50 años de medios de comunicación en Elda (I): La prensa escrita

Los medios de comunicación no dejan de cambiar; vienen, evolucionan, y, en ocasiones, se van. Es el caso de RadioVivir, que a partir de agosto, y por decisión del ayuntamiento de Elda, dejará de existir tras más de 25 años de vida. En este contexto convulso y especialmente vulnerable para los medios de comunicación,  recuperamos el reportaje de tres piezas del periodista Vicente Deltell, titulado «50 años de medios de comunicación en Elda» y publicado en la revista «Valle de Elda 1956-2006». Un interesante reportaje donde el que ha sido uno de los históricos directores de la publicación Valle de Elda repasa los distintos y variados medios escritos, radiofónicos y televisivos que han existido en la localidad eldense hasta el año en que firma el texto, 2006, y donde, por supuesto, ha tenido especial relevancia el medio de comunicación municipal de Elda. Comenzamos hoy por ofrecer la primera parte, centrada en la prensa escrita.

La revista de la que se ha extraído el reportaje se encuentra a la venta en www. librosdelvinalopo.com. Toda una joya.

50 años de medios de comunicación en Elda (I)

La prensa escrita

La revista literaria Dahellos aglutinó a principios de los años 50 al grupo de personas que unos años más tarde pondría en marcha el semanario Valle de Elda.

Si hablamos de medios de comuni­cación locales, en Elda en estos momentos coexisten dos semana­rios (Valle de Elda y El Récord), otros dos periódicos mensuales (Vivir en Elda y El Comarcal), una revista trimestral (Elda, economía, sociedad y empleo), una revista semestral (Calzarte), tres emisoras de radio (Radio Elda, Radio Vivir y Radio Valle Elda 40 Principales) y dos emisoras de televisión (Vivir Televisión y Tele Elda). También se cuenta con cuatro publicaciones anuales de carácter estable (por orden cronológico de  salida Moros y Cristianos, Fallas, Fiestas Mayores  y Alborada) además de un par de revistas de anuncios por palabras (El Chollo y Publiocasión) y otras publicaciones puntuales que sacan a la calle colectivos festivos (comparsas, escuadras y distritos falleros), organismos empresariales, asociaciones vecinales, partidos políticos, grupos culturales, etc. Y todo ello sin contar las experiencias de prensa en Internet (Vivirdigital.com, Plaza Castelar y Ociovalle. que anda arrancando) o la cobertura informa­tiva que realizan la mayoría de periódicos pro­vinciales, regionales y nacionales, caso de Información, La Verdad, El País, El Mundo,ABC, Las Provincias… o las propias  cadenas de televisión generalistas que ahí están al quite de cualquier suceso, destacando como corresponsalía más fiel la del diario Información. No hace falta ser un lince para concluir que este panorama es muy diferente al de hace 50 años cuando surgió Valle de Elda, lo que suponía entonces poner una pica en Flandés en el sector de la prensa periódica. Hoy queda ya muy poco espacio donde clavar más picas y los abundantes medios existentes ofrecen a cada momento una completa radiografía de lo que ocurre en la ciudad, al menos desde la óptica convencional con la que miran, escu­chan y cuentan las cosas los medios de comuni­cación de masas.

En Elda ha habido siempre una gran tradición de prensa escrita. Desde 1886, año de aparición de El Bien General, el primer periódico local del que se tiene constancia, hasta nuestros días, en que conviven numero­sas publicaciones con diferente periodicidad, se han ido sucediendo más de 50 cabeceras. De la mayoría de esos periódicos modestos pocos testimonios quedan, y de muchos de ellos sólo algunas fotocopias, aunque sí poda­mos contar con una colección original com­pleta de Idella, quizá el periódico local que mejor supo aunar la inquietud por informar de las cosas relevantes que pasaban en la población con la altura intelectual y categoría literaria de sus colaboradores.  Por el camino quedaron fugaces semanarios de resonancias localistas como El Pantano o El Vinalopó y semanarios de tendencias reformistas como El Liberal de Elda, El Reformista o El Aladid en las dos primeras décadas del siglo XX, anuarios de calidad en los años republicanos como Albor o El Cronista, periódicos obreros de vocación revolucionaria como Proa, Nuevo Rumbo o ¡Rebelión!, revistas escolares, programas de fiestas, publicaciones de carácter extraordinario…En todos estos proyectos hay un denominador común: no son empresas lo que hay detrás, sino grupos de amigos inoculados por el virus del periodismo, quienes intentan con entusiasmo y los medios a su alcance- pocos, la verdad, ya que hasta que comienza a funcionar la Imprenta Moderna incluso tenían que imprimirse fuera de la población- dar rienda suelta a sus ideas políticas y a sus inquietudes por informar y dar su visión de lo que ocurría en la ciudad.

Todo este proceso enriquecedor e ideológicamente muy abierto quedaría truncado por la Guerra Civil. El monolítismo político del régimen franquista y la censura subsiguiente, por no hablar de las precarias  condiciones de vida de la primera postguerra, retrasaron una década la aparición de nuevas publicaciones. 1949 es el año de Dahellos. una publicación de aparición irregular eminentemente literaria, con 15 números editados hasta 1953, que enlaza con otras revistas culturales editadas en Elda con anterioridad y posterio­ridad, aunque desprovista en este caso de cualquier juicio crítico a la realidad del mo­mento, algo imprescindible para ser consentida por las autoridades. Otro tipo de revistas que se permitían en esa época eran las religio­sas como Peregrinación, que era el Boletín de la Juventud de Acción Católica de Elda y que se editó un año, entre 1948 y 1949. La experiencia de Dahellos fue relevante sobre todo porque aglutinó al grupo de personas que unos años más tarde, en 1956, pondría en marcha el semanario Valle de Elda, que supondría contar con un medio de comunicación propio como alternativa a la escasa informa­ción de la ciudad que ofrecía por aquellas fechas el diario provincial Información, perte­neciente a FET y de las JONS.

Una de las varias cabeceras que adoptó el Diario de la FICIA, publicación que aparecería los días del certamen ferial.

Un año antes de que aparezca Valle de Elda lo hace también la revista anual Fiestas Mayo­res, que absorbe el programa de las fiestas de septiembre que venía saliendo desde tiempos inmemoriales. Tras un par de números edita­dos con esa cabecera, da lugar a la revista Alborada, que funcionaría con un plantea­miento similar-es decir, contenidos alusivos-a las fiestas y artículos relacionados con la cultura y la historia de Elda, especialmente en su vertiente religiosa- hasta 1983, año en que el Ayuntamiento retira su apoyo y se queda con la cabecera, cambiando de orientación la revista y obligando a la Cofradía de los Santos Patronos a plantearse su propia publicación septembrina, para lo cual recupera la antigua cabecera (Fiestas Mayores) con la que sigue saliendo a la calle todos los años hasta ahora, mientras que Alborada se desvinculó de las fiestas, reconvirtiéndose en una revista de amplio espectro sobre la cultura, la historia y la realidad local, respaldada hasta la fecha por el presupuesto municipal. Por cierto, este año 2006 también se va a celebrar de alguna forma el cincuentenario de Alborada, ya que, aunque el primer precedente de la publicación data de 1955, es  este año cuando se alcanza el número 50, teniendo en cuenta que en algunos años la revista ha dejado de editarse y en otros se ha editado más de un número o se han hecho reediciones como fue el caso del monográfico sobre la Guerra Civil o los primeros números de la serie «Elda en imágenes».

Recorte de las páginas de Elda de La Verdad en abril de 1979, recién celebradas las primeras elecciones municipales.

No se puede olvidar tampoco la existencia ya en aquellos años de la revista Moros y Cristianos, que aparece en 1945 y desde en­tonces sigue saliendo todos los años como programa-anticipo de las fiestas, aunque poco tenga que verla levedad de aquellos primeros números con la calidad y complejidad de los números actuales. Las Fallas también conta­ron desde principios de los años 60 con su propia publicación, originalmente titulada El Fallero, aglutinante de la actividad de estas fiestas que entonces se celebraban alrededor de la festividad de San Pedro, aunque, como ocurre en la actualidad, algunas comisiones falleras también editaran sus propios programas.

Página de entrada a la edición comarcal del periódico Información tal y como se edita en la actualidad.

A partir de 1963 y como consecuencia del auge de la Feria Internacional de Calzado, se produce en Elda otra experiencia de prensa de interés como fue el Diario de la FICIA, publi­cación que aparecía durante los días de certa­men. Esta publicación, coetánea de otras publicaciones zapateras más orientadas hacia la moda, registró diversidad de formatos y varias cabeceras, una de las últimas fue FI CIAinform, aguantando durante toda la dé­cada de los 70 y principios de los 80, ya como FICC.

De 1974 queda huella del periódico Nueva Ciudad- Vinalopó, precursor de la prensa comarcal, seguido luego por otros intentos. El seminario fue pionero en tratar temas conflictivos como los despidos laborales, las demanas vecinales o la agitada vida cultural de aquellos agitados momentos, aunque tuvo más presencia en Petrer y Sax que en Elda o Monóvar. Como suele ocurrir muy a menudo en los negocios periodísticos  (falta de apoyo de lectores-compradores y anunciantes), las dificultades económicas provocaron el cierre después de algunos meses de salir a la calle, no sin haber dejado constancia de los nuevos tiempos que se avecinaban.

Pero el gran salto en la libertad de infor­mación, imparable ya, se produciría durante los años de la transición. El régimen se des­componía y la movilización social marcaba del ritmo de los acontecimientos. Y ahí empezaba a estar la prensa para contarlo cada vez con menos mordazas, las que se iban soltando de la Ley de Prensa de Fraga de 1966. Elda se convirtió en esa época en una importante fuente de noticias, incluso algunas de alcance nacional (Teófilo del Valle, Movimiento Asam-bleario…) que fueron seguidas muy de cerca por el diario La Verdad, que había reforzado su delegación de Elda con el tándem Mira Candel-Blas de Peñas. Durante estos años y hasta bien instalada la democracia, las páginas locales de La Verdad se convirtieron en la referencia para enterarse de lo que pasaba en Elda, muy por encima de la atención que prestaba el periódico Información, todavía ata­do a la cadena del Movimiento. Esa situación se invertiría a partir de 1984 cuando, en el proceso de liquidación de los medios estata­les, Prensa Ibérica se queda con Información y decide apostar por Elda, potenciando su delegación con periodistas profesionales, que hoy ocupan cargos relevantes en el staff del periódico. Por el contrario, la empresa editora de La Verdad (El Correo / El Pueblo Vasco, hoy Grupo Vocento) decidió a final de la década de los 80 recoger velas hacia Murcia y Alicante capital, liquidando su delegación de Elda y poniendo fin a una fructífera relación de muchos años de contar con páginas pro­pias. Hoy, Información ofrece diariamente una edición comarcal para el Medio Vinalopó con Elda como cabecera de una amplia zona que abarca desde Villena a Monforte del Cid.

 

Último número de Alborada, revista actual que se dispone este año a editar su número 50.

Con la llegada de los primeros ayunta­mientos democráticos, surge también la ne­cesidad de informar de cerca de la actividad municipal. Comienzan a nacer los B.I.M. (Boletín de Información Municipal) y Elda no iba a ser ajena a ese proceso. Así, en abril de 1981 aparece el primer número de Vivir en Elda. Al principio como publicación quince­nal y desde finales de los años 80 como periódico mensual, el hecho que fuera gratui­to facilitó su fuerte implantación en la ciudad manteniendo una tirada importante, aunque también, soportando a menudo la acusación de excesiva dependencia del poder político de cada momento. A su favor tenía la volun­tad de ir ampliando el abanico de informacio­nes interesantes para el ciudadano, incorpo­rando otras de interés creativo o divulgativo y admitiendo a numerosos colaboradores a lo largo del tiempo. Editado al principio por la concejalía de Información, en 1987, cuando el Ayuntamiento crea EMIDESA, la respon­sabilidad pasa a ser de la nueva empresa municipal, que también pone en marcha la emisora municipal Radio Vivir, y una década después Vivir Televisión que, tras haberse beneficiado hace un par de años de una fuerte inversión en medios técnicos e instalaciones, y por hoy la estrella del holding municipal, cuya última incorporación ha sido vivirdigital.com, periódico digital en Internet que se nutre de la información municipal y local recabada al día para la radio y la televión. Coincidiendo con el fuerte impulso de televisión, la dirección política de EMIDESA decidió darle un importante giro a Vivir en Elda reestructurando sus contenidos y poniéndolo a la venta. Consiguientemente, su tirada y. por tanto, su repercusión en la ciudad han disminuido sensiblemente. Vivir en Elda ha alcanzado este año sus 25 años de existencia, efeméride que se está celebrando, entre iniciativas, con una serie de números especiales.

En la segunda mitad de la década de los 80 se producen en Elda otros intentos de sacar adelante publicaciones de ámbito local. Pueden destacarse en este aspecto los dos números de Adellum, revista literaria editada en 1987  por la Sociedad Cultural El Seráfico, o el medio centenar que pondría en la calle Vinalopost en 1989, primero como semanario de información local y poco más tarde como revista cultural de ámbito comarcal. Después de luchar durante un año por encontrar su espacio, Vinalopost desapareció, probablemente, por causas parecidas a las que provocaron, quince años antes, la desaparición del Nuevo Ciudad Vinalopó. Son de reseñar también durante estos años algunos intentos de cuajar publicaciones publicitarias como Publivalle (antecedentes de lo que hoy son El Chollo o Publiocasión) e incluso algunos fanzines juveniles como Pssst o Vaya valle, propios de la efervescencia juvenil que desencadenó la movida madrileña con sus tribus urbanas y el auge del cómic como medio de expresión.

Como ejemplo de fanzine hecho posterior­mente con más medios podemos citar el n° 0 de Cuartoymitá, que acompañó a la revista Alborada el año 2000 y que posteriormente se recicló en la revista digital mixturas.com, aún accesible en la red.

 

Página de entrada de vivirdigital.com y Plaza Castelar, dos experiencias de prensa local en la red.

A principios de la década de los 90 surge otra cabecera que enlaza con la tradición de revistas culturales en Elda. Es Alebus, revista de investigación sobre temas arqueológicos e históricos que puso en marcha el Museo Arqueológico y que, a trancas y barrancas, ha conseguido editar media docena de números con temas muy variados que rebasan el puro interés local, ya que la publicación se abrió desde un primer momento a temas relaciona­dos con otros municipios de la comarca y de la provincia. Salvando las distancias en el tiempo, los objetivos de Alebus coinciden en parte con los de la Revista del Vinalopó, publi­cación de carácter anual de ciencias sociales que edita desde finales de la década de los 90 el Centre d’Estudis Locáis del Vinalopó y que suele incluir siempre algún estudio sobre Elda.

En 1995 vuelve a animarse el panorama de la prensa comarcal. Desde Elda se lanza El Periódico Comarcal, más tarde conocido como El Comarcal. El nuevo semanario retoma otras experiencias anteriores, pero consiguiendo esta vez una mayor permanencia, con un planteamiento de economía de medios y captando el interés existente por la informa­ción deportiva, incluidas las categorías infe­riores, completando la oferta con informa­ción general y cultural de Elda, Petrer, Monóvar y Sax. El Comarcal consigue estabilizar­se y atravesar la frontera del año 2000 hasta que, a principios de 2004, la empresa editora, Notivalle, adquiere la cabecera de Valle de Elda, centrándose desde entonces en la ges­tión y renovación del añejo semanario, eco­nómicamente mucho más productivo, aun­que no abandona del todo el proyecto de El Comarcal, que un año después pasa a ser una publicación mensual. El hueco semanal deja­do en la información deportiva lo retoma poco más tarde otro nuevo semanario, El Récord, que ha vuelto a ampliar el catálogo de publicaciones periodísticas, al que hay que añadir la revista mensual Elda Deportiva, en formato cuartilla y de distribución gratuita, que de momento se encuentra paralizada.

La revista Vinalopost consiguió editar medio centenar de números entre 1989-1990, primero como semanario de información local y luego como publicación cultural de carácter comarcal.

Con el objetivo fundamental de informar y difundir las actividades del Museo del Calzado, en el año 2003 nace Calzarte, una cuidada publicación a todo color y de perio­dicidad semestral. Y con un paréntesis menor en el tiempo, tres meses, y también con una generosa utilización del color y el papel de calidad, hay que dar cuenta de la aparición de Elda, economía, sociedad y empleo, una nueva revista impulsada por IDELSA como conti­nuación del suplemento que venía sacando el periódico municipal. Con difusión gratuita, su primer número, correspondiente al primer trimestre de 2006, se estrenó con un mono­gráfico sobre el futuro del sector calzado en nuestra ciudad.

Portada del primero de los cuatro números extraordinarios con los que Vivir en Elda celebra este año sus 25 años de existencia.

En conclusión, Elda ha sido y sigue siendo una fuente generadora de publicaciones periódicas. A pesar de la decadencia evidente de la letra impresa, sometida al imperio de los medios audiovisuales, cada vez resulta más fácil y económico sacar una publicación a la calle.Y con más calidad. Lo permiten la cons­tante evolución tecnológica de los medios de impresión y la cada vez mayor asequibilidad a todo tipo de usuario de los programas informáticos de maquetación. Para quien quiera arriesgarse en alguna experiencia pe­riodística, facilita también mucho las cosas la feroz competencia que existe en el sector de las artes gráficas, sumido en un largo proceso de reconversión, que también está dejando muchos cadáveres empresariales por el camino. Pero para no finalizar con fiambres, celebramos el reciente alumbramiento de Deep, publicación mensual de ocio y tendencias, hecha en Elda que nace con vocación de estabilidad y gratuidad, con el apoyo del mercado publicitario. A ver cuánto dura.

 

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