Mostrarse partidario de Europa no es lo mismo que dar el visto bueno a la actual Europa. Para nada. En UPyD nos declaramos decididamente europeístas, pero eso no incluye, desde luego, la defensa de una instituciones europeas al servicio de las élites financieras; ni la admisión de dos Europas: la del centro y norte, más próspera económicamente, y la de la periferia, atosigada y, por qué no decirlo, saqueada desvergonzadamente por instituciones supuestamente al servicio del ciudadano europeo (la Comisión y el Banco Central Europeo que, junto con el controvertido Fondo Monetario Internacional conforman la Troika)
Tampoco incluye en nuestro concepto de Europa que el peso de los rescates financieros de los bancos recaiga precisamente en aquellos sectores de la sociedad más vulnerables y que, obviamente, nada han tenido que ver con aquellas decisiones tomadas por los lumbreras de
las finanzas y que terminaron por arruinar un banco tras otro. Asimismo, nos parece intolerable que, compartiendo una misma moneda, un país llegue a pagar un 7% más por su deuda que otro. No es momento ahora de enumerar y analizar los muchos desaguisados que ha comportado la unión monetaria; a la vista está que las cosas no se han hecho bien. Es por ello que UPyD propone medidas como las siguientes para evitar estos desequilibrios económicos:
-Otorgar al Parlamento Europeo plenas competencias legislativas, así como un control sobre el resto de instituciones europeas, en especial la Comisión Europea y el BCE, auténticas responsables de la arquitectura financiera del continente. No olvidemos que el Parlamento es la única institución constituida democráticamente.
-Establecer una Unión Bancaria que incorpore la mutualización de la deuda provocada por las crisis bancarias, incluyendo la generada por el rescate bancario español. De este modo, los posibles agujeros de los bancos se cubrirían con dinero procedente de los propios bancos con la supervisión del BCE. Se trata de que los ciudadanos no volvamos a pagar los rescates estratosféricos de los bancos.
-Asimismo, es crucial fijar una política fiscal común, evitando así que los Estados miembros tengan que competir entre sí con políticas fiscales diferentes. En el caso de España, se han subido impuestos como el IVA y se ha procedido a una devaluación interna (sueldos, sobre todo) para aumentar la competitividad económica del país y todo ello, por supuesto, a requerimiento de la Troika.
-Separación de las actividades propias de la banca comercial de las de la banca de inversión, para evitar la repetición de crisis financieras.
Por eso son importantes las próximas elecciones al Parlamento Europeo, porque todo el retroceso del Estado del Bienestar al que estamos asistiendo viene impuesto por Europa. Hay que luchar por un mayor control democrático sobre la política económica de la Unión, y eso se logra con más unión política. Europa tiene que dejar de ser únicamente un mercado; la economía debe ser un medio para alcanzar una sociedad más próspera y más justa, nunca un fin en sí misma. En definitiva, ha llegado la hora de pronunciarse acerca de cómo queremos que se gestione la crisis… y los ciudadanos de Petrer somos tan europeos como los de Berlín, París o Roma. Informémonos, analicemos y decidamos.