Usted no sabe con quién está hablando, usted no sabe quién soy yo…

Estas palabras, que simbólicamente utilizamos, podrían pertenecer a cualquier discurso de Font de Mora, Camps o Aznar. Así podrían empezar a dirigirse, o bien a José Luis Santiago, el célebre represaliado del I.E.S. “Las Norias” de Monforte, o bien al Juez Garzón, o a cualquiera de nosotros que no les fuéramos personas gratas. Sí señor, aquí se tiene que demostrar quién manda, quién tiene el poder, político o económico o los dos a la vez, y de cómo hacerlo ya veremos.

El conseller Font de Mora.
El conseller Font de Mora.

Lo de la Memoria Histórica, que no es castigar a los represores sino rehabilitar el buen nombre de los represaliados, y allá donde se pueda y a petición de sus familiares rescatar los cadáveres que se puedan identificar y que su familia proceda con ellos de la forma que estime conveniente, los “abajo firmantes” no vemos por qué tiene que escandalizar a nadie, pero al igual que el exhibir una foto al revés del que será tristemente recordado por generaciones venideras, el Sr. Font de Mora -que incluso a nosotros nos pareció una actuación simpática-, a los “no saben con quien están ustedes hablando” les fastidia y rápidamente actúan. ¿Cómo actúan? Vamos a verlo.

Vamos a empezar por el Sr. Director del I.E.S. “Las Norias”. Reincorporado D. José Luis a su trabajo después de cumplir los 20 días de suspensión de empleo y sueldo en el I.E.S., se presentan dos inspectores en el centro. Este proceder de la inspección nos parecería lógico si en todos los centros se efectuara; pero no, este es el único caso que sabemos de lo que va de año y sospechamos de que no es casualidad. ¿Qué se busca en la inspección? Los inspectores no se centran en si alguien se ha aprovechado de su cargo para enriquecerse, si ha defraudado algo o si ha cometido alguna ilegalidad. No señor, se dedican a escudriñar cualquier error administrativo o de forma que, sabiendo a ciencia cierta que no ha beneficiado a nadie, sea suficiente para volver a represaliar a D. José Luis y demostrarle el sr. Font de Mora “quién es él”.

Con el Juez Garzón, a lo de la Memoria Histórica se le suma el caso “Gürtel” y ahí si que tienen razón los Camps, los Aznar, la sra. Aguirre y el pobre Mariano (no el corto, solamente el mediocre) para preocuparse… ¿Y qué hay que hacer? Lo que se pueda por salvarse y crear un clima en el que parezcan “intocables”. Lo primero, tratar de invalidar las pruebas (más abajo volveremos a este tema); lo segundo, amedrentar a todo el que los acuse, bien sea juez, político o rector de Universidad y advertirles “no saben ustedes con quién se la están jugando”; y lo tercero, organizar en su defensa un coro de comentaristas, de insultadores y de “sus políticos” para intentar convencer a la ciudadanía de que como tienen muchos votos tienen razón, y los que opinamos que son unos “presuntos” estamos atentando contra la democracia y así convencernos de que efectivamente “no sabemos con quién estamos hablando” y agachando la cabeza volvamos al redil.

No estamos seguros pero creemos que fue Bertolt Brecht quien profetizo “si eres culpable, búscate un sinvergüenza de abogado, pues el sabrá los agujeros de todas las leyes”. A pesar de que pueda ser legal la anulación de las escuchas en prisión hechas sobre el caso “Gürtel”, la cuestión es que aportaban pruebas, y si comparamos con el caso de las detenciones a los cuatro abogados vascos por orden del Juez Grande-Marlaska, porque “considera que los abogados han podido actuar de enlaces entre presos de E.T.A. y la organización” y que todo el mundo aplaudimos y con razón, ¿por qué no se pudo considerar que los abogados del caso “Gürtel” podían actuar de enlaces entre los imputados y su organización? Es posible que exista un agujero de la ley, pero las escuchas aportaron verdades y pruebas aunque después hayan sido invalidadas.

Efectivamente “no sabemos con quién estamos hablando”, pero a pesar de los pesares seguiremos en la brecha y luchando por el cambio de valores de esta sociedad, en la que somos capaces de elevar a los altares al “presunto encubridor de pederastia”, Benedicto XVI, y elevar a los otros altares, los de la Generalitat al, “simplemente presunto” señor Camps.

Aunque personalmente no os conocemos, Garzón, José Luis, estamos con vosotros.

Francisco Fernández Arevalo y Antonio Bernabé.

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