, y que acaba en un bancal a pocos metros de la bifurcación de la carretera de Catí por la ermita y Rabosa. Es un camino abandonado, y ciertamente oculto, de tres metros de anchura la mayor parte del tiempo, de aproximadamente un kilómetro de largo. Llaman la atención especialmente las márgenes del camino, una obra de mampostería a base piedra seca de gran tamaño, casi como si fuera un ribazo, que revela un esfuerzo humano importante en su construcción. Recorriéndolo, además, se observa a la derecha del camino una piedra circular, de aproximadamente 90 centímetros de diámetro, en fase de extracción. Puede observarse también siguiendo su trazada una cruz grabada en piedra en una pequeña vaguada a unos treinta metros del camino, cerca de donde se ubicaba la desaparecida fuente del Ribero. Finalmente, algunos compañeros de esta publicación han creído ver una especie de intersección en el camino, algo así como una rotonda moderna, a similitud de lo que se observa, por ejemplo, en el poblado íbero de Meca.

Este camino, que en su parte baja, totalmente degradado, asemeja una especie de rambla, no consta en los planos del catastro. Sabemos de buena tinta que el arqueólogo municipal se desplazará hasta allí un día de éstos con la intención de fecharlo y considerar su valor. ¿No les pica la curiosidad?