Finalizamos el recorrido histórico por las experiencias comunicativas en Elda en estos cincuenta años, de la mano de Vicente Deltell, histórico director del Valle de Elda, que firmó estos artículos en 2006, en el libro «Valle de Elda 1956-2006 – 50 años al servicio de la ciudad», de más de 300 páginas repletas de fantásticos artículos, y que pueden adquirir aquí.
Aquí la historia de la prensa– Y aquí de la radio.
La abrumadora diferencia de medios técnicos y humanos que requiere el medio televisivo en comparación con la radio no ha sido obstáculo para que se hayan producido en Elda cuatro experiencias de televisión local en el último cuarto de siglo. Dos de ellas, TV4 y Canal 25, pasaron a la historia y otras dos permanecen en activo: Tele Elda y Vivir Televisión.
Los antecedentes de este proceso hay que situarlos al principio de la década de los ochenta y como consecuencia del auge del vídeo como medio de expresión. Nacen las primeras productoras, que no sólo producen material local sino que también ejercen de corresponsales de zona para las incipientes televisiones autonómicas como TV3. Estamos en el verano de 1981 y dos pioneros, Isabelo Gómez y Paco Cremades, que luego se embarcarían en proyectos más ambiciosos, léase Canal 25, comienzan a realizar pruebas con un emisor-enlace desplazándose por la Loma Badá y los Chaparrales en el calor de la noche. En estas pruebas, según Isabelo, «se conectaba con alguna emisora de los satélites y también se pasaba alguna grabación de Providella».
Esta anécdota resulta ilustrativa del interés existente en Elda por la televisión local, ya que poco tiempo después, allá por 1984, nace TV4, proyecto que pone en marcha una empresa, Tedisa, con cuatro socios capitalistas. TV4 se aprovecha de la permisividad existente en materia de televisión por aire y se instala en el Edificio Elda, en un piso los estudios y la antena en la terraza, lo que les garantizaba una aceptable cobertura, al menos, para la ciudad. La emisora comenzó emitiendo por la noche un día a la semana con una programación basada en programas divulgativo-culturales en la que influía mucho la improvisación. Luego se fueron añadiendo los informativos y el deporte, con un seguimiento especial al Deportivo Eldense. La señal también servía para pinchar emisoras deportivas de libre acceso a través de los satélites. Como en otras experiencias posteriores, los ingresos publicitarios marcaron la durabilidad del proyecto, que fue languideciendo aunque aguantó hasta el final de la década de los 80, teniendo luego un par de años buenos cuando, ya como productora que incorporó el sistema beta-cam realizó producciones para TV3 y Antena 3, la primera emisora privada que comenzó a emitir en 1990.
Al margen de TV4, a mitad de los 80 hay que señalar el experimento que puso en marcha Providella, que había desechado la opción de montar su propia emisora de televisión, pero puso en marcha durante una época la revista videográfica Enfoque, que ofrecía monográficos agrupados sobre temas de carácter cultural de ámbito local y de la comarca.
El relevo de TV4 lo tomó en la frontera de los años 90 Tele Elda, un proyecto de televisión local que nació con un planteamiento muy diferente, ya que emitía por cable para sus abonados con una oferta con deporte, la agenda, más algunos programas de carácter cultural, entrevistas y grabaciones o retransmisiones de actividades relevantes de la ciudad, especialmente relacionadas con las fiestas y los espectáculos. La novedad es que, tras una década y media de tener restringida su difusión sólo para sus abonados, desde hace un tiempo Tele Elda ha saltado también al aire, consiguiendo con ello lógicamente una mayor repercusión.
Tele Elda se adelantó en su momento a una fórmula, el cable, que hoy ha multiplicado su oferta, incluyendo también el acceso a Internet o el teléfono, así como la competencia entre operadores. Todo este proceso comienza a regularizarse con la aprobación de la ley del cable en 1995 y. dos años después, con el lanzamiento de las plataformas digitales, fusionadas en una tras un periodo de guerra, que inundan el mercado de canales temáticos y fórmulas pre-pago que hoy diversifican una vasta oferta televisiva en la que conviven las emisoras generalistas públicas y privadas, con sus correspondientes versiones vía satélite que captan las parabólicas o que posteriormente se encauzan al cable, y los nuevos canales de la televisión digital terrestre, dentro del nuevo marco legal y tecnológico que está modificando el devenir de la televisión por aire.
El tercer proyecto de televisión local, y más que local comarcal, fue Canal 25, que se monta en 1995 a la sombra del Taller de Vídeo, experiencia de formación y producción videográfica de la que salieron numerosos profesionales de la cámara. La situación de permisividad legal que existía entonces (se actuaba por silencio administrativo) y una triquiñuela que se ingeniaron sus promotores para situar un repetidor en los Chaparrales, aseguraba a Canal 25 una buena recepción de la señal en todo el valle y en los municipios limítrofes, ya que todas las antenas están dirigidas a ese enclave estratégico desde el que repiten su señal para nuestra zona las televisiones generalistas. Solventado el problema técnico, Canal 25 puso en marcha desde Elda una programación con vocación comarcal y con un claro planteamiento empresarial. Los comienzos fueron prometedores, ya que se facturaban cantidades respetables en concepto de publicidad, lo que podía haber garantizado la supervivencia económica del proyecto, incluso después del traslado de las instalaciones al céntrico edificio de la Plaza del Zapatero, con lo que mejoraron mucho. Pero hete aquí que entró en escena un gerente que, haciendo suyo el consejo cinematográfico de «toma el dinero y corre, precipitó el cierre de la emisora tras un par de años de prometedora vida y dejando en situación de sálvese quien pueda a los socios y a los propios trabajadores, que también dejaron de percibir los últimos sueldos.
Precipitado el cierre de Canal 25 sin haber podido desarrollar todo su potencial, algo quedó a salvo de la quema y fue la caseta con el repetidor de los Chaparrales, lo que hizo posible el alquiler de la señal para otros proyectos televisivos, como fue el caso de Vivir Televisión, emisora municipal que puso en marcha EMIDESA en 1998 añadiendo la televisión a su oferta asentada ya de prensa y radio. Los comienzos de Vivir Televisión fueron modestos, basando su programación en los informativos diarios y algún otro programa de producción propia, echando el resto en las retransmisiones en directo de algunos acontecimientos de la población tales como grandes inauguraciones (Teatro Castelar, Museo del Calzado…), fiestas de Moros y Cristianos, jornadas electorales, etc. Vivir Televisión estuvo funcionando algunos años con señal y medios técnicos alquilados a Tele Petrer hasta que, tras una segunda etapa de consolidación, coincidente con la mayoría absoluta ostentada por el PSOE en el periodo 1999-2003, a principios del año 2004, el Ayuntamiento se tomó en serio la potenciación de la emisora respaldando a EMIDESA (en ese momento gestionada políticamente por Esquerra Unida, al igual que cuando se puso en marcha) para la adecuación de estudios propios en uno de los chalets del Jardín de la Música, la adquisición de equipos, contar con una señal propia en el canal 42 del UHF y la contratación de personal específico, haciendo posible una televisión en mejores condiciones y con mayor autonomía. Hoy Vivir Televisión ha ampliado su programación propia a dos franjas horarias (de 13 a 15 horas al mediodía y de 20 a 23 horas por la noche), en las que se alternan programas de lo más variado con el informativo diario sobre el que se sustenta la programación. y conectando con el satélite de Telemadrid en los momentos de vacío. Obviamente, al igual que Tele Elda, Vivir Televisión debe recurrir a la repetición de programas para poder cubrir su ambiciosa franja horaria. Y algo digno de resaltar han sido las experiencias de colaboración que se han producido entre las dos emisoras locales de televisión retransmitiendo conjuntamente determinados eventos, algo que no ha ocurrido nunca con las emisoras de radio, por ejemplo.
Y no se puede cerrar este recorrido sin citar al menos otros proyectos como Canal 43 que, aunque emite ya varios años desde Petrer, no renuncia a una cierta penetración informativa en Elda desde su aparente vocación comarcal. Aún recordamos algunos cuando, en la pasada legislatura, los grupos políticos de la oposición municipal eldense recurrieron a la compra de un espacio televisivo para realizar sus tertulias políticas semanales, al no poder hacerlo en Vivir Televisión, gestionada entonces por el PSOE, que contaba en ese momento con mayoría absoluta en el Ayuntamiento y, por lo tanto, en el consejo de administración.
Concluyendo este somero y necesariamente limitado repaso a las diferentes experimentos de televisión local acaecidos en Elda a lo largo del último cuarto de siglo, se pueden apuntar dos consideraciones a nivel general. La primera, la más obvia, es la abismal diferencia que existe en la oferta televisiva. De dos canales públicos que funcionaban entonces se ha pasado a centenares de canales (generalistas, temáticos, internacionales, locales…) y a una cada vez mayor accesibilidad e interac- tividad con el espectador, propiciada por los avances de la tecnología digital, ya sea difundida vía satélite de pago, vía satélite libre, por ondas hertzianas, por las empresas de cable o por los propios operadores de telefonía.
En definitiva, la televisión se ha convertido en un complejo e inmenso negocio que se multiplica y diversifica día a día utilizando múltiples formas de difusión, incluido ya el móvil, y en el que, por lo que respecta a Elda, todavía queda un espacio para la televisión local, aunque tenga los días contados tal y como podemos percibirla ahora. Ya se ha producido la primera y reciente concesión por la Generalitat del paquete de emisoras privadas de televisión digital terrestre de carácter comarcal en el ámbito de la Comunidad Valenciana, donde la propia Canal 43, ubicada en Petrer, ha conseguido una de las tres concesiones para el Medio Vinalopó. Las otras dos empresas que podrán operar en nuestro ámbito son Homo Virtualis, S.A., perteneciente al grupo Intereconomía, y Consorcio de Televisión Comarcal, S.L., emisora que venía emitiendo ya en analógico para el área de Villena, Ibi, Onil, Biar…).
Y por lo que respecta a las televisiones de TDT de carácter público, para nuestra comarca está prevista tan sólo la concesión de una frecuencia por la que tendrán que emitir agrupadas todas las emisoras locales o municipales, que seguramente será gestionada por un consorcio que se está creando entre los ayuntamientos interesados del Alto y Medio Vinalopó: Elda, Villena, Petrer, Novelda, Monó- var, Pinoso y Monforte del Cid. Y por lo publicado en prensa, parece que el primer problema para que arranque este consorcio es ponerse de acuerdo en los estatutos, ya que los municipios más pequeños se oponen a la propuesta consensuada por los de mayor población sobre las cuotas de participación y decisión.
En cualquier caso, con la espada de Damocles del apagón analógico del año 2010 sobre la cabeza, las televisiones municipales o locales que quieran seguir funcionando (el caso de Tele Vivir) deben incorporarse necesariamente a este proceso o ir buscando otros modos de propagar sus emisiones que no sea el éter, sin descartar la opción actual que presenta la televisión por cable, de la que Elda está bastante bien surtida ya que cuenta con dos empresas (Ono y Cableworld) que se reparten el mercado. Para Tele Elda, por la vinculación al cable desde sus orígenes, dejar de emitir por aire debe ser un problema menor.
Que bonita experiencia yo fui uno de los socios de la primera tv local por aire TEDISA multidud de anécdotas dignas de recordar yo hice el logo de TEDISA Y ahora lo veo y me vienen a memoria tantos recuerdos .