“Bienvenido, Mister Camps”. Se impone el título en referencia, claro está, a aquella extroardinaria película del maestro Luis García Berlanga. ¿Por qué? Pues porque éste es el Camps —“Me llamo Camps, Francisco Camps”, a la manera del film Forrest Gump— del que tanto se esperaba en este pueblo en las elecciones municipales y autonómicas pasadas y que tan poco nos ha traido. Claro que, a “lo mojo”, como decia su antecesor, este lunes viene cargado de regalos. Bien nos vendrían. Que se lo pregunten, si no, a los esforzados concejales del PP que tendrán que gestionar con la mitad del dinero que el año pasado (noticia “triunfalista” de este fin de semana).
Mr. Camps no nos traerá nada. Pero, a diferencia del Marshall de la película de Berlanga, él no pasará de largo. Él descubrirá una placa —¡oh, enorme honor!— diciendo que ha estado aquí inaugurando algo que es poco más que un chiringuito, del que yo no seré quien diga que es de dudosa utilidad —hay otros, especialistas en gestión de la Policia Municipal, que lo dicen y con razón— y del que sí que diré que no resuelve nuestros enormes problemas económicos, de paro, de empleo basura, de paralización del desarrollo municipal, de fracaso escolar, etc.
Mr. Camps no pasará de largo sobre todo porque como un zombi político que es —digan lo que digan las encuestas— necesita reivindicarse por los pueblos en actos serviles que los suyos le montan con motivo de lo que sea: una primera piedra, la firma de un convenio que despues no tendrá fondos, un chiringuito, un barracón escolar, el parcheo de una calle, o… (complételo Vd. mismo). Mr. Camps necesita darse baños de multitudes para que el No-Do de Canal 9 dedique más de media hora a la noticia. Así que, ya saben, petrerenses, si son sumisos y fieles al poder, por “gurtelizado” que esté, vayan a ver, pero tapandose las narices, la magnífica entrada al pueblo de Mr. Camps.
Sepan de antemano, no obstante, que Mr. Camps llevará un traje impecable (y en uno de sus bolsillos la factura de donde lo compró), no vendrá en un Ferrari Testarrosa, ni en yate —la rambla de Petrer no tiene suficiente agua—, no lo acompañara el Papa de Roma, aunque puede ser que se deje caer algun obispo, y no nos dirá que somos más que amigos y que nos quiere un huevo, aunque lo piense cariñosamente.
Yo no iré. Prefiero imaginarlo. Como decía Joan Fuster, “en esta vida hay ciertas cosas que antes de experimentarlas ya sabemos que son una estupidez”. Así que desde mi fantasía cinematográfica me representaré la escena: Pascual Díaz, Enrique Torregrosa y Óscar Payá en lugar de los grandes cómicos españoles José Isbert, Manolo Morán y Alberto Romea; y Pepa Villaplana y M. Carmen Chico de Guzmán ocupando los papeles de Lolita Sevilla y Elvira Quintilla. Y a todos ellos cantando el famoso pasodoble:
“El tio Paco
viene a Petrer con alegría
Con la factura
del traje nuevo que compró un día.
Lo recibimos
Francisco Camps con alegría,
olé mi madre,
olé mi suegra y
olé mi tía.»
Ya sé que los “ripios” no son mi fuerte, pero tampoco hace falta mucho más para imaginar la escena. La realidad es que billetes, lo que se dice billetes, Mr. Camps, al igual que Mr. Marshall, dejará muy pocos en Petrer, aunque ese argumento le sirviese a algunos para pedir el voto y a otros para votar al PP y hacerlo ganar las elecciones municipales pasadas. Ay, que sufrida es la democracia.
yo no se si vino con alegria pero irse se fue rapidico