Todos hemos oído la popular frase de que todos los políticos son iguales, pero créanme si les digo que después de 20 años en este mundo de la política nunca he visto muchos políticos que sean iguales. Los he visto que se creían estar por encima de los demás y luego se han dado cuenta de que cuando se les acaba “la poltrona” no son más que cualquiera del resto de los ciudadanos. He conocido los que traicionan y se venden por el carguito de turno y que todavía no saben que la política tiene fecha de caducidad: los que nos cuentan justo lo que queremos oír aunque sepan que nos están mintiendo, validando su falso discurso por conseguir un rédito político. Aquellos que en dos días dedicados a la política se creen los inventores de la misma y que todos les debemos pleitesía porque todo lo bueno del
mundo es gracias a ellos, sin respetar a las personas que confiaron en ellos y argumentando lo inexplicable para que su conciencia quede engañada por sí misma y puedan dormir por las noches. ¡Qué patas más cortas tienen éstos!
Existen aquellos que simplemente se creen mejores que los demás, que se tejen un traje de mentiras para aparentar ser la blanca paloma que un mundo en guerra necesita, menospreciando a sus alrededores porque sólo ellos son capaces de gobernar el mundo. Eso sí, un gobierno al que se llega no por el trabajo, ni siquiera porque una gran masa social crea en ellos. No, quieren llegar al gobierno por ser amigos de éste o aquel, como tantos populares personajes que sin más valía que su ego llegan al primer plano de nuestros televisores.
Y por qué no hablar de los dictadores camuflados, aquellos que gobiernan como una apisonadora sin mirar si chafan leales o infieles, niños o mujeres, si machacan a los más necesitados y priorizan a los más favorecidos; los que gobiernan con el porque lo digo yo y sobra, dejando una lista de cadáveres por el camino que llegado el momento se les aparecerán como si de espectros fantasmales se tratasen, haciéndoles pagar por sus pecados con su guadaña afilada.
Sí, este es el panorama que todos creemos que existe en la política, pero por suerte no todos son de esta calaña. Existen aquellos que no se venden ni traicionan a sus compañeros por un simple cargo caduco, los que no aspiran más que a trabajar por conseguir un pueblo de mayor calidad de vida, los que piensan que la remuneración
de los políticos debería ser más ajustada y sobre todo que no se deberían prorrogar los cargos más de ocho años. Aquellos políticos que piensan en ayudar a los más desfavorecidos, pensando en los más mayores y los niños, trabajando por la sanidad, la educación y el trabajo y no escudándose en que depende de la administración central esos temas; que buscan alternativas industriales, qu gobiernan para los de arriba, para los de abajo, para los de la izquierda o la derecha,
que se centran en gestionar porque saben qué y cómo se hacen las cosas, si prometer lo imposible, simplemente porque son personas antes y después de la política.
De verdad, tengamos esperanza porque quedan políticos que piensan en la unión de todos para salir de esta lamentable situación creada por los que no viven la auténtica realidad, que creen en el progreso de la sociedad y en el respeto, que piensan en la democracia y la Constitución, sin miedo a modificar y rectificar todo lo obsoleto, pero siempre por el bien de una mayoría y no por el propio interés.
Identifiquemos a cada clase de político y a cada persona, decidamos quienes queremos que nos gobiernen. Yo ya lo he hecho y seguiré a la que reúne todo lo bueno de las personas y no todo lo malo de los políticos porque, como les he contado, todos los políticos… no son iguales.
Francisco Javier Vidal
Responsable Organización UPyD Elda