A principios del verano se anunció en la prensa alicantina a bombo y platillo la llegada del AVE a Alicante. Desde entonces en la estación de Elda-Petrer nos quedamos sin la mitad de los trenes que circulaban habitualmente. Como eran de alta velocidad, no podían entrar en una pobre estación de «baja velocidad» como la nuestra. Y por unas novísimas vías que habían construido cerca de Bolón pasaban de largo en busca de la flamante estación de Villena AV, que, paradojas de la vida, no se encontraba en Villena, tal como su nombre rezaba, sino en medio del campo. Después de las consiguientes protestas (entre ellas, la nuestra), los ayuntamientos afectados consiguieron que la empresa de autobuses que realiza los servicios habituales del Medio y Alto Vinalopó (Subús) adquiriera el compromiso de poner un autobús que, después de recorrer Elda, Petrer, Sax y Villena, llevara a los pasajeros a la nueva estación que estaba -y está- en medio del campo.

Al principio pusieron un autobús grande, pero ante el «éxito de público», lo rebajaron a un microbús, que es el que ha circulado casi todo el verano… eso sí: vacío (excepto el conductor). Al menos eso es lo que hemos observado las veces que lo hemos visto andar por Elda y Petrer. Incluso una vez que conseguimos llegar a la «estación del campo» en vehículo particular (unos 30 km de Elda y media hora por cada trayecto), vimos salir pasajeros del edificio principal, pero allí no había ningún microbús esperando (¡ni tampoco taxis!). Suerte que los esperaban amigos o familiares… Al preguntarnos por qué no les aguardaba el microbús, decidimos informamos en la estación de autobuses del Vinalopó del horario del susodicho servicio: resulta que no hay autobús a todas las horas en que hay tren. Es decir, hay siete trenes diarios en cada sentido (por lo tanto, catorce) que paran en Villena AV, pero sólo hay cinco autobuses que salen de Elda entre lunes y viernes, seis que vuelven, y todos se reducen a dos los sábados y tres los domingos (de ida y vuelta). Con las paradas correspondientes, al autobús se le van 50 minutos en cada trayecto (según el horario oficial); es decir, que lo que gana el AVE corriendo a velocidad absurda, los perdemos paseando en microbús por el Alto y Medio Vinalopó.

Mientras tanto, en la estación de Elda-Petrer, que sólo conserva las líneas de Barcelona-Valencia-Alicante-Murcia y Ciudad Real-Albacete-Alicante, los dos trenes diarios de esta última línea están sobreexplotados porque los usuarios los aprovechan para enlazar con Albacete y Alcázar de San Juan para poder ir a Madrid (y a otros destinos como Gijón, la Coruña, etc). Ya hemos descubierto, pues, donde están los antiguos pasajeros de los cómodos y rápidos Alvia que circulaban antes por la estación de Elda-Petrer (si es que no se van, marcha atrás, a Alicante para volver a atravesar el Vinalopó rumbo a Madrid). Total, que el tiempo que se debe emplear ahora para llegar a Madrid ha pasado de unas tres horas a cinco. ¡Magnífico! Y todo lo debemos al AVE. ¡Qué gran avance! ¿Y el AVE a quien lo debemos? Pues como dijimos en nuestro anterior artículo sobre este tema («Érase una vez una estación: Elda-Petrer»), los debemos a los sucesivos gobiernos del PSOE y el PP en Madrid, que siempre han apostado por las grandes obras ferroviarias (¿para sacarse sus comisiones?) en detrimento de las líneas de cercanías y de media distancia, que han ido cerrando paulatinamente, justo las líneas que más pasajeros acogen.  Y, si no, que pregunten a los directivos de Renfe por qué lanzan tantas ofertas para llenar los trenes AVE y no hacen igual con los otros trenes. Es lo mismo que hacen los supermercados cuando algún producto no tiene salida: lo ponen en oferta. Pues así estamos con el AVE: ¿quién da más?

Brauli Montoya

Compromís-Elda