Apuntes contra el ruido

La inacción de las autoridades

Así pues, resulta no sólo intolerable sino también sorprendente que las autoridades no tomen medidas efectivas y, en muchos casos, sean incluso los causantes directos o potenciales del ruido.

En primer lugar, es necesario poner de relieve su falta de interés por resolver este problema, dejando que el ciudadano que expresa sus quejas de manera cívica se canse y opte por la solución individual. También hay que destacar la trivialización que, en general, se hace del tema, considerando que “no hay para tanto” o que se trata de “simples molestias”, así como la interpretación errónea de la tolerancia, que esconde el miedo a tomar medidas represivas que puedan resultar impopulares en un sector minoritario de la población.

Una forma sutil de minimizar la problemática consiste en clasificarla como responsabilidad de una especialidad a la que se otorga verbalmente una gran relevancia sin que ésta se traduzca en actuaciones prácticas y eficaces, como por ejemplo “este es un tema de Medio Ambiente”. Y no es un tema sólo de Medio Ambiente, ni de cualquier otra especialidad regulada con más o menos precisión con normas de tipo técnico, es un tema de orden público y de protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Algunos Políticos han declarado su pesar por no contar con los medios materiales y humanos necesarios, cuando en realidad, debido a la trivialización que se hace del tema, lo que ocurre es que se establecen prioridades de forma que los recursos asignados resultan claramente insuficientes.

Por otra parte, parece que el problema se percibe como imposible de resolver, por encuadrarse dentro de otros mayores y de difícil solución, como el crecimiento del tránsito, la falta de educación cívica, la justificación a cualquier precio del crecimiento del empleo, precario en muchos casos, o el crecimiento de la economía en el sector servicios. La experiencia nos enseña que para resolver un problema conviene proceder en el sentido contrario, es decir, dividirlo en fracciones abordables, concentrarse en una de ellas, resolverla y proceder así de manera sucesiva con el resto. Constato con tristeza y estupor que el hecho fundamental es que ustedes NO VEN EL PROBLEMA.

La misma percepción de imposibilidad de resolución se ha apoyado en ocasiones en el hecho de que el problema afecta a muchas otras ciudades a nivel mundial. Si damos por hecho que esto pasa en todo el mundo, parece que justificamos suficientemente nuestra inacción. Pero el refranero popular nos da ya la primera pista sobre la calificación de esta actitud: “mal de muchos, consuelo de tontos”. Además, resulta tendencioso afirmar que esto pasa en todo el mundo, y totalmente erróneo argumentar que es una desgraciada consecuencia del progreso, ya que DONDE MENOS PASA ES DONDE HAY MAS PROGRESO.

One thought on “Apuntes contra el ruido”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *